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Sin siquiera haber llegado a su hogar antes, Jaehyun le había llamado a Yuta para excusarse por la reunión que él mismo había planificado para esa tarde en su casa y poder cancelarla. Ni siquiera fue claro con sus palabras mientras hablaban, y estaba seguro de que el mayor le preguntaría en cuanto pudiese qué significaban los supuestos asuntos importantes que repentinamente se habían aparecido en su vida como para cancelar aquella cita en la que, claramente, ambos esperaban poder concretar ciertas cosas de una vez por todas. 

Apenas el auto de su madre se detuvo fuera a su casa, corrió hasta la habitación de su hermano menor para obtener respuestas. ¿Qué quería decir con que sabía lo que él y Yuta hacían? Solo esperaba que se refiriera a no prestar atención a la misa en lugar de a eso.

—Donghyuck —llamó al menor golpeando con insistencia su puerta—. ¡Donghyuck! 

—¿Qué quieres, Jae? —respondió sin más su hermano, abriendo la puerta.

Jaehyun frunció el ceño y entró a la habitación pasándolo de largo. Se sentó en la orilla de la cama del chico, quien tomó asiento frente a él en la silla de su escritorio y lo observó con excesiva calma, la que contrastaba con el nerviosismo del mayor.

—Soy tu hyung, para empezar. 

—Creí que dejamos las formalidades a los diez años, hyung —dijo rodando los ojos—. ¿Qué pasa? Debo marcharme pronto, ¿puedes apresurarte?

La tranquilidad de su hermano comenzaba a sacarlo ligeramente de quicio. Yoonoh se frotó el puente de la nariz, pensando sobre si dejar pasar o no las faltas del respeto que Donghyuck tenía hacia él, o si enfocarse de lleno en lo que lo traía hasta el chico. ¿Estaría bien ir directo al grano o debería llegar al tema de forma indirecta?

Chasqueó la lengua y sacó el celular de su bolsillo, encendiéndolo y mostrando su último mensaje.

—¿Le dirás a mamá que Yuta hyung y yo dormimos durante los sermones?

Quizá no había sido su mejor jugada decirle algo como eso, pero no había ninguna mentira en ello. Se acercaron mutuamente gracias a que el mayor de los dos se durmió sobre él, y antes de comenzar con su extraña relación era muy común que se acomodaran juntos a dormir e ignorar al sacerdote. Sus padres rara vez volteaban a ver qué sucedía con ellos, así que nunca fue un problema, sin embargo, a su mamá realmente le molestaba que él no respetara sus creencias o se hiciera a un lado de ellas, por lo que el enterarse de que dormía mientras recitaban la palabra de Dios, la iba a ofender más de lo que debería y probablemente se enojaría mucho con él.

De manera rebuscada, Donghyuck podría estar amenazándolo por eso. Lamentablemente, tenía poca fe en que así fuese.

—No sabía eso —dijo con burla el menor. Jaehyun movió la cabeza disgustado—. Vamos, hyung, deja de fingir. Sabes a qué me refiero. 

Ese día Donghyuck no había asistido a la Iglesia como siempre junto a su familia, así que al menos estaba seguro de que no los había visto besándose luego de la misa, no obstante, sí asistió a todas las demás y había una infinidad de otras situaciones, incluso peores, en las que lo pudo haber atrapado enrollándose con el mayor. Estaba en problemas.

—Nos viste... ¿besándonos? —tanteó Yoonoh y su hermano se carcajeó.

—Suenas como un bebé, Jae. Pero si hablamos de besos... Sí, por supuesto que los vi, pero más bien él te estaba comiendo la boca. 

Jaehyun movía con inquietud su pierna con los codos sobre las rodillas. Donghyuck generalmente se sentaba entre sus padres, en las primeras filas, durante el sermón. Sin embargo, solo era cuando su mamá le insistía por que la acompañara al menos un rato; usualmente era más permisiva con él y lo dejaba esperar afuera jugando en su celular o perdiendo el tiempo bajo la justificación de que aún era demasiado joven como para entender lo que quería o las profundas charlas que ahí les entregaban. 

Ah, pero claro, Jaehyun sí podía comprender y aún vivía con ellos, así que a él sí podían arrastrarlo hasta ahí. Aunque, claro, hace bastante tiempo que había dejado de disgustarle acudir a la Iglesia.

—Donghyuck —dijo con suavidad levantándose hasta él—. ¿Qué es lo que intentas?

Yoonoh adoraba a su hermano menor y sabía que el sentimiento era mutuo, pero durante el último tiempo éste se esforzaba en alejarse forzosamente de él y molestarse por cualquier cosa. Quería culpar a la adolescencia, pero de todas formas no lo entendía.

—Yo no intento nada, hyung. ¿Pero qué estás intentando tú? No creo que a mamá le guste enterarse de lo que su hijo favorito hace mientras ella le da la espalda. Así que tú decide, ¿seguirás comportándote como un pervertido sin pudor o buscarás un motel de una vez por todas para irte con tu noviecito? 

Un grito proveniente de la parte baja de la casa llamó la atención de ambos y evitó que Jaehyun pudiese contestarle algo al menor. Su madre estaba llamando a Donghyuck, quien solo tomó sus cosas y se acercó a la puerta.

—Debo irme, Jaehyun hyung. Cuídate —dijo sonriente—. Ah, y ve el lado positivo de todo esto. Tienes la casa completamente sola por hoy, deberías invitar a tu novio, ¿no te parece? O puedes quedarte encerrado pensando en lo que te dije.


-ˋ̗ 💦 ˊ̖-

Sinceramente, me gusta mucho escribir Drippin', pero quiero terminarlo pronto, así que intentaré actualizar mucho más seguido de lo que normalmente hacía.

Gracias por continuar leyendo. ♡

DRIPPIN' 落とす YUJAEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora