Capítulo Nº4

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A la mañana siguiente, me desperté más temprano que nunca; me dediqué a mi aseo personal para presentarme ante el emperador. Me vestí con mis mejores ropas, ceñí mis espadas y cabalgué hasta el palacio imperial.

Cuando ingresé Yoshiie estaba entrenando a los nuevos discípulos, no eran más de 20 niños, de distintas edades, contexturas físicas y estaturas; sin embargo, en sus ojos se podía apreciar la admiración que sentían por su maestro. Más allá, estaba Masamune; caminaba lentamente al lado de un cerezo lleno de pequeños retoños a punto de estallar. Cuando me vio, me saludó con un gesto de su mano y se acercó corriendo hacia mí.

-Llegas más temprano de lo usual, querido amigo-Dijo, tomando las riendas de mi caballo y ayudándome a desmontar.

-Tengo una audiencia con el emperador-Le respondí, uno de los discípulos se encargó de mi caballo. Masamune asintió con la cabeza, al parecer ya estaba al tanto de mi reunión con nuestro amo.

-Una excelente noticia-Dijo sonriéndome, caminando lentamente a mi lado-Estoy muy orgulloso de que hayas conseguido un puesto tan importante, solo hay uno más alto, que es ser el jefe de la guardia personal del emperador.

-Yo soy simplemente un humilde soldado-Dije acariciando el mango de mi espada-Estoy al servicio de mi amo.

-Palabras de un autentico samurai-Exclamó Masamune. Caminamos el resto del camino en silencio; cuando llegamos al arco principal del palacio, mi amigo me deseó éxitos.

-Apenas finalice mi audiencia iré a ayudarlos con los nuevos discípulos-Dije, la corte del emperador me recibió; caminaban rápidamente para no hacer esperar al supremo jefe; las escaleras que dirigían hacia el trono del emperador eran largas y algo difíciles de escalar para cualquier persona que no esté acostumbrado a hacer mucho ejercicio físico; pero para un joven samurai como yo no eran obstáculo importante.

Cuando alcanzamos la puerta principal ingresamos rápidamente. Jamás había estado en el interior del palacio y todo lo que allí había lo encontraba bello y fascinante. Por fin alcanzamos la puerta de entrada hacia el salón del Trono del Crisantemo, pedí unos segundos para arreglar mis ropajes, el jefe de la corte me miró con el ceño fruncido, no le gustaba hacer esperar al emperador; sin embargo, aún quedaban varios minutos para que llegue la hora establecida para mi reunión.

Cuando estuve listo, se abrieron las puertas del salón del trono. Allí estaba el trono imperial con toda su pompa, el emperador estaba sumido en las sombras de su trono; yo hice un par de pasos e hice una reverencia. Luego caminé otros tres pasos más y volví a reverenciarlo; hice unos últimos pasos, uno de sus sirvientes me recibió con una reverencia y yo lo reverencié a su vez.

-El divino emperador le da la bienvenida-Dijo lentamente-Está muy impresionado con sus campañas de los últimos años y agradece que esté dispuesto a cuidar de su hermosa hija, la princesa Sakura.

Yo le hice una reverencia, en señal de respeto. El emperador llamó a su sirviente y le dijo unas palabras a su oído.

-El emperador solicita que tenga la amabilidad de trasladarse a vivir a palacio, para la seguridad de su pequeña hija-Dijo el sirviente, repitiendo la orden del emperador.

-Como su Imperial Majestad lo ordene-Dije yo, inclinando la cabeza. El emperador volvió a llamar a su sirviente.

-Así mismo, el emperador solicita que no olvide usted de que está penado con la muerte mirar a la joven princesa a los ojos-Dijo éste.

-No lo olvidaré.

Me incliné en una reverencia, di tres pasos hacia atrás y me retiré del salón.

El Cerezo y La KatanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora