Cuerpo

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A mitad de esa noche se miraban en la oscuridad. Izuna por su Sharingan podía ver perfectamente los ojos rojos resplandecientes de Tobirama y el albino podía sentir perfectamente el cuerpo de Izuna sobre el suyo.

Tobirama alzó su mano y Izuna movió su cara contra está sintiendo lo fría que estaba pero aún así se acurrucó y la beso unos minutos para después volver a apoyar su cara en esta. Otra vez volvió a ver la mirada de Tobirama y pudo ver qué apesar del peligro lo miraba con deseo así que a modo de "castigo", más con la intención de provocar, mordió su mano de manera juguetona y rio.

- ¿Que pasa?- Pregunto el albino- ¿Me tienes miedo que me muerdes?-

- ¿Quien te tendría miedo, Senju de mierda?-

- No lo sé- se sentó y quedó más cerca de Izuna- Quizás tu-

- No te tengo miedo- Dijo Izuna y el otro lo acerco aun más a su cuerpo agarrándolo desde su trasero lo que lo hizo dar un pequeño suspiro de sorpresa

- ¿Seguro?- Pregunto muy bajo

Lo miro de manera detenido y se pegó más a él- No-

Lo agarro de la nuca y beso su mejilla aunque ambos sabían que iban a hacer para un acto tan inocente. Sabía que no había vuelta atrás cuando estaba sobre el otro sin su pantalón y dejando que besara su cuello.

- ¿Nervioso, Uchiha?- Pregunto Tobirama

Era su primera vez con un hombre, por supuesto estaba nervioso pero su orgullo no le permitía admitir tal cosa- No-

A partir de la noche en que habían peleado. Izuna sacaba el espejo de su habitación al pasillo o incluso lo dejaba en el patio trasero cuando Tobirama no estaba. El reflejo siempre era evitado por una colcha vieja que Izuna había encontrado. Y Tobirama siempre lo devolvía a su lugar cuando Izuna dormía

La razón de este rechazo era porque Izuna odiaba verse en el espejo. Tal vez el hecho de que Tobirama lo hubiera asesinado estaba mal pero le estaba concediendo volver a tener una vida sin guerras y a su lado. Izuna sentía que no estaba valorando aquello y se sintió mal consigo mismo.

Intentaba sobre todas las cosas no verse en el pero el Senju tonto se lo devolvía. No pensaba explicarle porque no quería el espejo, tenía vergüenza y un orgullo muy grande.

Ese día estaba lloviendo así que no podría salir a despejarse con el paisaje. Sería todo un día en la soledad de su habitación hasta que Tobirama se fuera por la tarde dejándole el paso libre a la cocina para poder robar comida para su desayuno, almuerzo y cena.

Ordenaba cualquier cosa que encontraba en el suelo y cuando ya no había nada sacaba sus frasadas para tirarlas al suelo, comenzando todo de nuevo. La colcha que impedía el reflejo seguía ahí cumpliendo su importante función

Una punzada en su muslo le impidió continuar y se vio obligado a revisarse su muslo. Tenía una cortada no tan profunda pero si morada que dolía mucho, hizo caso omiso a una revisacion decente y se puso un parche improvisado en la herida, había tenido heridas peores a esa así que podía aguantarla. Dos preguntas se albergaron  en su cabeza y era: ¿Las cicatrices de sus anteriores batallas seguian ahí? ¿Era ese en verdad su cuerpo?

Para poder contestarsela a si mismo se sacó toda su ropa y analizó su cuerpo. Efectivamente era su cuerpo pues tenía la cicatriz de su última batalla pero eso ocasionó otra pregunta: ¿Por qué tenía ojos si se los dio a su hermano?

Abrió sus párpados más de lo cuenta para poder revisarlos pero su momento de crisis existencial fue interrumpido cuando Tobirama entró a la habitación encontrándose con su cuerpo completamente al descubierto

El regreso de Izuna (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora