Capítulo 4

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-- Y ¿Esta todo bien en casa? –

-Sí, ¿Por qué no habría de estarlo?

-Bueno, no lo sé, la turba furiosa afuera de tu casa parecía un tanto molesta, además te noto diferente, pensativa, ¿Segura que estas bien? Porque si quieres podemos regresar y organizamos mejor esta cita para otra ocasión –

- No sé si existirá otra ocasión – susurró Eréndira guardando los lentes obscuros y la pañoleta en su bolsa –

- ¿Qué quieres decir con eso?

Mira, ahora mismo acabo de tener la más grande, horrible y decepcionante pelea con mis padres, lo único que quiero ahora es salir, divertirme, olvidar todo, incluso quien soy –

Su acompañante mostró de inmediato una sonrisa con cierta malicia.

- Eso era justo lo que necesitaba escuchar, no te preocupes reina, la pasaremos de maravilla, voy a llevarte a un lugar muy especial –

Así que en la siguiente desviación dio vuelta y empezó a subir colina arriba por un largo y empedrado sendero el cual llevaba a uno de las atracciones más antiguas, "el mirador de Shelly Hole" era una pequeña cabaña establecida arriba de una de las tres más altas montañas del pueblo, con unos pequeños visores de metal clavados en tierra para ver alrededor la maravillosa vista de los vinos de cedro, era hermoso y relajante ver como las hojas se movían despacio contra el viento, se podía apreciar la nieve en algunas montañas lejanas e incluso se podía ver el pueblo, la iglesia, la plaza central y el palacio municipal; aquella zona era especialmente amada por los excursionistas quienes venían de diversas universidades (sobre todo los biólogos) para ver las maravillosas especies de aves que el pueblo tenía en su basto bosque, en especial el azulejo copetón, que era el ave nacional de Shelly Hole.

Por las noches el mirador de la montaña llegaba incluso a tener más gente que en el día, porque se podía apreciar perfectamente desde esa altura la brillante y plateada luna, así como las estrellas, las cuales se sentía como al estirar tus brazos fácilmente podías tomar algunas; y además, como toque especial, la viejecita que atendía tanto la cabaña como el mirador servía un exquisito café y chocolate por el cual se podía esperar la gente horas, decían que tenía el toque de una dulce abuelita, y a los visitantes les encantaba ver como cuando lo servía la espuma subía hasta casi desbordar el vaso pero sin llegar a hacerlo, la señora Patterson tenía la medida perfectamente calculada.

Todo eso pasaba en el mirador, una de las grandes atracciones de Shelly Hole luego de su festival del albaricoque, hasta 1997, cuando uno de los excursionistas se perdió cuando hicieron los recorridos guiados al bosque, la gente, y el alcalde de ese entonces intento ignorar el hecho ocurrido y la atracción siguió recibiendo visitantes, hasta que pasados dos meses una bióloga experta en el desarrollo animal cayó por el acantilado muriendo de inmediato, todas esas advertencias culminaron con el "aparente" suicidio de la señora Patterson, quien se colgó dentro de la cabaña cuando amenazaron con clausurar su cabaña y quitarle el único patrimonio que tenía.

Luego de este hecho la cabaña del mirador fue cerrada para siempre, y evitando que cualquier visitante ignorante tratase de subir, se mandó colocar una gran reja, que en su momento era roja y brillante ha cierta altura hasta donde los autos ya no podían subir.

Al notar hacia donde dio vuelta Eréndira ya sabía perfectamente cuál era el "lugar especial" al que se refería pues era casi imposible que alguno que viviera en Shelly Hole no escuchara todas las leyendas que giraban en torno al pueblo.

- Sé que contigo el lugar será especial Judá – le respondió poniendo la mano sobre una de las suyas las cuales sostenían firme el volante del auto, después volvió a mirar por la ventana mientras el contrario seguía conduciendo –

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⏰ Última actualización: Mar 20, 2020 ⏰

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La maldición de Shelly HoleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora