Rubiusplay
Contenido explícito
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La película de acción se escucha a todo volumen en la habitación, pero a pesar de dichos disparos los amantes se negaban a parar de besarse, sus labios exploran cada centímetro de su cavidad y sus lenguas danzan al compás de la melodía de los jadeos, aquel beso francés que ambos saben hacer a la perfección. El albino deshizo el beso mirando los ojos marrones del mayor, sonrió picaron y probablemente ambos sabían lo que pasaría a continuación.
— He sido un chico bueno, daddy — murmura rozando sus finos labios con los contrarios, con el apodo que tanto le gustaba Auron y que Rubius disfrutaba pronunciar —, ¿es posible que tenga una recompensa?
Los ojos de Auron brillaron con deseo, y Rubius no pudo evitar amar a esos iris marrones aún más — a los chicos buenos hay que premiarlos, ¿no lo crees, bebé?
Ambos eran amigos desde antes, ni siquiera recordaban el primer encuentro que tuvieron, y tenían bien en claro que eran, muy buenos amigos y confidentes, entonces, ¿cómo fue que llegaron a esto? A Rubius sólo se le viene a la mente el matrimonio de Luzu, aún recuerda débilmente bailar por diamantes al psicólogo excusando su conducta debido al alcohol, sin embargo todos los habitantes saben su debilidad, y esa era la tan preciada gema, aquel destello tan increíble que le daba la luz hacía brillar sus ojos verdes con deseo, y después vienen las nuevas elecciones para la alcaldía, donde nuevamente vuelve a caer debido a los diamantes.
Rubius aún conserva las marcas de las heridas en su brazo derecho y espalda debido a los espadazos que le dio Vegetta, sin embargo, no se arrepiente, daba igual el dolor cuando en sus brazos tiene a la gema más preciada para él, los diamantes, daba igual vender su voto por diamantes, sabía que Auron no sería elegido como alcalde al escuchar su discurso y los abucheos de los demás, exceptuando por el apoyo de Luzu. Recuerda con gracia cuando de sus labios se escapó la frase <<voté por mi sugar daddy, Auron>>, <<daddy>>, hace no mucho tiempo descubrió que poseía un gusto por aquella palabra, tan pronto cómo le fue posible se puso a investigar el Daddy Kink, maravillandose en demasía con ello, añorando poder compartir tal fetiche con alguien.
Es irónico siendo él un sacerdote, un seguidor fiel de la palabra de los dioses, caiga en el pecado de la lujuria tan rápido y tan ciegamente, aun yendo a confesar sus pecados no podía evitar guardar en lo más profundo de su ser el gusto por aquel impuro fetiche. Por error, y de por sí un gran descuido de su parte, soltó aquella palabra inconscientemente, mordiéndose los labios con nerviosismo al darse cuenta de lo dicho, para su sorpresa Auron rió, una sonrisa especial con un brillo diferente en su mirada, y Rubius se sintió seguro por ello, tal vez más de la cuenta, logrando burlarse llamando al chico moreno <<Daddy>> cada vez que podía, saciando y a la vez aumentando las ansias de tener a alguien con el cual divertirse siguiendo los pasos de aquel fetiche que lo empezaba a carcomer.
Sin saber cómo, pudo compartir el gusto pecaminoso con Auron, no recuerda que fue lo que hizo para lograr el consentimiento del de mechón rubio, pero se siente orgulloso de sí mismo desde más profundo de su ser.
Tan pronto como la frase fue dicha sus labios se volvieron a encontrar retomando los besos lujuriosos de hace no más de un minuto. La mano excesivamente pálida y fría del menor hizo contacto con la piel bronceada que hacía juego con los rayos de luz de los días de Karmaland, era un perfecto contraste que Rubius amaba ver, el cambio de temperatura abrupto sobresalto al mayor, era cierto, es un humano nuevamente pero igual que su aspecto no es completamente idéntico al de antes su temperatura corporal tampoco, era un poco más elevada al promedio. Levantó por completo la sudadera blanca de Auron, quitándose también la suya en el proceso, y la retiró con lentitud revelando un abdomen levemente marcado con un par de cicatrices debido a las peleas con los monstruos.
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¡Auron para el pueblo!
FanfictionAuron no puede evitar coquetear con alguien cada día.