Lucy se despertó a media noche, intentó encender la luz pero no encontraba el encendedor, el nivel de ansiedad era tal que busco entre su mesita de noche el celular, rápidamente puso el barómetro, y allí, grande, en números azules decía 7093 casos confirmados en el país. Apretó el botón sobre otros países y vio 13050, y en china 74420. Las cifras no decían nada, los números son solo números, pero las vidas que el virus se estaba llevando eran alarmantes. Abrió la aplicación del periódico local, quienes tenían un especial para informar a los ciudadanos sobre todo lo relacionado. Después de leer sobre las muertes de cientos, la recuperación de pocos y la infección de miles, busco más a fondo y comenzó a ver como los presidentes hablaban de su preocupación pero aun así en ninguna parte salían artículos sobre la cura o la búsqueda de esta para el virus.
Apago la luz y se durmió.
Cuando dieron las seis y media sonó la alarma, esta vez sí se levantó a toda prisa, se dio un baño, busco en el armario unas zapatillas de correr, un pantalón deportivo, un sweater, busco su mochila y metió allí un lápiz, una libreta y un aspersor de alcohol. Se preparó unos huevos y se tomó su habitual café y mientras desayunaba reviso en Internet la aplicación de las noticias locales. Realmente nada había cambiado desde la media noche pero había en las redes sociales múltiples videos que aumentaban el pánico.
Lucy no podía perder más tiempo, se colgó su escarapela que decía Lucy Belt, Periodista del New York Times, se puso unos guantes, un gorro de lana, y se cubrió con un tapabocas. Bajó por las escaleras evitando el contacto con los botones del elevador y cuando llego a la puerta empujo con su hombro para no tocar la perilla. En otros tiempos toda esta exageración para evitar los gérmenes habría hecho que la tildara de exagerada, pero hoy no, pues ahora ella era la loca por salir a la calle. Subirse al subterráneo no era una alternativa, por lo que opto por usar una bicicleta. Así aprovechaba para ejercitar sus músculos, que de tanto tiempo sentada frente al televisor se habían convertido en miembros inútiles y sin fuerza.
Por fin llego al Journol Square, estaciono la bicicleta en uno de los puestos autorizados, y camino directo hasta el edificio. Antes de entrar un guarda cubierto en plásticos protectores la detuvo, le tomo la temperatura, la hizo pisar un tapete cubierto de hipoclorhidria y la dejo pasar después de escanear su escarapela. El edificio estaba desierto, pues los toques de queda, aunque no forzoso, se sentían casi obligatorio para todos los ciudadanos de aquella ciudad. Lamentablemente en el edificio no podía subir las escaleras pues no tenía llaves de acceso a las puertas, así que se llenó de valor y tomo el elevador. Subió a la planta donde estaba su puesto de trabajo, conecto su computadora portátil a la red del periódico y comenzó a leer todos los encabezados de periódicos extranjeros.
Utilizando una de las herramientas del periódico, selecciono información que hablara del coronavirus en el año 2019, y encontró varios artículos que no estaban realmente relacionados con el virus actual sino con productos de aseo. Luego puso en el buscador noticias sobre Wuhan y sus avances tecnológicos y varios artículos aparecieron en el Zhōngguó Rìbào (China Daily). Utilizo el traductor y leyó:
Compra millonaria de maquinaria e instrumentación para abastecer hospitales en la provincia de Hubei.
Abrió el artículo y allí escrito estaba una de las respuestas que tanto cuestionaba Lucy: ¿Cómo había logrado China dotar los hospitales temporales en tan corto tiempo? El señor Wu Shi, luego de decretar la ciudad Wuhan como la base para su laboratorio de microbiología, (concidencialmente el mismo laboratorio de dónde provino el virus) hizo una donación millonaria para compra de maquinaria supremamente avanzada, respiradores, adecuación hospitalaria entre otras. La noticia informaba esto como un gran pronóstico para fortalecer el sistema de salud, sin embargo para Lucy esto tenía un tinte algo oscuro. Guardó la noticia en una carpeta que abrió en sus documentos como "Los secretos detrás del Coronavirus" y escribió nuevamente en el buscador: Wu Shi.
Salieron varios encabezados entre esos uno que decía, Laboratorio Fármaco inicia protocolos de creación y desarrollo a las enfermedades más críticas del mundo como el Dengue.
Justo cuando se disponía a leer este artículo, su celular vibro, lo sacó del bolsillo y vio que tenía un mensaje. Era Mark, su jefe.
-Lucy necesito que me envíes rápidamente el artículo para pasarlo al editor.
Lucy respiro profundo, ya lo tenía listo, por supuesto, pero no se sentía orgullosa, ni quería ponerle su nombre a ese artículo.
-Mark lo tendrás en el buzón en unos minutos, te solicito que lo publiques bajo mi seudónimo.
Busco en la aplicación del correo en su celular, entro a la carpeta de borradores, busco el encabezado, "Comienzan grabación de la película "Un encierro en casa" y le dio ENVIAR.
Lucy estaba cansada de ser la carita de yo no fui y el hazme reír del periódico. Ella se sentía lista para una noticia grande y sabía que detrás del Coronavirus estaba su gran oportunidad.
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Hola a todos, gracias por leer hasta acá. aprovecho para recordarles que aunque tomo cosas de la realidad, toda esta historia es netamente creación de mi imaginación.
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Los Secretos detrás del Coronavirus
Fiksi RemajaEl mundo como lo conocemos ya no existe, el caos se ha tomado las ciudades y los pueblos en el mundo. Una pandemia ha arrasado con todo, y el Coronavirus aunque no es el fin del mundo, lo es para muchos. Lucy, no soportara quedarse con el desconocim...