001. Internado Harrinton High

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Jess

No me gustaba la idea. Para nada. Llevábamos demasiado tiempo sin ir a clase. Desde los 13 exactamente.

- Estaréis bien - nos aseguró Louane - Solo tenéis que pasar desapercibidos.

- ¿Y eso como se hace en un lugar así? - pregunté mirando al conjunto de edificios que había ante nosotros.

- Siendo los mejores. - dijo Nick mientras bajaba nuestro equipaje.

- Eso será fácil -dijo Dylan - Pero, ¿de verdad tenemos que apuntarnos a un club?

Dylan no llevaba bien eso de hablar con los demás. Nadie estaba nunca a su altura. Nadie era lo suficiente inteligente para tener una conversación con él. Bueno, nadie excepto yo.

Dylan y yo somos mellizos. Algo especiales.

Según los test de inteligencia que hicimos durante los primeros años con los Greco, somos lo que conocen como superdotados. Nick siempre ha dicho que tenemos unas mentes maravillosas. Nos enseñaron muchas cosas. Algunas de las que ni siquiera era partidaria.

- Vamos.

- ¿No podíamos haber escogido un internado en Italia? - susurro a Louane - ¿Teníamos que venir a Londres?

Louane sonríe y me revuelve el pelo como cuando era pequeña. Los cuatro entramos en el edificio principal y nos dirigimos hacia la secretaría.

- Buenos días - dice la chica frente a la mesa - ¿Qué puedo hacer por ustedes?

- Buenos días - dice Louane - Necesitamos las llaves de los cuartos y los horarios de Dylan y Jessica Greco.

La secretaria se quedó estupefacta. Comenzó a teclear algo en el ordenador y la impresora empezó a funcionar.

- Por supuesto señora Greco - dijo la chica sonriente - Me alegro de que sus hijos puedan comenzar las clases presenciales.

- Nosotros también - dijo Nick recogiendo las llaves que tendía la secretaria - En cada viaje no paraban de quejarse de que querían venir.

Dylan y yo solo podíamos sonreír. Era lo que tocaba. Había comenzado la función.

- Esperamos que la estancia sea de su agrado. - dijo la secretaria con una gran sonrisa.

Vale. Creo que es necesaria una pequeña aclaración.

Sí. Dylan y yo fuimos adoptados por el Don y la Sottocapo de una pequeña familia mafiosa del norte de Italia. La directora del orfanato en el que crecimos siempre nos lo dijo pero, hasta el momento en que nos dimos cuenta, realmente no lo interpretamos como algo malo. 

"Sois demasiado listos para vuestro bien."

Y tanto que lo éramos. La familia creció mucho durante esos años en los que Nick y Louane nos nombraron Consigliere. Cuando algo se salía de sus planes, Dylan y yo nos encargábamos de volverlo a encauzar. ¿Había que planear un asalto? Dylan y yo estamos al mando. ¿Intercambio de mercancía? Ahí estábamos.

Al principio nos pareció un juego. Era algo que se nos daba bien y ayudaba a que no nos separasen. Hasta que algo se torció.

Dylan y yo teníamos 15 años cuando tuvimos que preparar un asalto a un furgón blindado. El plan era perfecto. Estaba todo controlado. O eso creíamos. Alguien sopló que el furgón iba a ser asaltado y nos enteramos tarde.

Dylan se encerró en sí mismo durante mucho tiempo y me costó recuperar a mi hermano. A mi mayor aliado y la otra mitad de mi cerebro. Por suerte intentó recuperarse, aunque no volvió a ser el mismo. Desde entonces cada Caporegime o Capodecime con los que trabajábamos tenían como prioridad protegernos.

- De acuerdo - dijo Nick al llegar a unas escaleras enormes que se dividían en dos - Jess, irás con tu madre a tu cuarto.

Nick me dio las llaves de la habitación y un par de papeles.

- Tu horario y un mapa del campus.

Asentí mientras subíamos juntos las escaleras hasta la bifurcación.

- Quedamos a las seis y media en el campo de fútbol,¿de acuerdo? - dijo Nick comenzando a subir las escaleras de la izquierda.

- ¿Por qué en el campo de fútbol? - pregunté mirando el plano del internado.

- Porque Dylan va a intentar entrar en el equipo, ¿no? - dijo Nick con una gran sonrisa.

Yo miré a mi hermano con los ojos abiertos como platos. ¿Dylan jugando en equipo? ¿A Rugby? Nick se había vuelto loco.

- Solo voy a hacer la prueba, Jess.

Asentí. No me gustaba la idea. A Dylan ni siquiera le gustaba ver ese deporte.

- Vamos - me apremió Louane mientras subíamos las escaleras de la derecha - Estará bien.


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