Partí hoy, en busca de la esencia del cosmos:
aquello que curará el mal del corazón
y sanará el recuerdo de tu rostro.
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Partí ayer, con el mapa al centro del cosmos.
Pero colisioné con los cometas de nuestro pasado,
me perdí con las estrellas en el brillo de tus ojos.
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Partí antier, muy lejos ahora ya del corazón del cosmos,
pero cada vez más cerca de la atmósfera de tu perfume,
y más envuelto que nunca en la nebulosa de una sonrisa.
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Parto cada día, lanzándome ante el profundo cosmos;
tratando de aceptar que eres tan lejana como un astro,
pero asfixiándome en la inmensidad que hay de ti en mi mente.