El Perdón

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Habían pasado 3 días desde la junta y desde aquella conversación con Roberto, Marcela estaba recogiendo sus cosas, no había noticias de la venta de las acciones, ya no quería cogerle el teléfono a Daniel quien estaba mas molesto que nunca, Marcela tomó la decisión de irse ya que no estaba haciendo nada allí, lo que sea que pasase con las acciones ya recibiría noticias y si tenía algo que firmar que lo enviaran por correo... le hubiera gustado ir una última vez a EcoModa, a despedirse de la empresa pero eso no era muy buena idea, no había recibido noticias de Roberto ni de Beatriz... el futuro de EcoModa era incierto y pues ella ya no tenía nada que ver allí, mucho trabajo le costó desprenderse de esa empresa como para seguir preocupándose, suena su celular se sorprendió a ver que era Beatriz quien llamaba, seguramente Roberto la convenció... Aunque Marcela suponía que Beatriz debería de estar en terapia intensiva...

-Sí, diga? -Doña Marcela? Es Beatriz -Sí, cuénteme, en que le puedo ayudar?

Betty guardó silencio unos segundos -Hmmm podríamos vernos para hablar? -Para hablar? -Preguntó Marcela extrañada -Yo creo que ya lo que teníamos que hablar las dos quedó muy claro -La verdad no, Doña Marcela... y realmente me gustaría conversar con usted. -Mire, Beatriz... yo lo único que quiero es irme, si esto no tiene nada que ver con EcoModa entonces no me interesa.

-Tiene algo que ver... puede venir a mi apartamento? Conoce la dirección? -A su apartamento? No puede ser en otro lugar? -Bueno, es que la verdad lo estoy desalojando y tengo cosas que hacer acá, yo sé que le estoy pidiendo mucho... pero necesito hablar con usted, le prometo que no le voy a quitar mucho tiempo

Marcela se quedó pensando... solo escuchó la parte del desalojo, o sea que definitivamente estaba dejando a Armando -Ya, ok... mándeme la dirección y nos vemos en una hora mas o menos, le parece bien? -Me parece perfecto, muchas gracias

Marcela tuvo que tomar un taxi y en ese instante se arrepintió de no haber rentado un carro como hizo Patricia, al llegar al edificio dudo unos segundos antes de tocar el intercomunicador, aunque sentía mucha curiosidad por saber que quería Betty también le fastidiaba hablar con ella, a pesar de todo... Marcela no olvidaba que ella ayudo a hundir a EcoModa, que ella fue celestina de Armando y a parte su amante, aunque estaban en paz el considerarla amiga era algo que ella jamás iba a concebir, finalmente tocó el intercomunicador e inmediatamente el ascensor se abrió... seguro tenía cámara.

Beatriz la estaba esperando en la sala, habían un montón de cajas regadas, algunos muebles tapados con sábanas pero por lo demás... el apartamento estaba vacío

-Cómo está, Doña Marcela? -Como le va, Beatriz

Ambas se observaron por unos segundos y como que Beatriz cayó en cuenta que estaban en su casa y la invitó a sentarse mientras sacaba la sábana que cubría un sofá en la mitad del living

-Quiere algo de tomar? -No gracias, estoy bien... y dígame... que es lo que tenía que hablar urgentemente conmigo... es con respecto a EcoModa? habló Roberto con usted?

Betty se acomodó las gafas y miró al suelo como pensando como iba a comenzar

-Sí, hablé con Don Roberto y lo siento muchísimo pero yo no quiero quedarme con la empresa, yo necesito alejarme y olvidarme de todo esto... así como usted lo hizo

-No me sorprende, de todas maneras le digo que tarde o temprano el fantasma del pasado le va a pisar los talones, yo lo estuve evitando por mucho tiempo y mire...

-Pues yo no tengo nada que me ate, usted por otro lado tuvo la mala suerte... pues de ser accionista, yo no tengo nada de eso y de verdad le agradezco muchísimo que me haya dicho la verdad

-No me lo agradezca, esto se llama solidaridad femenina, algo que usted jamás tuvo conmigo... de todos modos, no le voy a negar que admiro su fuerza de voluntad, de verdad me habría encantado tenerla la primera vez que descubrí a Armando con otra mujer... eso me habría ahorrado muchas lágrimas y sobretodo la rivalidad con usted

-Pues... yo entiendo perfectamente sus razones, Armando es un hombre con mucho poder de convencimiento, es manipulador... y jugó con las dos como le dio la gana

-Jugó más conmigo que con usted, porque al menos... él si se enamoró de usted a mi me utilizó siempre... él me necesitaba, necesitaba mi voto, necesitaba que yo convenciera a Daniel de no vender su parte de la empresa

-A mi me utilizó también, además yo estoy segura que hubo un tiempo en que él si la amó

-Yo no lo creo Beatriz, tal vez... yo si le gustaba... pero eso no era amor... al menos con usted el intentó cambiar, conmigo pues... todo fue igual siempre

-Doña Marcela, yo quiero pedirle disculpas por todo lo que le hice, por haberle escondido las amantes a Armando, por haber sido amante de él, por haberle quitado la empresa... todo de lo que usted sospechaba de mi era cierto y ahora comprendo por qué yo nunca le caí bien

-Beatriz, yo tampoco fui una persona correcta con usted, yo me encargué de hacerle la vida imposible, la humillé cada vez que pude y entiendo su falta de empatía conmigo... yo no merecía ningún tipo de consideración de su parte porque yo jamás fui considerada con usted, así que, no tiene por qué disculparse, yo creo que estamos a mano, las dos pagamos lo que teníamos que pagar

-En todo caso... usted nunca se equivocó, usted supo desde un principio por qué Armando me contrató... yo debí haber tenido solidaridad femenina con usted cuando usted me preguntó si valía la pena casarse con Armando... y callé... estaba de parte de él, lo hice en sus narices, le falté al respeto y a parte perdoné a la persona que más daño me hizo en la vida

-Yo creo que en parte eso es mi culpa... yo quería que él fuera feliz, aunque no lo mereciera y pues le conté todo... -Marcela suelta una risa irónica -Este escenario jamás lo imaginé, de verdad yo... hablando con usted, de esta forma... sin ningún interés de por medio... ninguna ganamos nada de esta conversación más que limpiar nuestras culpas

-Las dos ganamos y mucho, Doña Marcela... las dos entendemos que fuimos víctimas de él y ahora nos podemos dar cuenta que no era necesario tanto odio entre las dos.

-Bueno, la verdad no espere que yo sea su amiga... pero quiero que entienda y que sepa que la respeto muchísimo, Beatriz... ahora usted debe estar pasando un momento terrible y pues acá está de pie... enfrentándolo

-Desde que casi muero cuando me enteré de la carta de Mario Calderon me prometí a mi misma que jamás iba desmoronarme por ningún hombre otra vez... aprendí que si es necesario sentir el dolor pero no debemos perdernos en él

-Yo también aprendí eso, Beatriz... y que va hacer?

-Necesito unas vacaciones, necesito estar sola un tiempo para determinar que haré con mi vida de ahora en adelante, aunque usted no lo crea, Doña Marcela, yo siento un profundo amor por EcoModa y me duele mucho dejarla... pero estoy segura que usted entiende más que nadie por qué es necesario que la deje

-Yo la entiendo, Beatriz... me alegra haber tenido esta conversación con usted, se lo digo sinceramente, creo que ambas fuimos muy injustas con nosotras mismas y es increíble que nuestras situaciones hayan sido prácticamente las mismas... así que ya podemos estar en paz

-Ya estamos en paz, Doña Marcela

DespuésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora