CONOCIENDONOS 2

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Después de la hora de receso Marinette se encontraba en los casilleros guardando sus libros mientras que Alya se había ido a comprar, (la comida no debe faltar nunca) acordaron encontrarse en el salón y Marinette penso en pasar por el baño antes de quedar atrapada otras 4 horas más.

Estaba por salir después de haberse lavado la cara pero cuando quiso abrir la puerta alguien entró  chocando con ella y cayendo ambas al suelo una encima de la otra, Marinette estaba abajo mientras la otra encima de esta, quedando cara a cara muy cerca de la otra, fue entonces que amabas conectaron sus miradas y ahí estaban otra vez esos ojos azules que invadieron la mente de la ojiceleste desde esta mañana, estaba tan cerca la una de la otra que sentían sus respiraciones permaneciendo así unos segundos. La primera en reaccionar fue la rubia que se levantó lentamente mientras un rubor aparecía en sus mejillas. Empezó a sacudirse mientras que la azabache hacía lo mismo sin decir nada y fue ella quien rompió el silencio.

—Lo siento, fue mi culpa—dijo mirando al suelo, evitando esos hermosos ojos azules.

—Claro que fue tu culpa, fenómeno — dijo culpandola mientras se lavaba las manos evitando verla. Marinette sintio una punzada en su pecho por el comentario de la rubia, pero no sabia por qué.

—Pues lo siento oxigenada, pero no había forma que supiera que estubieras ahí — soltó retandola, está chica era una niña caprichosa más.

— ¿ quién te crees  para hablarme así? ¿Sabes quién soy? — preguntó molesta y fulminandola con la mirada

Marinette no respondió ya que fue interrumpida por una Maestra avisando que ya todos estaban en clases y las envió a su respectivo salón.

—Llega tarde Srta. Dupain, también usted Srta. Bourgeois, las dejere pasar por ser el primer día, pero espero que no se repita. Gracias por traerlas maestra Margarita.—

Ambas fueron hasta sus asiento molestas, mientras los demás las veían curiosos. Alya decido no decir nada por la forma en cómo la ojiceleste se sentó, estaba furiosa, no podía creer que esa rubia oxigenada fuera tan descarada echándole la culpa de todo, y encima llamándola fenómeno, quien se cree  que es? Aparte de ser hija del Alcalde y puede llevarla a la dirección sin problemas, no tendría que relacionarse mucho con esa chica, no importaba que estuvieran en el mismo colegio, mismo salón, y que ella fuera completamente hermosa, y sus ojos brillantes, joder esto debe ser una broma, por qué estaba pensando eso? Es una chica, y una caprichosa, debía dejar esos pensamientos o de lo contrario solo le traería problemas.

Decidió concentrarse en la clase, pero no podía, como hacerlo? Después de recordar que aquella chica estuviera encima suyo, y tan cerca con esos ojos azules como el cielo que le invaden la cabeza, tan profundos que se perdía viéndolos, estaba tan perdida en sus pensamientos que no se dio cuenta que la maestra le esta hablando.

—Srta. Dupain, ¿me escucho?— Marinette salió de sus pensamientos dándose cuenta que toda la clase la veía y la maestra haciéndole una pregunta, asintió evitando por todos los medios los ojos azules de cierta rubia.

— Muy bien, entonces por favor pase adelante y resuelva la siguiente operación por favor.

—Si maestra.— Marinette se levantó caminando hacia el pizarrón y de inmediato comprendió el tema.

Contesto correctamente y  cuando fue a sentarse pudo ver como aquella rubia reía por un comentario de su amiga pelirroja al lado de ella, su risa la hipnotizó, parecía tan sincera y fue tan deslumbrante que le pareció ver una aura con rosas a su alrededor. Se distrajo tanto que tropezó golpeándose la pierna izquierda en el tobillo,  "Maldicion, este día no puede empeorar" pensó mientras Alya la ayudaba a levantarse llevándola a la enfermería por órdenes de la maestra. Estaban las dos en silencio mientras Alya vendaba el tobillo izquierdo de la azabache, fue un golpe leve pero aun así se hizo un esguince que le molestaba al caminar, cuando terminó guardó todo y se quedó mirando a Marinette muy seria.

— ¿Que pasa?— pregunto preocupada por la seriedad de su amiga

— ¿Que pasa? Marinette entraste con Chloe Bourgeois, la hija del alcalde, ahora dime tú ¿ qué pasó?.—pregunto intrigada e impaciente por saber. (Lo de periodista lo lleva en los huesos)

— No pasó nada ¿esta bien?— dijo solamente pero al ver la reacción de tristeza en su amiga continúo.— solo entre al baño y al salir choque con ella, caímos, ella encima de mí y ......—Se detuvo al recordar aquel momento sintiendo sus mejillas arder.

—¿Y?... — trato de seguir Alya impaciente por saber.

— Y nada, nos levantamos, nos encontró una maestra y nos llevó hasta el salón, eso es todo.— respondió simplemente mirando su vendaje y con las mejilla rosa.

Alya pareció pensárselo si su amiga decía la verdad, aunque sospechaba que algo más habia pasado al ver el rubor en los cachetes de Marinette, decidió dejarlo pasar, después de todo solo era el primer día, faltaba mucho por recorrer aún y tenía tiempo de sobra.







Amor Definitivo (Clhoenette)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora