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El martes llegó, era temprano, ambos directo a sus colegios, tomando un bus para llegar rápidamente y no se les hiciese tarde, los autobuses estaban en la avenida, ambos miraron el lugar donde conocieron a aquel chico con el que se les haría un nudo de emociones en el estómago.

 
Esperaban el paso que les cedería el semáforo, aquellos chicos del lado de la ventana, solo querían volver a coincidir una última vez.

 
El semáforo marco en verde y los autobuses avanzaron, miraban como aquellos pasaban al lado del otro, en el momento no se habían dado cuenta cuando estaban enfrente, levantaron la mirada encontrándose con su atracción, con su pensamiento, con su algo que les hizo sentir la necesidad de voltear, tocaron el vidrio de la ventana con la esperanza de que parara todo en ese momento, desafortunadamente no paso así, ambos autobuses avanzaron y se alejaron.

 
Llegaron a sus colegios y no dejaban de pensar en su encuentro momentáneo, querían verse otra vez pero no así, tan repentino, tan rápido, tan difícil el contacto, se necesitaban.

 
Paso el día eterno para ambos, lamentablemente uno de ellos no esperaba quedarse más tiempo en la escuela, le arruinaba sus planes, tendría que pensar en algo o apurarse para salir rápido.

 
Aquel chico de cabello rojo estaba frustrado por lo mucho que tenía que hacer, pensaba que no acabaría en su tiempo y tendría que esperar más horas o días para verlo.

 
Pasaron dos horas, el pelirrojo salió corriendo demasiado rápido para ver si podría encontrarlo. Llegó a la gran avenida, estaba algo vacía pero el estaba ahí, el en su extremo, aquel chico que lo hacía sonreír aunque no supiera de el, el opuesto estaba sentado en el suelo, tenía una flor en mano, parecía un girasol, era un poco grande, era hermoso. El chico se levantó triste y dejo el girasol en el suelo, llegó a la parada y tomo el bus, subió y se sentó en los asientos de en medio, el pelirrojo quería impedir que subiera pero era demasiado tarde, el bus había partido y apenas estaba el semáforo peatonal en verde, corrió y tomo el girasol, lo miro con amor y tristeza, estando a una calle de distancia y no pudo verlo de nuevo, abrazo delicadamente la flor y sintió un papel pequeño, lo desdobló y tenía una mini nota









"Se que no nos conocemos, pero, quisiera hacerlo, te esperaré aquí las veces que sea necesario"







Simplemente sonrió por dicha nota y la guardo en su mochila, la flor la llevaba orgulloso, era para el, lo sabía, solo que, le hubiera gustado que se la entregará en persona.

Nuestro Hilo RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora