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El semáforo marco rojo para los autos y verde para peatones, el pelirrojo tenía tanta emoción que no se dio cuenta que no se había movido de su lugar, estaba estático, no sabía que hacer, sus piernas no respondían, miro sus pies y estaban inmóviles, estaba entrando en desesperación cuando vio unos tenis Converse negros y blanco frente a el.

Levanto la mirada y lo encontró, a menos de 1 metro de el.

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Lo tenía enfrente, era hermoso, sus manos temblaban de la emoción y del pánico, el otro chico solo sonreía, metió sus manos en sus bolsillos y su rosa salía de una de ellas, parecía demasiado feliz, no hablaba y solo lo miraba. El pelirrojo no paraba de mirarlo, sonreía tanto que hasta le dolía la carita.


No supo en qué momento cayeron lágrimas de sus ojos, el chico de las mechas verdes sonreía pero lo miraba triste, no sabía que decir ante esta acción del opuesto.


El pelirrojo secó sus lágrimas y sorbo su nariz, miro aquellos ojos, aquella mirada, aquel gesto, esa hermosa persona de la cual se enamoró sin hablar, sin comunicación, sin nada, solo verse, el choque de aquel día, solo eso hizo que se perdiera en el profundo amor a distancia que se tenían.


Aquella distancia fue menos, era nula, el chico de mechas verdes dio un paso más, estaban a nada de distancia, saco la rosa y la miró, sonrió, se inclino un poco a el otro, se notaba su emoción.

-Te espere tanto, que ahora que estás frente a mi ... No se que hacer ...

El castaño con las mechas sonrió. El de cabellos rojizos le entrego la rosa a su amor, el otro no la acepto, solo giro la cabeza en señal de rechazo. Esta acción hizo que el que la entregará se sintiera confundido.


Ignoro aquella acción y se acerco, el castaño era más alto que el. Se colocó de puntas y se acerco a su rostro, espera que el otro respondiera la acción, y así fue, se acercó, cerraron sus ojos y ...


Nada ... No sintió nada.


Abrió los ojos y el seguía ahí, no sabía porque no sintió esos labios, ese aroma, no sentía su olor, lo trato de tocar pero no lo sentía. Lo miro y el otro sonrió, miro como movía los labios como si dijera algo, no lo escuchaba, se escuchaba como un hueco, no sabía que pasaba, se miro y no tenía la rosa, era confuso, ahora estaba completamente confundido.


El castaño se acercó y solo alcanzó a decirle un adiós con su mano. Ahora todo era borroso ...










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El pelirrojo despertó de un salto, se fijo en la hora, marcaban 4:35 am, se levantó rápido de su cama y corrió a ver el calendario, era viernes, el viernes donde encontró a su amor, el viernes que pasaría todo, aquel día comenzaba su sueño. Ahora no podría dormir, así que espero un poco y empezó a hacer sus cosas antes del colegio.


El día paso rápido, era el mismo día tal cual al inicio, estaba ansioso, salió un poco antes del colegio corrió a aquella avenida, había gente, faltaban 2 minutos para que llegara, su corazón latía demasiado rápido, estaba nervioso.



Llegó, era el, iba con sus converse, con su saco, despeinado, normal, un chico normal, el semáforo marco verde a los peatones y espero al final, camino y espero a mitad de la avenida, el castaño camino y lo vio, se miraron un momento y ...

Aquel chico castaño siguió de largo, no se detuvo, era como si nada hubiera pasado. El pelirrojo lo miro y tomó su muñeca, el castaño giro confundido ...


-Por favor, dime qué me reconoces -susurro el pelirrojo-

-Lo siento, no sé quién eres y que quieres pero me tengo que ir.



El castaño se soltó de su agarre y camino en su dirección.

El pelirrojo vio como se iba, como se alejaba, una lágrima salió por uno de sus ojos, suspiro y sollozo, camino detrás de él hasta llegar a la esquina donde lo espero, vio como se iba, vio como se perdió de su vista.

Solo cerro los ojos y cayeron lágrimas.





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Nuestro Hilo RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora