El Partido De Soccer

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Mi hermano siempre ha sido el favorito de mi padre y para nada lo culpo, nunca lo hice y no veo porque hacerlo ahora, de todas maneras ya sé que soy la decepción de mi padre, siempre me lo hizo saber, toda la vida lo hizo, pero me lo dejó más en claro desde el partido de soccer...

Jugadores, preparen sus equipos, el partido empezará en 15 minutos

– Papá yo no quiero jugar, no me gusta el soccer –

– Calla, eres un Prince y los Prince's nos caracterizamos por ser los mejores en el campo de fútbol – dijo entre molesto y orgulloso.

Odiaba el chaleco, odiaba el vestuario, odiaba estos estúpidos zapatos, odiaba el Soccer, algo raro en un chico de mi edad. Solo el hecho de pensar que terminaría sudando me daba asco. Pero tenía que hacerlo. No por gusto propio sino para seguir la estúpida tradición.

Mi madre ni siquiera estaba, desde que nací ha pasado toda su vida trabajando, papá también trabaja pero a él sí le dieron permiso en el trabajo. Ella por otro lado parece la esclava del jefe, casi nunca está en casa y Vegeta y yo quedamos solos casi siempre.

El odioso partido empezó, y era de esperarse que me pusieran al frente todo por tener el apellido "Prince".

Estaba nervioso y muy pero muy asustado, le tengo cierto miedo a una pelota cuando se dirige a mí, entro en pánico y no sé qué hacer. Por suerte logré calmarme y bueno, al menos no me desmaye en el campus.

– Prince, es tuya –

Lo que menos quería oír. Cuando el balón llegó a mí no supe que hacer, traté de concentrarme pero no pude, todos se fueron sobre mí a intentar robar el balón, cosa que les fue bastante fácil, me quedé paralizado mientras escuchaba a mi alrededor.

– ¿¡Qué pasa contigo!? ¿Acaso no eres un Prince? –

Luego que mi padre dijera eso, se escuchó un grito en todo el campo.

– ¡¡GOOOOOOOL!! –

El equipo contrario había anotado un gol, el cual era mi responsabilidad evitar, mis compañeros no dudaron en dejarme en claro que fue mi culpa, ¡bah! Estúpidos niños.

Otra vez nos pusieron en posición.

– Espero que esta vez demuestres que eres un Prince – fue lo que le oí al entrenador.

Odiaba que pensaran que sólo por tener ese apellido tendría que ser un maestro en el Soccer.

El juego empezó, otra vez, y por más estúpido que se veía siempre iba al lado contrario del balón para evitar tenerlo. Pero...

– Prince, es tuyo –

– ¡Demuestra que eres mi hijo! – la presión se aumentó.

Hice lo mejor que pude, corrí con el balón y no sentía que lo hacía mal, hasta que un chico del otro equipo me hizo caer para así quedarse con la pelota y anotar de nuevo.

Luego de que por fin terminara, me quité el chaleco y los zapatos lo más rápido que pude, estaba sudando y eso no era nada agradable para mí. El marcador había quedado 5 - 3 ganando mi equipo, y de todos esos goles ni uno fue mío.

En casa sabía que lo peor se vendría, mamá no estaba y no sabría cuando regresaría, así que estaba perdido.

– ¿Qué carajos te pasa? ¿No sabes qué un Prince siempre son los primeros en meter goles? –

– Papá, pero sólo tiene 5 años –

– Tú no te metas, vete a tu habitación –

Estaba ahí, sólo con un padre realmente furioso por no haber seguido la tradición, este era mi fin.

– Esta vez no seré tan cruel contigo, pero si vuelves a fallar un solo partido te olvidas que eres mi hijo –

– Pero...yo...yo... –

– Al menos habla bien, pequeño insecto –

– ¡Yo odio el fútbol! – le solté sincero

Me miró sorprendido y furioso, bastante furioso.

– ¿Qué? Debe ser una broma –

– No es ninguna broma, odio el fútbol y todos los deportes en general, te cansan mucho y terminas sudando con la mayoría de ellos –

– Solo eres un pequeño insecto que no tiene idea de lo que dice –

– No volveré al campus de fútbol, nunca –

Su mano se estampó en mi mejilla, haciéndome caer al frío suelo de madera, no importaban los golpes, por fin había soltado mi odio hacia los deportes.

– Eres una pequeña sabandija que no sabe nada, eres mi mayor decepción, nunca lograrás nada –

Cada palabra era un golpe, físico y psicológico.

– Te vas a la cama sin comer nada –

Corrí a mi habitación, quería estar solo, me dolía el cuerpo así que me di una ducha y me recosté en la cama, lloré tanto que me quedé dormido.

Los días siguientes no fueron mejores, el entrenador me humillaba cada vez más, y yo realmente no quería estar ahí pero no tenía opción. Mi padre no me dirigía la palabra, ni siquiera me miraba, y si me daba hambre, tenía que buscar comida por mi cuenta.

Desearía poder escapar, poder ser libre, sin tener que ser humillado por toda la escuela, solo tengo 5 años y ya odio a la mitad del mundo, mi madre nunca está en casa, nunca puedo hablar con ella y Vegeta me ignora, es como si fuera un simple fantasma para él, supongo que lo hace por mi padre, quiere seguir sus pasos, incluyendo el ignorarme.

5 años, y mi vida ya es una triste decepción, soy una decepción, nací siendo una decepción y siempre lo seré.

– Eres una pequeña sabandija que no sabe nada, eres mi mayor decepción, nunca lograrás nada –

Cada día y cada noche, esas palabras resuenan dentro de mí demostrándome quién soy en este mundo.

Nerd {Cancelada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora