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Pov Ye-ji
La noche era compañada con suave melodía de la música comercial estadounidense, la bocina portátil estaba en el mueble que se encontraba a un lado de la cama, una comoda juntó a una lámpara. El frío que recorría mi cuerpo me hacía entremecer, la ventana del segundo piso estaba abierta, y el residente de la casa se encontraba ahora en la ducha, apenas se podía escuchar el sonido que producía el agua al caer de la lluvia artificial.
Mi cuerpo se encontraba semidesnudo Solo llevaba puesto la blusa y las bragas, apenas la tela lograba tapar parte de mi trasero. A los pies de la cama, se encontraba mi mochila, dónde no dude en abrir uno de sus cuántos bolsillos y extraer de su interior una cajetilla de cigarros mentolados junto al mechero.
Me deslicé hasta la ventana, y apoyé mi brazo sobre la superficie de madera encendí el cigarro, la primera calada trajo rápidamente calma a mi cabeza, luego de una noche de sexo no venía mal. El barrió dónde mi novio vivía era en total calma, ni siquiera el ladrido de algún perro o maullido de un gato se escuchaba, ni los pájaros querían volar sobre los terrenos, a diferencia de mí residencia, era un total caos, el piso que compartía con mi media hermana menor Ryu-jin, no tenía una buena ubicación pero era algo que podíamos pagar con la indemnización de nuestro difunto padre.
Unas voces rompieron el silencio, más bien, tres, ¿Niños?. Bote el humo del cigarro y asome la cabeza por la ventana, efectivamente eran tres personas saliendo de la casa vecina, pero quién se destacaba más entre esas tres personas, era esa cabellera rubia. Beomgyu, al igual que su amigo tenían pijamas puestos, por la tela ligera del pantalones que se movía por el viento y las pantuflas. Los hoodies que llevaban puestos seguramente eran dos o tres tallas más grandes que sus cuerpos.
En medio de ambos chicos, se encontraba una chica, o eso parecía. A diferencia de los caballeros, la "chica" tenía un vestido hasta las rodillas, liso y con la espalda descubierta, un par de tacones de punta y sus delgadas piernas temblaban por el frío, al igual que su caminata con aquellos tacones.
Jocosa, le dí otra calada al cigarro hasta que el dúo se perdió al doblar la esquina.
- Ye-ji -. Dijo una voz detrás de mis espaldas, no dude en voltearme. SooBin estaba parado a un lado de la puerta del baño, con el vapor adentradose a la habitación y también al instante desapareciendo. Su cabello aún goteaba. Tenía una toalla atada a la cintura, me mordí el labio con morbo estudiando su pecho hasta bajar a su abdomen firmé.
