VIRUS!

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Lolitoplay

~●~

— ¿Seguro que no tengo ninguna enfermedad, doctor? — preguntó Lolito, aun no procesaba que en su diagnóstico no hubiera algún signo de alguna patología.

— Por supuesto — confirmó —. No tiene indicio de alguna enfermedad, está usted completamente sano.

— Pues vale, tengo que seguir moviendo cosas para el próximo alcalde — soltó inseguro mientras se colocaba su elegante sombrero —. ¡Nos vemos, Auron!

Recibiendo una despedida del contrario partió al ayuntamiento, no sin antes comprar paracetamol. Durante el camino se estuvo cuestionando sobre las capacidades del médico, no dudaba de que Auron es bueno en sus labores, ya sea siendo juez, psicólogo o su mano derecha, pero que su constante fiebre junto al dolor de estómago que lograba abrumarlo y la aceleración cardíaca cuando estaba cerca del de innumerables oficios no tuviera un diagnóstico lograba ponerlo inseguro, incluso estos síntomas habían empeorado desde su viaje para dar sus últimas innovaciones a la aldea, no podía evitar pensar constantemente en Auron en las tardes después de analizar las construcciones y forma de gobierno de la ciudad. Nunca pudo sentir algo tan fuerte desde su relación con Mangel.

Se estaba volviendo loco, su mente no podía dejar de repetir las imágenes del rostro Auron, cada sonrisa cuando hacían atentados hacia los otros guerreros de Karmaland, cada vez que su mirada brillaba de felicidad y sus ojos marrones deslumbran cual luceros, o ese piercing en su ceja y oreja izquierda que le sentaban de maravilla, o su cabello negro suave y sedoso con olor a vainilla, o su barba de dos días, o su piel morena que con los reflejos de luz de los atardeceres hacía juego, o su brazo derecho completamente tatuado que le aba un toque rudo a su personalidad infantil y arisca, que incluso siendo esa masa pegajosa hirviendo con olor a miel era tan perfecto, y devuelta estaban los síntomas.

Ya en la oficina del alcalde pudo respirar un poco, mandó a su secretaria a posponer algunas reuniones y discursos para el pueblo para sus proyectos y resolver algunos reclamos de algunos aldeanos por la falta de guardias, joder, aún con la suma de cinco diamantes al día no les era suficiente, tener tanto trabajo lograba sacar a Auron de su cabeza. Y ahí va de nuevo, esa fiebre que podía aguantar con facilidad, exceptuando la aceleración cardíaca y el dolor de estómago, junto a lo que menos podía tolerar, las increíbles ganas de estar junto a su mano derecha. Sacó una pastilla y llenó un vaso con agua, estaba mal automedicarse pero de verdad que lo necesitaba, podía vivir con todos los síntomas de su enfermedad crónica día a día, pero no podía con la necesidad de pasar cada segundo con Auron.

Comenzó a frustrarse, juraba que el paracetamol podría calmar los síntomas, sin embargo éstos estaban más fuertes que nunca, su autocontrol estaba al límite que en cualquier momento saldrá a buscar al médico e invitarlo a una cena como <<amigos>> o proponerle hacer un atentado alegando que no se debe de preocupar por la ley ya que al ser su mano derecha posee inmunidad. Salió del ayuntamiento corriendo al lago que está enfrente de su casa, aun cuando sus piernas rogaban por ir en dirección contraria para ver a Auron.

Cuando llegó sentía que no podía más, sus piernas estaban cansadas y su corazón realmente agitado, tanto por la actividad física como por las ganas de ver a Auron. Sacó su caña de pescar dispuesto a pasar las siguientes horas de la tarde pescando para relajarse y esperar a que el paracetamol haga efecto. Pasaron las horas, siendo ya las seis de la tarde, sus síntomas habían parado y no podría estar más feliz, había pesado tres etiquetas, dos libros de encantamientos, uno de irrompibilidad y el otro de filo II y una caña de pescar con suerte marina III, claro, muchos peces también, seguiría pescando de no ser por un mensaje de parte de su mano derecha, instantáneamente sonrió.

¡Auron para el pueblo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora