Aomine Daiki era un idiota, vida presente, pasada o futura, lo era.
Cuando vio al pelirrojo en ese día y una nueva luz en sus ojos apareció para decirle o recordarle quien era, lo que fue sintió su corazón latir retadoramente. Tenía al amor de su vida frente a él viéndole con curiosidad.
Pero en cuanto cruzaron palabras y se dio cuenta de que este para nada lo recordaba se volvió el imbécil que había estado siendo los últimos años.
Asi que ahí estaba, sentado viendo sus pies desnudos en su cama, recordando la paliza que le había puesto al amor de su vida; deportivamente claro, incluso ignorando que estaba lastimado.
Pero al menos le quedaba el recuerdo de su rostro molesto, como en aquellos primeros días en la pradera. Sonrió dejándose caer a la suave cama, esperado el momento en el que se reencontraran, puesto que Seirin y Too eran rivales y sabía que ni Tetsu ni mucho menos Taiga se contendría.
Lo esperaba con ansias.
Kagami cocinaba una cantidad inusual de comida en su departamento, puesto que su ahora "amigo" se había auto invitado a comer con él.
No le molestaba su presencia; al contrario, estar con él hacía que perdiera los papeles, como usualmente le decía Alex. ¿Pero porque se sentía como colegiala enamorada cuando estaba a su lado?
Desde esa primera vez que le conoció, cuando vio su intensa mirada azul, cuando lo llevo más allá de su fuerza al jugar, cuando el poder animal que irradiaba en cada paso, en cada movimiento, en cada respiración le hicieron estremecerse al grado de hacerle fallar un par de tiros, había algo... algo que le impedía sacarlo de su mente.
— ¿A dónde te has ido, tigre?—
Kagami casi que salto al escuchar la voz de Aomine tan cerca suyo, pero no solo fue eso; su voz, sino el tipo de voz, soltó un improperio dejando caer el bowl que tenía en sus manos, estrellándose contra el piso y rompiéndose en mil pedazos.
— ¡Tú quieres matarme Ahomine!—
—¡No es mi culpa que estés en las nubes Bakagami!—
Entre ambos limpiaron el desastre causado, pero Kagami lo había notado, el cambio de entonación mientras hablaban del próximo torneo y de cosas a las que sinceramente no les estaba prestando atención.
—¡Bakagami!—
Kagami reacciono cuando tenía al moreno encima suyo, casi; este sostenía su mano y al mirar hacia abajo noto el porqué, un pequeño corte que sangraba exagerado. No era la primera vez que le pasaba puesto que cocinaba mucho, algo que ya había visto muchas veces, pero lo que realmente le sorprendió fue a mirada del moreno.
Le arrastro hasta el sofá de la estancia y se dejó hacer tranquilamente. Kagami sentía su corazón latir desbocado. La mirada de profundo terror que le había visto al moreno le había dejado descolocado. Ella decía claramente "No me dejes de nuevo"
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A través del tiempo.
Fiksi PenggemarLa historia de un par de almas amantes que; a pesar de las diferencias, las eras y las formas, se seguirán buscando eternamente.