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- Bill ¡¿Que demonios haces aquí?! - Me murmuró, mientras me sacudía con sus manos.

- Silencio... Pino... Duermo... Mensaje... - Comento entre dormido, no entendí bien que dije entre esas palabras, pero debió ser algo que lo molesto, porque me aventó de la cama.

- ¿Y a ti que? - Me pregunto mientras yo seguía tirado en el suelo, me levanté un poco tambaleando, pues acababa de despertar.

- ¿Que? ¿que dije? - El me miró molesto, como siempre. - Bien... chico lindo, dime tú respuesta, ¿te vas a acostar con la rojiza o no? - No quería saber la respuesta, pero ya quiero demostrarme a mi mismo que no existe nada entre los dos. Nada.

El me miró, y luego miro su reloj.

- Podemos hablar esto afuera - Parecía nervioso.

- No, no quiero tus afuera Dipper, siempre haces lo mismo, solo dime qué si te vas a acostar con ella, no es para tanto, es como decir que yo me acosté con Gideon, oh espera ya lo hiciste - Comenté con sarcasmo. - Pero no lo hice.

El buró molesto.

- Claro que lo hiciste - Murmuró. Puedo perdonar muchas cosas, menos que diga eso.

- NO lo hice - Murmuré. - Ahora me dirás qué si - Interrumpió mi comentario, parece que empezaremos otra pelea.

- ¿Que no lo hiciste? Oh, claro, tus fotos en internet en su cama son solo edición ¿verdad? - Cruzo sus brazos.

- Él solo me estaba cuidando ¿sabes? De ALGUIEN quien su mente estaba en la dimensión desconocida y estaba tocándole cierta COSA - Me acerqué a el.

- Nadie estaba borracho, solo tú - Yo reí ante su comentario.

- ¿A sí? ¿Entonces porque publicaron que se le vas a meter a una chica? - Refuté, y saque lo teléfono, poniéndolo en su cara, el lo tomó observando los comentarios. - Dices que no lo harás, pero se que si será, porque siempre has sido un cobarde.

Dipper me miró, se que la cosa que más odiaba era ser llamado cobarde.

- No te atrevas - Levanto su dedo en señal de amenaza

- Soy Dipper y soy un cobarde, no tengo las bolas para decir que no ante la presión social, ya que no me gusta estar con perdedores - Dije imitando su voz.

- Ya basta - Comento.

- ¿Ya va a llorar la niña? - Intente tomar mi teléfono, pero el alzó la mano. - Dámelo - Salte pero él lo movía.

- Parece que el conejito salta - Bufé molesto ante el comentario - ¿Dónde está el mago sobre el que te hace saltar?

Ofendido, le meto un puñetazo, el pierde el equilibrio y recupero mi teléfono, Dipper me empujó, poniéndome contra la cama. Encima mío aventó mi teléfono lejos, este cayó en el suelo, Dipper me sostuvo de los brazos para que no me levantará. Yo forcejeo con mis piernas.

- Suéltame - Digo con un claro tono molesto.

- No - Responde Dipper mientras me mira.

Seguimos forcejeando hasta que terminamos cansados. Este imbécil se niega a soltarme.

- Mira, mi familia está escaleras abajo, no quiero que arruines mi vida con tu presencia - Aprieta fuertemente mis muñecas - Ya lo has hecho bastante.

- ¿Yo? ¿Arruinar tu vida? - Me rio de su comentario de manera sarcástica - Tu eres un verdadero cretino, ¿Que demonios te hice? ¿Acaso que yo exista es una especie de mala experiencia en tu vida?

- Cállate. Tengo mejores cosas que hacer.

- Entonces, ¿tener sexo con chicas que realmente no conoces y lastimarme sin mejores cosas que hacer?

- Yo no te lastimo Bill, eso es tu maldita culpa, por ser un maldito homosexual.

Como un firme flechazo, directo al blanco, trago saliva de manera dura, me siento nervioso ante aquella palabra homosexual. ¿Porque tienen que gustarme los hombres? Todos ellos me tratan como una basura, y el chico que me gusta, es aún peor.

- Lo siento... - Escuchó murmurar a Dipper de manera leve.

- No lo haces - Respondí en un susurro.

El ambiente se torna algo incómodo, entre ambos, pero esto me deja en claro, no hay nada entre nosotros dos...

- Me voy - Finalmente me suelta, y camina a la puerta.

- Lo sé - Comenté algo decaído - Adiós Dipper, y esta vez es por siempre.

- Mientes.

- Te prometo que no. No lo haré de nuevo.

El silencio es lo único que queda en el cuarto, cada uno toma rumbos distintos, me siento cansado y triste, supongo que este es el final ¿Verdad?

Me Parece Perfecto | DipbillDonde viven las historias. Descúbrelo ahora