Más allá de tus latidos

12| La pregunta del millón

Capítulo 12

Jungkook's POV

Las enfermeras van y vienen por los pasillos a cada minuto. He contado quince enfermeras en la última media hora, tal vez más, pero a lo mejor las confundí. Lucen igual gracias al uniforme y a mi falta de sueño.

Desde que tuve la oportunidad de ver a Seung Jo, su familia y yo ya no hemos tenido más noticias de él, pero según la enfermera a la que le pregunté eso es algo bueno, me dijo: "a veces no tener noticias es una buena noticia". Y comienzo a pensar que tiene razón. Es bueno que no nos hayan dicho que algo ha ido mal, porque eso solo significa que todo ha ido bien por el momento. Espero que continúe de esa forma.

Mi celular vibra por enésima ocasión y deslizo mi dedo por la pantalla para rechazar la llamada de Shin Hyo. Me ha estado llamando desde hace casi dos horas al igual que me ha mandado cientos de mensajes que he preferido no ver para no caer en la tentación de contestar y perdonarlo, porque me conozco y sé que voy a hacerlo. Siempre lo hago, no importa qué.

Justo ahora probablemente estará bebiendo en un bar más de lo que puede soportar solo para después mandarme fotos de él llorando con un mensaje debajo diciendo: "soy un idiota, por favor perdóname, te amo" como siempre hace cada vez que me molesto con él. Y yo, como el tonto que soy, voy a sentirme mal por verlo así y voy a decirle que está todo bien mientras no lo haga de nuevo, cosa que no cumplirá.

Por eso decido apagar mi celular. No pienso caer en el mismo círculo vicioso al que tan acostumbrado estoy. Tengo que ser firme por una vez en nuestra relación y ponerle un alto por mi bien y por el suyo. No es justo que nos estemos lastimando así. Dos años han sido suficiente.

Suspiro.

Sinceramente ya estoy comenzando a hartarme de sentirme así, tan molesto y tan triste a la vez. Lo quiero lejos de mí y al mismo tiempo lo extraño y desearía que estuviese a mi lado, que no hubiésemos peleado. Bah. Ya ni siquiera sé qué es lo que quiero.

Una mano se posa sobre mi hombro y no puedo evitar pegar un brinquito por el contacto que claramente me tomó con la guardia baja.

—Lamento haberte asustado —se disculpa la madre de Seung Jo al ver mi cara, que probablemente está pálida del susto —. Solo quería saber si estás bien, llevas un buen rato mirando a la nada.

Creo que no por nada dicen que las mamás tienen un sexto sentido.

—Estoy bien, solo tengo un poco de sueño —miento soltando un muy creíble bostezo.

—¿Seguro? —insiste ella.

Asiento y me pongo de pie, estirándome un poco.

—Sí, seguro —digo con una media sonrisa —. Iré a caminar un rato para despertarme, ¿gustan que les traiga un café o algo?

—Estamos bien, cariño. Ve con cuidado.

Al salir del hospital el frío aire de la madrugada me recibe impactando contra mi rostro y meciendo levemente el cabello que cubre mi frente. Y eso se siente extrañamente bien, como si todo se desvaneciera a mi alrededor y nada importara. Solo yo y el suave viento que me rodea.