Capítulo 5- Nuestro amor no puede morir

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En el quirófano, los médicos hacían lo imposible por salvarle la vida a Can después que Yigit le disparará en la casa de Sanem

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En el quirófano, los médicos hacían lo imposible por salvarle la vida a Can después que Yigit le disparará en la casa de Sanem. Había pérdido mucha sangre puesto la bala se le alojó muy cerca del corazón. Afuera, una Sanem desesperada puesto la vida de su Albatros pendía de un hilo, ella estaba acompañada de Leyla y Emre, quienes llegaron minutos después que Sanem les llamó casi con una voz inentendible producto del pánico, el dolor y el temor de perder al amor de su vida. 

- Estoy con Can en el hospital, Yigit le ha disparado y está siendo operado en este momento, por favor, no me dejen sola. Si Can muere, yo moriré con él-,  le decía a su hermana Leyla por teléfono. 

Emre al saber lo ocurrido, puesto estaba muy cerca de su esposa, se levantó de su silla, agarró su chaqueta, las llaves del carro y salió a grandes pasos del lugar que era su hogar. -No puedo perder a mi hermano-, decía Emre en medio de sollozos mientras iba al volante. -Él regresó para recuperar su vida junto a Sanem y aclarar todo, para desenmascarar a ese maldito de Yigit y ahora estoy por perderlo. No, Alá, por favor, concédenos la oportunidad de estar juntos, de disfrutar de esta hermandad por más tiempo, no permitas que mi hermano muera, no más dolor para él ni Sanem, no se lo merecen-. Leyla estaba a su lado tratando de mantenerse fuerte, pero ver a su espeoso desgarrado del dolor, la partía por dentro.

Mientras tanto, en el otro quirófano, Yigit, el nombre que usó para embaucar a todos, también luchaba por vivir, Sanem le había disparado en defensa propia justo en el diafragma, lo cual comprometía su corazón, pero a diferencia de Can, a quien todos amaban, nadie se preocupó por saber de él, solo había policías estaban custodiando aquel infeliz, ni siquiera su hermana Polen mostró un ápice de interés cuando la enfermera le llamó para ponerle al tanto de lo ocurrido. 

- ¿Buenas tardes, hablo con la señora Polen?. Le hablamos del hospital Medical Park Fatih Hastanesi para informarle que el señor Yigit Utku, está en graves condiciones de salud, él recibió un disparo y está siendo intervenido quirúrgicamente. Necesitamos que un familiar se haga responsable ante lo que pueda ocurrir.

Ante lo comentado por la enfermera, Polen, mujer de mal corazón, dijo: - Por mi pueden hacer lo que quieran con ese hombre, es un delincuente común y no expondré mi imagen por él. Alá tome la mejor decisión si lo deja vivir o se lo lleva de este mundo de una buena vez-.

-Pero, señora-, decía la enfermera... Es importante que... 

Buenas tardes, y por favor, no vuelva a marcarme- decía una Polen altiva e indiferente. Y cerró la llamada.

Del otro lado, Can estaba siendo operado por el mejor equipo de médicos del nosocomio. -Pinzas, tijeras, gazas, separadores...- decía el cirujano cardiovascular más reconocido de todo Turquía, Baris Ozdemir, un hombre de 45 años, de piel morena y de mirada expresiva, con algo de canas producto de tanto trabajo. Cada minuto que pasaba era clave para salvar la vida de Can. Justo cuando todo parecía estar bajo control, la presión y ritmo cardíaco de Can comenzaron a descender, entrando en un inminente paro cardíaco. - Se nos va el paciente, hay que reanimarlo, entró en paro, rápido, es necesario hacer uso del desfibrilador, apártense. 1,2,3...reacciona, 1,2,3...reacciona 1,2,3, reacciona. Vamos a darle un masaje cardíaco, no reacciona....

Decidido a reconquistarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora