15 : EPÍLOGO

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GOTEANDO AMOR

[ Es muy tarde para escapar
del juego que tú empezaste. ]

Si sus padres se habían enterado o no, ya no le interesaba. Su hermano seguía llevando a Jeno a casa como si nada y tampoco le importaba el si su mamá subía a dejarles bocadillos y los atrapaba besándose. Todo en su casa había cambiado, por primera vez ninguno de los hermanos actuaba con cautela y hasta el momento todo iba bien de ese modo. 

Es por eso que tras finalizar la misa, Jaehyun y Yuta se habían quedado al interior de la capilla vacía para pasar un momento juntos. El japonés había pasado un par de semanas de regreso en su país para arreglar un par de cosas y se habían extrañado lo suficiente como para decidir encontrarse en la Iglesia aprovechando que sus padres debían asistir y así salir luego en una cita. Sin embargo, no habían podido resistirse a besarse apenas se vieron solos, y como siempre las cosas se habían subido ligeramente de tono.

En ese momento, tenían sus caderas empalmadas y se besaban con deseo y lentitud. Jaehyun sostenía a Yuta por los hombros mientras que las manos de éste estaban jugueteando bajo su camiseta. Estaban inmersos el uno en el otro, sin poder pensar en nada más que en las sensaciones que se provocaban. Olvidaron el lugar en el que se encontraban al punto de no prestar atención al ruido de las puertas abriéndose y de la luz del exterior bañándolos de pronto. 

Se encontraban tan absortos en el amor que se tenían, que no notaron cuando las personas comenzaron a entrar nuevamente en la Iglesia siendo capaces de ver con claridad el íntimo contacto que llevaban. Entre esas personas, para fortuna de Jaehyun, se encontraban sus padres, Donghyuck y Jeno. Todos pudiendo disfrutar del espectáculo que estaban montando sin ninguna clase de censura. 

Donghyuck se tapó los ojos y contuvo una risa. De todas las maneras, esa era la peor en la que sus padres podían enterarse de la orientación de su hijo. Pero ya qué más daba, ahora lo sabían y no les quedaba de otra más que asumirlo. 

Se escucharon claramente las exclamaciones de la mayoría de las señoras mayores ahí presentes y a algunos pidiéndole a Dios por lo que acababan de presenciar. Ésto los hizo separarse por un momento; sin embargo, esta vez Jaehyun no entró en pánico ni intentó detenerse como lo hubiese hecho tiempo atrás, sino que volvió a acercarse a su novio y solo mordió el labio de Yuta para adentrar su lengua en su cavidad bucal para posteriormente permitir que éste se adueñara de sus labios. Se colgó del cuello de Yuta besándolo con fervor y cuando las personas comenzaron entrar, contrario a veces anteriores, Jaehyun sonrió hacia ellas y se dejó acariciar, sin importarle quiénes veían. 

Ya era demasiado tarde para salir de aquel juego que comenzó, solo que ya no quería hacerlo.

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