Sebastían siempre había pensado que el cambiarse de casa era una mala idea por variadas y diversas razones, pero bien lo dice la frase "Donde manda capitán no gobierna marinero" y era cierto, pues en casa él no tenía ni voz ni voto para la mayoría (si no es que para todas las decisiones) que acontecía en el hogar.
Además, se iba a ver muy inconsciente y necio si se negaba a mudarse, pues el motivo principal de aquel cambio era que el padre de Sebastián había recibido una mejor oportunidad de trabajo, o lo que su mamá le gustaba llamar "asenso" nada más y nada menos que como el nuevo alguacil, Sheriff, jefe de la policía del pueblo de Shelly Hole.
- ¿¡No puede ser esto más emociónate ¡? – comentaba el padre con alegría mientras conducía.- Nosotros tres, como familia, iniciando una nueva etapa en nuestras vidas-
- Si papá, es maravilloso.... – musitó Sebastián con indiferencia mientras miraba por la ventana.
El sentía que era el más afectado con aquella mudanza, pues su padre ya tenía trabajo fijo y su madre, bien que mal podría conseguir con el excelente currículo que poseía un trabajo como maestra de primaria, actividad que desempañaba desde que Sebastián tenia memoria, incluso desde mucho antes que eso, pero el, él era el problema, pues resultaba que el ascenso del padre había ocurrido cuando Sebastián cursaba la primera parte de su último año escolar en la preparatoria, en donde ya tenía, si no muchos, algunos pocos amigos, y donde era conocido y apreciado, desde los directivos hasta por los maestros quienes lo consideraban un alumno de excelencia, pues siempre desde que había empezado a estudiar en esa preparatoria se había hecho notar por ganar varios concursos, hacer los mejores trabajos y exposiciones, llegando incluso a ofrecerle una beca en Europa, pero el rechazó aquella oportunidad por el mismo motivo que rechazaba la mudanza ahora: odiaba empezar de cero.
Le molestaba la idea de tener que empezar una nueva vida, pues bien sabía que en todos lados (en especial en la escuela) sería visto como "el bicho raro", y aquello para nada le agradaba, pues él toda su vida, y aún a sus dieciocho años recién cumplidos era bastante retraído y tímido, lo que se conoce como un verdadero antisocial.
- Animo mi amor – Le comentó la mamá al verle tan metido en sus pensamientos – Ya verás cómo las cosas resultan mejores aquí que en Kentucky.
- Puede que tengas razón mamá – suspiro pesadamente – Pero en Kentucky las cosas eran mejores, ahí tenía toda mi vida, bien pudimos habernos cambiado cuando fuese a entrar ya la universidad, pero no a medio ciclo escolar.
- ¡Sebastián T. Wright! Ya lo hablamos – dijo la mamá interrumpiéndole – debes dejar de ser tan inconsciente y apoyar a tu padre que nos necesita ahora cielo.
- Seguro encajas rápido campeón, eres un Wright, lo llevas en la sangre, además escuche que la preparatoria "Oslav" tiene muy variados e increíbles clubes estudiantiles de los cuales podrías formar parte y así conocer a nuevas amistades, por ejemplo, está el condecorado equipo de lacrosse, o si lo sientes muy pesado también esta básquetbol, ajedrez ...-
- ¿El periódico escolar? –
Ambos padres rodaron los ojos con visible molestia cuando escucharon la sugerencia.
- Querido... eso ya lo hemos hablado muchas veces, y cada vez que sacas el tema tenemos que recordártelo, no puedes relacionarte con nada que tenga que ver o estar en relación directa con las letras y todos sus similares, tu padre y yo no queremos que te distraigas de tu verdadera meta, de la que es tú verdadera vocación, lo que de verdad quieres.
- Pero mamá, yo ya se lo que de verdad quiero, y eso es escribir, en verdad siento que es algo para lo que nací y para lo que sería muy bueno, ya vez lo que decían mis amigos, o mis maestros...-
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La maldición de Shelly Hole
TerrorSebastián Wright siempre había sabido cuál era su lugar en el mundo, llevaba una vida común para un chico común pero todo cambió el día en que su padre es promovido a un mejor trabajo en un pequeño pueblo de Dallas llamado Shelly Hole. Al llegar tod...