I.

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Los primeros rayos solares empezaron a bañar la cordillera de Tian Gong. La primavera estaba en su pleno apogeo y la brisa fresca soplaba con ligereza. Bastante agradable el clima para quienes gustaban vinientes al alba.

Doce picos montañosos se alzaban de manera majestuosa. Se tenía conocimiento de que en aquel lugar se encontraba la famosa secta Cang Qiong. Cada pico es regido por un señor, especializado en diferentes artes y métodos de enseñanzas. Pero donde todos mantienen un respeto mutuo como hermanos de la misma secta.

En una cabaña de bambú, ubicado en el pico Qing Jing, un hombre se encontraba alistándose para salir, acomodó sus túnicas exteriores verde azulados, así como sus largos cabellos negros cual carbón. Una espada colgaba grácilmente en su costado izquierdo, y sin olvidar aquel abanico de papel.

Fue cuando Shen Qingqiu salió de su cabaña con tranquilidad, caminando en dirección a la salida, topándose en su camino con algunos discípulos, entre los cuales estaba su discípulo más cercano, Ming Fan. Dichos alumnos al visualizar a su maestro, se acercaron y respetuosamente bajaron la cabeza.

¨! Buenos días, Shizun!¨ Exclamaron todos a la vez, el mencionado solo parece levantar una mano en señal para detenerse, el joven Ming Fan ya sabía para donde iría el maestro Shen, no era un misterio para nadie.

¨ ¿Shizun requiere de algo mientras no está? ¨

¨Sigan en su entrenamiento, no veo que estén mejorando en lo absoluto.¨ Llego a cruzarse de brazos, sacando su abanico, abriéndolo para abanicarse lentamente. ¨A menos que deseen que los eche del pico, muévanse.¨

La forma en la que fueron pronunciadas dichas palabras, bien fue en un compás lento pero eso no atenuaba en lo absoluto la severidad de las mismas. Los discípulos solo pudieron afirmar de manera nerviosa, entendiendo que debían seguir en sus estudios.

Sin necesidad de seguir la plática, Shen Qinqiu cerró su abanico, retornando su caminata hasta la salida. Solo cuando estuvo a una distancia considerable, los propios discípulos se miraron entre sí.

¨ ¿Es mi imaginación o Shizun está molesto? ¨

¨No lo descarto, pero ¿Por qué lo estaría?¨ Se llega a preguntar Ming Fan quien bien, en cierta forma conocía un poco más a su Shizun, en comparación de sus compañeros.

¨ ¿Que tanto murmuran chicos? ¨ Una voz femenina llamo la atención de los chicos, especialmente sacándole un ligero tiñe rojo se asomó en las mejillas de Ming Fan.

¨No nada, nada de nada Ning Yingying, continuemos nuestro entrenamiento.¨

.......

El señor de la cumbre Qing Jing tenía recorrido un largo trecho, aunque su andar era sosegado. Pese a que sus ojos estaban fijos al frente, era como igual no observase nada.

La razón de esa curiosa ceguera, era que en la noche sostuvo una serie de sueños que, sin lugar a dudas ganarían el primer lugar en cuanto a extrañezas. Por supuesto, él es un humano, que fuese un cultivador incluso habiendo llegado a la inmortalidad, no le eximia de tener sueños.

¨Debo estar perdiendo la cabeza, no debería darle vuelta a estas cosas sin sentido. ¨ Se reprendió a sí mismo, aunque los detalles... Difusos por un lado, pero por otros, llego a considerar que era real lo que vio.

Detuvo su andar solo para cerrar sus ojos por unos instantes, respirando profundamente antes de exhalar con calma. Lo más factible era que estaba estresado, y como no estarlo... Tenía fuertes razones.

Se escuchó un fuerte chillido improvisto, acaparando la atención de aquel maestro, ubicando rápidamente de dónde provino dicho sonido. No muy lejos donde estaba Shen, unos 5 niños que no superaban los 9 años de edad, probablemente provenientes de la aldea más próxima, parecían estar pateando y pisoteando algo... No distinguía lo que recibía esa brutal golpiza.

¨! Ja! ¿Ya no eres tan valiente eh? ¨

¨ ¡Si, ya no es más que una basura! ¨

¨! Así aprenderá quien manda !¨

Parecían regocijarse aquellos niños de lo que aparenta ser, una muestra de poder o dominancia sobre algo o alguien, que no se defendía. Se escucharon lamentos y más chillidos, la disposición de oponerse era en sí, nula.

¿De aquí a cuando cinco contra uno era una pelea justa?

Dejando eso de lado, lo que pudiese esperarse de alguien como Shen Qingqiu era solo el ignorar la situación. No era algo de su incumbencia, ni mucho menos era un tema relacionaba. Podría solo pasar de él.

Aun así, ese maestro no se movió de su lugar. Su rostro contrario a mantener la indiferencia o serenidad que lo caracterizaba, se oscureció de manera que causaría temor a cualquiera.

Tales palabras dichas por los infantes sumando el hecho de cómo se animaban con lo que hacían, trastocaron con fuerza el interior de Shen QingQiu.

No estando de este modo por el miserable ser que estaba bajo aquel ataque, sino, que aquellas palabras le hicieron revivir el pasado, justo cuando vivía en la mansión de la familia Qiu.

Todo fluyo de tal forma que esos críos fueron literalmente golpeados con tal fuerza, volando cuanto menos unos tres metros. En lugar en que estaban se visualizaba al maestro muy tranquilamente abanicándose con ligereza, pero su mirada seguía seria, clavada en aquellos infantes.

No hubo reclamos, solo llantos de los golpeados, corriendo de forma despavorida gritando por sus mamis ante el dolor que sintieron.

¨Recibieron una mísera patada, que llorones. ¨ musito bajo, actuó de forma algo precipitada ahora que se daba cuenta. Llamaría esto como un simple desliz, nadie sabría de esto al fin de cuenta, terminaría olvidándose como si nada.

Su línea de pensamiento volvió a ser rota por aquel chillido de antes, ahora se encontraba detrás suyo, y bien al voltearse miro al piso. Parpadeo afinando un poco su vista, una bola de pelos negra, aunque lleno de polvo, de unos veinticinco centímetros cuando mucho.

Siguió observando aquella cosa aun con expresión indiferente, la cual emitió un ligero jadeo dificultoso, hasta adolorido al intentar moverse en dirección a la criatura junto a él.

Era un perro.

Así que era ese animal el que estaba lloriqueando por esos niños... ¿De verdad tan débil era esa criatura que ni podía defenderse de unos asustadizos?

¨Qué lamentable...¨ Este perro si no se defendía terminaría muriendo, y con esa paliza que le propinaron era aún más probable que ocurriese ello.

En fin, eso no era su asunto. Cerró su abanico guardándolo en su manga, con intenciones de regresar al pico Qing Jing, de no ser porque ese perrito volvió a chillar.

Al girarse, pudo notar que intento arrastrarse en su dirección. ¿Acaso pretendía seguirle? Una risa amarga se escurrió por sus labios, que tontería más grande. Incluso fue hasta patético ver como logro levantarse con sus patas lastimadas, siendo momentáneo ya que se volvió a derrumbar en el suelo.

¨Pequeña bestia, mejor ríndete. ¨ Susurro por lo bajo pero claramente usando un tono mordaz contra el animal allí tirado, más obtuvo una curiosa sorpresa cuando el peludo volvió a levantarse, dando un par de pasos minúsculos hacia él.

¨...¨ Ese animal bien que tenía agallas por tan pequeño que fuese.

Volvió su cuerpo hacia ese cachorro y se inclinó para tomarlo con una mano detrás de su cuello, levantándolo con la diestra para luego acunarlo entre sus brazos, escuchándose un pequeño lloriqueo de su parte.

¨No te quejes, al menos te estoy llevando.¨ Le regaño al pequeño can, el cual aparentemente comprendió sus palabras, quedándose tranquilo y sin emitir otro sonido.

Sin más interrupciones, Shen Qingqiu retorna su camino de regreso al pico Qing Jing, llevándose en brazos a aquel perrito junto con él.

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Bueno aquí el primer capítulo de este fic un tanto fumado que me tire... Les dicho chicos la droga es mala, muy mala... Lastimosamente caí en ella y por eso escribí esta cosa (¿?)

SQQ: Más mentirosa y mueres en el intento... Tus malditas verdaderas intenciones son..-¡! –Le sello la boca con tirro –

Calladito estás aún más lindo~

Criando a una Bestia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora