Entrada 1 - Steve

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07 de enero de 1978

Bitácora de guerra, Entrada 01.

No ha pasado ni un día desde que Steve me compró este diario. El joven América se ha convertido en mi mayor inspiración desde que puede llegar a conocerlo y batallar a su lado. Es un gran soldado y amigo, es el pegamento que une a este inusual grupo, por lo que me parecería sumamente injusto si no iniciara este cuaderno contándoles un poco sobre Steve. Como es de esperarse, contaré este relato sin brindar todos los detalles. ¡Imagínense si este texto llega a manos enemigas! El atlantiano me mataría.

Ahora, empecemos. Su historia de origen no da inicio a través de una profecía ni nada por el estilo como muchos suelen creer; de hecho, es en un humilde hogar en Brooklyn en 1970. Era de noche, y el joven rubio miraba televisión con su madre como era de costumbre. Ambos vivían solos, por lo que Steve era el único hombre del hogar, y como tal, buscaba entrar en cualquier trabajo que le fuese posible. Lamentablemente, él no reunía las cualidades físicas necesarias; tampoco le ayudaba el hecho de que apenas tenía quince años. Apenas tenían para comer gracias a su tío, quien ejercía como capitán en una base cercana a la ciudad. Él no era el mejor modelo de vida posible, pero Steve lo admiraba porque defendía a su patria, aunque terminó casi aborreciéndolo cuando su madre murió y no pudo hacer nada.

El joven Rogers era lo bastante listo como para saber que la culpa no era ni de él ni de su tío. Aun así, sentía que podía hacer algo, algo por lo que su madre habría estado orgullosa. Por lo que, sin dudarlo, una vez concluido su funeral, le rogó a su tío para que lo dejara entrar en el cuartel militar. Consciente de que ni siquiera había cumplido la mayoría de edad y sus cualidades físicas estaban muy por debajo para alguien de su edad, el tío de Steve le dijo que solo podía ingresar con la única condición de que ejerciera como médico de la base; él no podía hacer nada para que lo aceptaran como soldado.

Habían pasado unos cuantos meses desde aquella charla, **Steve no me dijo cuántos con exactitud**, él salía frustrado del centro para enlistar a nuevos soldados, pues había sido rechazado por quinta vez. De repente, por azares del destino, mientras está regresando al cuartel, él observa que en el campo se encuentran muchos soldados cuando repentinamente, su tío dice fuertemente: ¡Todos abajo, bomba! El corazón del joven Steve comienza a acelerarse, el pensamiento de ver a sus compañeros y su tío muertos le aterra; sin embargo, en vez de correr, se acerca a toda velocidad para usar su cuerpo como escudo, era la única forma de que todos los demás sobrevivieran, él me contaba. **Curiosamente, cada vez que yo le pedía que me contara esa historia, él nunca lo señalaba con arrogancia ni orgullo, sino que lo decía naturalmente, como si era algo que se tenía que hacer simplemente; por dios, cómo adoro a este sujeto**

Después, su tío le explicó que esa era una bomba falsa y que solo quería probar la valía se su escuadrón. Él llamo a su sobrino más tarde en su despacho. Steve temía que haya hecho enojar a su tío por interferir en el entrenamiento de los soldados. Al llegar, el capitán le pregunta con gran firmeza si le gustaría participar en el proyecto "Renacimiento". Este solo sería el primer paso para que Steve se convirtiera en lo que representa hoy en día para nosotros.

Al llegar el tan esperado día, el joven rubio conoce al afamado inventor Howard Stark, claro que para ese entonces no era tan reconocido, pues apenas tenía veinte años, cinco más que mi gran amigo; no obstante, ya se había ganado una buena reputación dentro de la armada estadounidense por su creación de armas. Desde el primer momento, Steve se lleva bastante bien con Howard, ambos buscaban lo mismo para el país después de todo. Los altos mandos militares tenían cierta desconfianza en el proyecto, pues lo estaban aplicando a un niño, cuando bien lo podían hacer con un soldado más experimentado, pero Howard interviene recordándoles que ellos ya lo habían hecho antes y había resultado en la creación de Cráneo Rojo, y que lo mejor era hacerlo con un individuo en desarrollo y con un fuerte sentido de la moralidad como Steve. Él no podía sentirse más contento por la forma en que Howard hablaba de él; nadie lo había hecho antes, y si bien a él no le importaba ser reconocido, en el fondo, le gustaba que al menos así lo fuese para algunas personas; eso definitivamente lo motivaba.

Después de esa breve discusión, los científicos procedieron a explicarle el proceso de la inyección del suero del súper soldado. Howard también le explicó que esto lo realizaban porque necesitaban enmendar sus errores, el suero había caído en las manos de Red Skull una década atrás, y pese a que supuestamente había muerto, al parecer aún seguía vivo; por lo que debían derrotarlo, y que mejor que hacerlo con alguien igual que él. Una vez que le inyectan el suero, un proceso muy doloroso, su cuerpo empieza a experimentar un desarrollo impresionante. **El mismo Steve me había dicho que ya no parecía alguien de su edad, sino que tranquilamente podía pasar como alguien de dieciocho o más** Asimismo, Howard le dijo que paulatinamente desarrollaría más fuerza, hasta que alcance su máximo potencial a los diecisiete años. Por lo que, hasta ese entonces, debía seguir entrenando. Ese mismo día, su orgulloso tío, que por cierto se llama Chester Phillips, lo empezaría a llamar "joven América", ese apodo también lo utilizamos entre nuestro grupo para hablar de Steve, aunque eso lo enoje un poco; según él, lo hace ver como un niño. Quizá algún día se cambie.

Notas del autor:

¡Qué tal, marvelitas! Después de un breve descanso, vuelvo totalmente recargado. Seguiré escribiendo más sobre esta historia, por si aún no queda claro, el diario está siendo escrito por Bucky Barnes, camarada de Steve Rogers, alias "Joven América". No... aún no lo llamaremos por ese nombre, el que todos conocemos. Para ello, tendrán que esperar un poquito más. Los quiero 3000.

MARVEL-Tierra 200000- ESTADIO 2: AMÉRICAWhere stories live. Discover now