Capítulo 33: Siempre has sido tú

18 1 3
                                    

Narra James

Hoy es sábado y lo tengo libre por lo que invite a Ana a una tarde de películas. Estoy muy emocionado, me hace falta verla; quiero aprovechar cada minuto que estemos juntos, sobre todo porque le prometí hacerla feliz y pretendo hacerla sonreír cada momento que pasemos juntos. En fin en cuanto escucho el timbre, corro hacia la puerta y ahí está ella. No dudé ni un segundo en tomarla de la cintura y besarla dulcemente.

La escuché reír en cuanto nos separamos.

- Wow, sólo llevamos unos días sin vernos, no quiero ni pensar que pasaría si no nos viéramos por un mes- bromeó al tiempo que entraba a mi casa.

- Me moriría- le respondí.

- Eres un exagerado, James- dijo Ana, sentándose en el sofá.

- Claro que no, sólo amo mucho a mi novia- me excuse mientras me sentaba a su lado.

- Sentimientos muy fuertes para muy poco tiempo, ¿no crees?- cuestionó ella un tanto pensativa.

- Tal vez- admití. Tomé su rostro e hice que me mirará- no sé como paso, sólo sé qué me enamoré de ti como nunca lo he estado de nadie.

- James sabes como dejarme sin palabras- Ana suspiró e incluso se puso roja- creo que estoy acostumbrada a que las personas me decepcionen que ahora me resulta extraño que alguien pueda quererme tanto.- se sinceró.

- Entonces, tendré que hacer que te hagas a la idea de que tu doctor esta loco por ti- le dije para luego acercarla más a mí hasta que terminó acostada en mis piernas.

- Mmmm me muero por saber que harás- dijo mirándome llena de curiosidad- aunque si te pediré que vayamos paso a paso.

- Tranquila, iremos lento pero seguro- le guiñe un ojo- poco a poco vamos a ir construyendo una bella y larga relación- le aseguré.

- Bien- Ana me sonrió y se levantó lo suficiente para que nuestros labios pudieran decir más de nuestros sentimientos que nuestras propias palabras.

En fin nos pusimos de acuerdo para ver unas cuantas películas que nos gustaban a los dos y así conocernos más. Después de cenar pizza, nos quedamos acostados en el sofá, abrazados. Me gustaba tenerla así, rodearla con mis brazos y ver su carita de emoción cuando veía sus escenas favoritas. Todo iba más que perfecto. Sin embargo a mitad de nuestra velada empezó a llover fuertemente, al principio no le prestamos atención porque estábamos muy entretenidos con la película, pero al terminar seguía lloviendo sin parar.

-¿Crees que pase pronto?- me preguntó Ana preocupada.

- Bueno, si quieres podemos ir afuera y tener un beso bajo la lluvia- le dije para aligerar el ambiente.

Ella se rió.

- Será en otra ocasión Romeo, cuando no parezca que el cielo se nos va a caer encima- me respondió sin dejar de sonreír.

- Puede que sólo busque una excusa para que pesques un resfriado y así poder cuidarte- le dije al tiempo que rodeaba su cintura y ponía mi barbilla sobre su cabeza.

- Chico listo- ella se giró para mirarme- pero para eso no necesito enfermarme, tú ya me cuidas.

- Que bueno que digas eso, porque es lo que pienso hacer ahora- le hice saber- no te puedes ir así- señalé la ventana.

- Tal vez sea cuestión de esperar hasta más tarde- opinó ella.

- No lo creo mi vida, no parece que vaya a parar hasta mañana- dije mirando por la ventana preocupado.

Una Nueva Vida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora