LA ISLA DE CUARENTENA

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La isla de cuarentena

Muchos países tienen desiertos y sitios de muy difícil acceso. Colombia, por su parte, tiene islas pequeñas y deshabitadas dedicadas a ser hoteles. Se Invierten años en hacerlos más lujosos y atractivos. Para eso hay dinero, pero no lo hay para establecer allí una base militar y una base médica para prevenir pandemias. En una pandemia un cuerpo gobernante cuerdo y preparado con varios años de antelación habría tenido lista una isla de cuarentena para ingresar a todos los nacionales que regresen el extranjero con sospecha de estar enfermos, unas instalaciones de ultramar con las mejores condiciones tales como comunicaciones, entretenimiento, alimentación y abrigo, todo con el objeto de ser mantenidos en observación médica o cuarentena en vez de dejarlos entrar por los grandes aeropuertos a las grandes ciudades para tener una ridícula «cuarentena en su casa», que cosa más irresponsable, la cual, en el contacto con amigos y familiares contagiarían a toda la población. La gente no gana nada con aislarse en sus hogares si su gobierno ha metido a los infectados en sus barrios para «cuidarse en casa». El Estado habla de la siguiente manera: «Mire, señor ciudadano, vamos a dejar entrar el peligro por la puerta grande, con los brazos abiertos, y lo vamos a poner al lado de su casa, luego de eso, le vamos a pedir a usted que se encierre estúpidamente y que se cuide del peligro que nosotros le pusimos frente suyo. Somos el gobierno y, como siempre, estamos para aquí para tratar de matarlo». La naturaleza, de una manera impersonal, se puede burlar de todo esto.


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