CAPÍTULO II
La cantidad de valijas que la acompañaban no eran normal para una estancia de solo un año. Al bajar del bote encontró un pueblo sin gracia ni clase, a su derecha el enorme letrero que saludaba a los nuevos visitantes de Risse y a su izquierda los curiosos que miraban con curiosidad.
—Es un lugar seguro de la guerra —Comento la sirvienta encargada de llevar a la nueva estudiante—. Un año pasa muy rápido.
Rodo sus ojos ignorando los comentarios de la sirvienta. Decidió tomar su maleta de mano y esperar en el auto. Todo era gris. Oscuro. Tétrico y siniestro en ese pueblo. La extranjera se preguntó, si el Internado Claret sería igual.
El clima de Inglaterra solo era una estación, una época en el año. De esas que pasan, así como las personas en nuestra vida. Las personas son como las estaciones, llegan y se quedan por un periodo y luego, pasan. Siguen su curso. Dejando plantada dentro de nosotros la semilla que germinara en la estación correcta. En el tiempo correcto.
El destino ya está escrito y nosotros somos solo marionetas en el camino siguiendo las órdenes de los hilos atados. Las personas que conocemos, no son casualidad. Los lugares por los cuales pasamos, no son casualidad. Los amores que elegimos, no son casualidad.
Por eso no era casualidad que esa mañana Carol fuera a primera hora a la habitación de Eva. Ella la esperaba desde la noche anterior. Fue una sorpresa sentir el golpeteo a su puerta, pero la insistencia fue un factor satisfactorio. Carol estaba de malas, de esos días en donde logras colmar su infinita paciencia y donde saboreas el dulce de su amargura. Aunque este dure muy poco.
—Adelante —Dijo Eva, viendo entrar a la rubia mal encarada—. Buenos días Carol.
—No hay nada de bueno el día de hoy, Eva.
—¡Por Dios! —Suplico al cielo—. Si hoy es un día maravilloso, incluso yo estoy de buen humor, ¿sabes cuantas veces pasa eso al año?
—Por favor —Arrastro las palabras—. Deja de fingir. ¿Qué le dijiste ayer a Kluger?
—Que mejorara su tocada, en realidad fue deprimente. Tiene algo de talento, pero... ya sabes. Conmigo no tiene ningún beneficio y tiene que esforzarse.
—Eva —Arrastro cada letra de su nombre—. Eres una serpiente buscando carne fresca donde inyectar tu veneno. Solo lo hiciste para molestarla.
—¿La niña se fue a quejar anoche contigo?
Eva era un cuento de nunca acabar. Siempre hace lo mismo cuando esta aburrida. Busca molestarla. Incomodarla hasta el punto donde ella cae en su provocación y se vuelve parte de su circo barato. No tenía remedio. Dejo reposar su cuerpo en el sillón de terciopelo rojo mirando con atención como terminaba de arreglarse esa mañana. Optando por el azul rey en vez de su predilecto negro. Escogiendo su labial un tono por encima, adornando su cabello negro con una peineta preciosa.
—¿Te quedaras allí observándome?
—Tammy es frágil —Eva la miro a través del espejo—. Es dulce. Su risa te envuelve. Y con esa mirada, logras ver el universo entero. Yo... nunca le haría daño.
Si, Eva lo sabía. La diversión terminaría demasiado rápido con Carol. Nunca le daría suficiente sangre que beber. Nunca dejaría que el sabor se quede más de una hora en su boca. Allí estaba hablando el corazón y no la mujer.
—Es solo una chiquilla.
—¿Y eso que importa? Ella no se quedará en este lugar para siempre. Y cuando sea el momento, nos iremos de aquí.
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Risse [L]GTB
RomanceAmbientada en Inglaterra en 1948 Un internado para señoritas es el escenario perfecto para un trágico evento que marcara a todas las chicas de la época. El internado Claret se encarga de preparar a señoritas perfectas para la sociedad, pero Eva Morg...