Dylan
Llegaba tarde pero había merecido la pena. Totalmente.
- 15 vueltas al campo - gritó el entrenador.
Todos nos pusimos a correr. Al principio cada uno llevaba su ritmo pero íbamos todos en grupo, hasta que el equipo comenzó a correr con nosotros. Ahí fue cuando pareció convertirse en una competición.
Sabía que tenía que esforzarme. Nick quería que entrase pero a Jess le daba miedo.
Al terminar las vueltas nos dividieron en varios grupos. Íbamos a hacer partidos de prueba con cambios de posición.
Los dos primeros partidos salieron a pedir de boca. Sin altercados.
- ¡43! - ese era el número que llevaba - Siéntate.
Me acerqué al entrenador.
- ¿Por qué? - pregunté sin aliento.
Llevamos casi tres horas de prueba y no había parado.
- Ralentizas al resto.
- No lo creo - dijo Justin, el rubio que me estaba ayudando a que el equipo hiciera caso de mis estrategias.
- Sé lo que veo - dijo el entrenador sin siquiera mirarnos - No le pone empeño y os ralentiza.
- Pero... - intenté protestar.
- Fuera de mi campo, Greco - me exigió.
Las manos comenzaron a temblarme. Sabía que tenía que controlarme. Era lo suficientemente listo para saber donde estaba la línea.
- Los que no le ponen ganas - dijo uno de los del equipo principal cuando pasaba por su lado - No tienen permitido pisar el campo.
Me dolían las manos de tanto apretarlas.
- Además - continuó mientras me seguía - ¿Por qué has venido? Llevas años con las clases a distancia.
- Tengo tiempo para venir a clase - dije con los dientes apretados.
- No te queremos aquí, Greco - eso me frenó en seco.
Me giré y vi que se habían unido 3 chicos más.
- Hey - la voz de mi hermana me hizo relajarme al instante - ¿Todo bien?
- Todo bien. - respondí aunque la voz me salió algo extraña.
- ¿Y esta preciosidad quién es? - dijo el chico que me había estado hablando.
- Soy Jessica.
- Travis Dunne - dijo él con una sonrisa que no me gustó.
Estiró el brazo para tocarle la cara a mi hermana y le paré.
- No la toques.
A esas alturas ya habíamos llamado lo suficiente la atención. Mucha de la gente de las gradas había dejado de prestarle atención a la prueba del equipo para centrarse en nosotros.
- ¿Es tu chica, Greco? - dijo uno de los amigos del tal Travis.
- Soy su hermana. - dijo Jess como si nada.
- Uh.
Travis apartó la mano como si le diese asco. ¿Qué estaba pasando en este sitio?
- ¿Ahora eres amiga de un Greco, Nikki? - dijo el rubio con asco.
- Pues sí - un brazo delgado se posó sobre mis hombros y me tensé - Aunque te parezca raro, no son como Chase.
Claro. Chase. Todo tenía que ver siempre con él.
Jess y yo pusimos los ojos en blanco. Chase era un chico especial. Era incluso más inteligente que nosotros. Cuando nos conocimos era mi héroe. Hasta que nos dejó tirados.
- Chase Greco es un cabrón hijo de puta y...
Travis no pudo continuar hablando.
Una cosa era que no nos llevásemos muy bien con nuestro hermano mayor y que muchos de sus problemas cayeran sobre nosotros. Pero nadie, nadie, podía hablar mal de él en nuestra presencia y Travis lo había averiguado de la peor de las maneras.
- Puede que Chase no sea la mejor persona del mundo - dijo Jess - Pero sigue siendo mi hermano y no vas a hablar así de él nunca más.
Él sonrió y a mi me dio un escalofrío. Tenía la boca llena de sangre del puñetazo que le había dado Jessica y parecía tan contento.
- Acabas de cavar tu propia tumba, zorra. - siseó.
- ¡EH! - el grito del entrenador nos sorprendió a todos.
Cuando nos quisimos dar cuenta, Travis gritaba de dolor en el suelo.
- No puedes llamar a una chica zorra por defender a su hermano mayor.
Chase estaba ahí.
- Estás muerto, Greco. -amenazó Travis.
- A ver cuando eres capaz de cumplir esa amenaza - dijo mi hermano con arrogancia.
- ¡Largo de aquí! - gritó el entrenador amenazante - No quiero a ningún Greco en mi campo.
Jess y yo mirábamos a Chase perplejos. ¿No se suponía que estaba suspendido?
Cogí a mi hermana del brazo y salimos de ahí. Sabía a donde quería ir pero, también, que a Nick no le iba a hacer gracia.
- ¿Qué hacemos aquí? - preguntó Jess.
- Quiero hacer la prueba de natación- susurré.
Jess se me quedó mirando pero en seguida sonrió.
- Hombre, Dylan - James estaba saliendo del agua - ¿Qué tal la prueba?
- Mal.
- ¿Quieres distraerte un rato más?
- Por eso has llegado tarde y empapado... - susurró mi hermana.
- Hola - dijo mi compañero de cuarto tendiéndole la mano a Jess - Soy James.
- Jessica.
- Hola, Jamie - la voz de la amiga de Jess hizo eco por todo el lugar.
- Nikki.
Se hizo un silencio bastante incómodo. Jess y yo nos mirábamos y comenzábamos a alternar la mirada entre nuestros nuevos amigos.
¿Qué estaba pasando?
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Prodigios
Teen FictionDicen que dos mentes piensan mejor que una pero, ¿qué pasa cuando, esas dos mentes, son sumamente brillantes? Los hermanos Ocean fueron rescatados de las sombras del orfanato Rosehood, para terminar viviendo en el mismísimo infierno. Su familia adop...