"¿Estocolmo?... Já. Retorcido. Aquel hombre representaba su salvación y desgracia por igual. Solo hay dos tipos de dolor en el mundo; el dolor que somete y el dolor que te cambia... "
🥇Historia Ganadora de los Shipp' s Awards 2020 en la categoría d...
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—No sé cómo mierda llegaste a esto —Regañó, ¿Qué era, la octava vez? El pelimenta al hombre recostado y malherido en su cama. El doctor a cargo haciendo su trabajo con impresionantes temblores poseyéndole el cuerpo entero — ¡Por favor hombre, no tiembles tanto, terminarás por coserle las pelotas en el vientre! —Regañó ahora al pobre hombre que estaba al borde del colapso nervioso — Aunque, no sería mala idea... Tal vez así deje de ser tan estúpido —El doctor ni se movió y siguió en lo suyo, V en cambió bufó en rabia.
—¿Puedes callarte un puto minuto? — Pidió exasperado de la situación, su rostro un tanto pálido, sudando y con la voz más ronca de lo normal — Prácticamente me están revolviendo las entrañas y tú, con tus mariconerías. Hazme un favor y vete al carajo —El pelimenta chasqueó la lengua en desaprobación.
— Si no fuera por mi te hubieras muerto en la casa de ese mocoso —Señaló en evidente disgusto.
—Me valen mierda tus explicaciones... ¡AH! —Se quejó en dolor y fulminó al doctor cuando la aguja esterilizada dio la primera puntada en su acanelada piel. Sin anestesia, sin nada. El doctor que lo atendía había sido prácticamente raptado por su pelimenta amigo y para que lo curase del navajazo que tenía en la ingle, afortunadamente no había tocado órganos importantes o algo parecido, ni había sido muy profunda. Pero sí necesitaba reposo, atención y curaciones. Había perdido sangre y no por nada ya mismo estaba recibiendo una buena dosis vía intravenosa — Preferible muerto que escucharte. Peor que mi madre... ¡DOCTOR! —Gritó de nuevo con dolor. El pelimenta lo fulminó con la mirada. "Maldito malagradecido, aborto mal hecho" lo insultaba en su mente.
—Bien ya que estas de princesa de cuento, me iré, necesito borrar del mapa a ese mocoso. Me caía bien, debo admitirlo. JungKook estaba dentro de mis mejores partidos y lo acabas de arruinar, bastardo de mierda —Le informó el pelimenta que ya recogía sus cosas dispuesto a irse.
—Suga... —Llamó V, el otro se giró a mirarle impasible, sólo como él podía hacerlo.
— ¿Qué? —Contestó tajante, no tenía la paciencia para tratar con los caprichos de su amigo en ese momento, estaba más que claro que quería comportarse como un crío de 4 y a él, principalmente a él, no le agradaban los niños.
— Déjalo —La mirada ensombrecida de V lanzó advertencias a diestra y siniestra, mismas que Suga supo interpretar muy bien, lo que no entendía ahora era el porqué.
— ¿Qué? —Preguntó de nuevo, pero con evidente consternación. V suspiró cansado, miró al doctor y este bajo la mirada a su trabajo siendo consciente de cuanto temor hacía él tenía el hombre, luego conectó de nuevo con el pelimenta.
— Es mío. Déjalo —Sentenció con esa mirada, con esa seriedad que desbordaba miedo por borbotones y que Suga conocía muy bien. Y este mismo no protestó, sabía que cuando algo se le metía a la mente a su amigo, nada podía sacárselo de ahí; ni un tiro entre ceja y ceja siquiera. Y YoonGi no quería estar en su camino para entonces, ya mismo sentía lástima por JungKook y lastima por él mismo porque ni siquiera pudo conseguir algo de provecho por parte del hermoso chico cabello castaño, sonrisa roedora y cuerpo de atleta. Verdadera y lastímero desperdicio.
