03. La Fortaleza Grindswold.

79 9 3
                                    

   - ¡¿Dónde está mí supertraje?! - escucho a un niño gritar.

Salgo de mi "oficina", la cual se encuentra en el último piso de la fábrica abandonada que tomé como mi guarida.

La voz le pertenece a José Luis Martínez, un niño de once años que se nos unió hace un par de días.

- ¿Enserio ocupaste esa frase? - Lo miró divertida, el se encoge de hombros.

- Supuse que llamaría la atención.

Me río y doy un salto desde lo alto hasta el piso donde está mi pequeño saltamontes.

- Se que estas impaciente por salir a la calle a defender inocentes y eso, pero aún no estas listo. Aún tienes mucho que aprender antes de pensar en trajes y nombres héroe.

- Osh - se queja.

- Se paciente y al final tendrás ambos - revuelo su cabello y después me alejo.

Hoy es un día con mucho movimiento, mis chicos están despiertos desde temprano entrenando, manteniendo las máquinas  en funcionamiento para poner obstáculos en las prácticas.

Justo ahora es momento de la comida, doy un recorrido por las instalaciones para asegurarme de que ninguno de mis chicos se olvide de consumir los "sagrados alimentos".

- Marco, son las dos de la tarde. Hora de comer.

- Voy en un momento, estoy intentando destrabar la máquina anti-incendios.

Esa máquina fue creada para los chicos con poderes de fuego.

- ¿Qué se descompuso?

- Básicamente, los extinguidores no se accionan. Ya intenté de todo, pero nada funciona.

- ¿Y ya probaste ajustar los pistones?

Se queda unos segundos pensando y tras dedicarme una sonrisa boba, obtengo mi respuesta.

- Yo lo arreglo, tu ve a comer.

- A sus ordenes Capitana. - Marco se aleja corriendo a toda velocidad.

Capitana, así me dicen la mayoría de estos chicos, pero yo tengo otro nombre, un nombre que me gane salvando vidas al lado de Ben y William. Éramos un gran equipo, como si nuestras mentes estuvieran conectadas. Juntos, nuestros movimientos fluían como el agua.

Los extraño mucho, incluso a mi tonto hermano, después de todo siempre estuvimos juntos.

Dejo atrás esos pensamientos y terminó de arreglar la máquina.

Me siento muy orgullosa de lo que he logrado en tan poco tiempo aquí. Estos chicos fueron abandonados por sus familias solo por ser diferentes. No tenían a nadie, estaban solos. Pero ahora tienen un hogar, un lugar donde pueden encontrar gente igual a ellos y aprender a utilizar su poder para el bien.

Una vez que ya todos están comiendo, me preparo para salir a dar una ronda por la ciudad, asegurarme de que todos estén seguros.

Me dirijo a mi oficina, donde me espera un traje negro con franjas onduladas de color azul eléctrico.

Es una especie de homenaje a lo que era el traje de mi padre.

Me gustaría haberlo conocido.

Me pongo en traje frente al espejo para asegurarme de que este bien acomodado.

Por último, coloco una placa metálica a la altura de mi pecho.

Ahí se puede apreciar unas palabras con gran significado.

Tempesta ignis.

Mi nombre héroe.




¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Mia GrindswoldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora