Mudanza

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Mordred

—Ok... No es por ser grosera pero... ¿Qué haces aquí?

Puse una taza de té verde frente a él, por alguna razón tengo el presentimiento de que no vino únicamente de visita, sobre todo porque nunca informé a mi “Familia” de mi paradero.

—Soy tu nuevo vecino.

—¿Eh?

Definitivamente tiene que ser una broma, ¡Ellos 2 no deben encontrarse o el edificio será derribado!

—¡Mi digna heredera, tendrás el honor de acompañarme el día de...! ¡Faker!

¡Maldito infierno! ¿Acaso Gil no sabía tocar la puerta? Todos moriremos. ¡¿Que hice para merecer esto?! Ah si, maté a mi padre y destruí su reino... Puta madre...

—Oh, que desagradable sorpresa,  Rey de los Héroes. Nunca pensé que alguien de tu... Calibre estaría viviendo en un lugar tan vulgar y corriente como éste. A no ser que toda tu riqueza se haya esfumado y ahora no seas más que un pobre diablo.

—Fuertes palabras, viniendo de ti, Faker. Aunque al menos yo puedo decir que vine aquí por gusto, a diferencia de ti, que viniste huyendo de ti mismo.

Ugh, golpe bajo. Escuché pasos e inmediatamente volteé en dirección a la puerta, encontrandome con mis otros compañeros de piso: Aquiles, Cú Chulainn, Medusa y Enkidu. Claramente vienen a saber el chisme y no los voy echar, pues yo tambien habria hecho lo mismo. Con ese pensamiento, me acerqué a ellos, no quería estar en la línea de fuego de aquellos 2 idiotas. 

—Oi niña, ¿Que sucedió aquí?

Le dirigí una mirada mortal al irlandés, quien ni se inmutó por ello. Un poco irritada le contesté.

—Emiya entró en modo Mamá Gallina para según él, protegerme de la mala influencia de Gilgamesh. Si esto sigue así, tendremos que mudarnos nuevamente.

La mujer estoica de larga cabellera lavanda, inclinó la cabeza, un tanto pensativa por lo que estaba viendo.

—¿Porqué se mudó? Tengo entendido que él tiene una casa propia en donde vive con su familia.

¡Es cierto! No me había detenido a pensarlo pero ella tiene razón. ¿Habrá sucedido algo en su casa? No, no parece probable. De ser así, toda la familia habria estado aquí también, pero solo es él. ¿Habrá peleado con alguien? Eso si parece una buena razón para irse de casa.

—Creo que eso es lo de menos, lo importante es quien ganará. ¡Apuesto por el imitador!

—Lo siento Aquiles, pero creo que mi mejor amigo ganará ésta contienda, después de todo él es el original y no una mera copia.

Oh, mierda. Estos 2 ya comenzarán con las apuestas y si no se ponen de acuerdo, correrá la sangre.

—¡Suficiente! ¡Si van a pelear, que sea fuera de mi departamento!

Todos me miraron como si me hubiera salido una segunda cabeza pero no me importó. Gil se empezó a reír y eso solo me enfureció.

—Oh, pequeña heredera. Te vez demasiado tierna mientras tratas de comportarte como un gobernante.

—¡No soy pequeña! ¡Soy una mujer!

—Oh vamos, ambos sabemos que tienes 8 años.

—¡¿8 años?!

Ese grito colectivo casi me dejó sorda, hice una mueca de disgusto pero ni siquiera volteé a verlos.

—Ugh, puede que sea verdad pero tengo el cuerpo y la mentalidad de una mujer adulta.

—Eso lo dudo mucho niña, nunca has demostrado tal cosa.

Ok, eso dolió. Admito que mentalmente no soy la más sensata y madura, pero mi cuerpo es otra cosa. Ignorando las miradas de asombro de nuestros espectadores, empecé a quitarme la ropa.

—¡Dime! ¿Acaso este es el cuerpo de una niña?

Creo haber escuchado un par de silbidos a mis espaldas, pero mi vista estaba fija en el rostro del rey babilonio. Frente a mis ojos ocurrió lo más extraño que pude haber imaginado...

—¡Mis enseñanzas rindieron sus frutos! ¡Haz perdido toda la vergüenza!

Y si... Él también se desnudó frente a todos...

El Héroe de los Fracasados.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora