5 | Charla entre hermanos

3.1K 243 28
                                    

Al entrar a la sala pude divisar a una Mal molesta, pero había algo diferente era como si estuviese ¿preocupada? ¿por qué? ¿por mí?

— ¿En dónde estabas? — Mal rompió el silencio que se concentraba en la sala.

— Por ahí — no le di mucha importancia.

Al parecer mi respuesta la hizo molestar — Ven conmigo — ordenó, levantándose del sillón.

Como buen hermano menor por meses que soy, la obedecí, siguiéndola hasta un salón lleno de telas y una máquina de coser.

— Para lo que sea que estás haciendo — soltó.

— ¿De que estás hablando? — me hice el confundido y cruce los brazos sobre mi pecho.

— ¡Ay, por favor, deja el teatro! — exclamó, levantando la mirada y los brazos al techo en molestia.

— No es ningún teatro. Aunque no lo quiera estoy aquí para ayudarte.

—  ¿Ayudarme o fingir que lo haces?

Bufé — Piensa lo que quieras, chica del drama — dije antes de pasarle por un lado.

Ella en un rápido movimiento me detuvo, sosteniendo la parte trasera de mi brazo — Estoy hablándote.

— Y yo no quiero es-cu-char-te — intercalé las palabras al hablar y me solté de su agarre con facilidad.

Terca como una mula se interpuso entre la puerta y yo —  Me tendrás que escuchar quieras o no, Peter.

De alguna forma, el que me llamara por mi segundo nombre encendió la furia que tenía contra ella. Quería lanzarle el peor de mis ataques, hacer que la furia de mi cosmos aterrizará en su maldita cara.

Ella no tenía derecho a llamarme como mi madre. Mal no.

— Cállate. No vuelvas a llamarme así — hablé entre dientes, empuñando mis manos.

— Se lo que tratas de hacer — ignoró mi advertencia, quitándose de la puerta —.  Solo te pido que pienses en los niños de Auradon, ellos no tienen la culpa de las decisiones de sus padres. No tienen la culpa de mis acciones — sus palabras hacían que un vuelco se acentuara en mi estómago — . Te lo pido, no lo hagas por mí, hazlo por la inocencia de esos pequeños, tú que eres el Dios...

— ¡Cállate, maldita sea, Cállate! — espeté, acercándome a ella — ¿Crees que con decir esas dulces palabritas me convencerás, Mal? — subí mi mano izquierda a su mentón, apretándolo con mucha fuerza.

— P- Por favor — pronunció, haciendo una mueca dolorosa. 

Solté una risa llena de burla — Eres tan patética, hermana.

No dejaría que sus palabras me afectarán, no la debía escuchar, no me iba a convencer de abandonar lo que por años había planificado.

No podía hacerlo a pensar de que mi responsabilidad era proteger a todos esos pequeños como Dios de la inocencia y las travesuras infantiles que era. Ellos ya estaban marcados por el sello que Auradon exigía de perfección y falsedad.

— Y tú eres tan desalmado, hermano —  atacó con una pizca de decepción.

Sonreí como si se tratará de un cumplido — Me sorprendes.

— Por favor piensa en esos niños ¿Cuál sería tú propósito entonces como Dios?

¿Cuál era mi propósito en esta vida?Destruir a lo que más amaba mi padre pero ¿Valdría la pena la venganza? ¿Qué me quedaría después de verla dar su último respiro antes de morir? ¿Qué habría más adelante? ¿Satisfacción? ¿Un vacío?

Bajé la mirada a su cuello. Sería tan fácil asfixiarla y luego acabar con el resto hasta adueñarme de Auradon

— ¿Qué ofreces a cambio de salvarlos?

— Una nueva vida llena de inocencia y sin rencor.

Eso me hizo sonreír mentalmente.
Realmente sería algo hermoso.

¿Podrías darme eso, hermana?

— No es suficiente — mascullé, soltándola bruscamente.

— La oportunidad de que otros niños de la Isla vengan — por un momento creí ver en sus ojos arrepentimiento.

— Aún no es suficiente, pero tenemos un trato. Por los momentos —  tomé su mano y le di un beso suave en el dorso de ésta.

No sabía lo que pasaría más adelante, sólo que esos niños debían estar protegidos.



E.D 💫👣

EL HIJO DE HADES [ Descendants 3 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora