Capitulo único

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Hinata Shouyo es una persona que siempre ha creído en las almas gemelas, tu destinado, el hilo rojo y todas las leyendas urbanas sobre que en verdad existe tu media naranja.

Siendo un omega, siempre soñó con encontrarse con la persona que tenía la otra mitad de su corazón. Pero con veinticinco años lo veía imposible. Tampoco el ser un pequeño cuervo se les hacía atractivo a los alfa.

En este mundo, solo los alfa y omega eran capaces de cambiar a lo que la gente llamaba tu animal guía. Siempre pensó que aquello era demasiado genial y creía firmemente que el sería un grandioso alfa con un genial animal guía. Pero la vida, a parte de haberlo hecho bajito, le había hecho omega. Pero para rematar la faena, su animal guía era un cuervo. ¿De que le servía transformarse en un cuervo pequeño y rechoncho? No lo entendía. Sus padres eran una pareja de conejos y su hermana, recientemente descubierta como alfa, era igual que ellos.

Él era el único diferente.

A la edad de quince años había descubierto que era omega. Si no hubiese sido por su mejor amigo, Yamaguchi Tadashi un bonito omega con pecas que tenía como animal guía un ciervo y su alfa, Tsukishima Kei con un leopardo como animal; habría sido atacado por sus compañeros alfa al tener su primer celo en medio de un receso de clases.

Literalmente le debía la vida a ellos. Porque sino, habría estado atado a alguien que no amaba por tener su marca grabada en la parte posterior de su cuello.

Yamaguchi y Tsukishima eran amigos de la infancia y ambos al cumplir catorce descubrieron que eran almas gemelas, que tenían la otra mitad de su corazón. A los quince decidieron unirse para siempre aunque después sus padres les regañaron hasta el cansancio por hacer algo tan imprudente como aquello. Y al estar unidos, solo el celo de tu propia pareja te hace perder la cordura, es por eso que el rubio pudo protegerlo de los demás alfas.

Y Hinata a veces sentía envidia de esos dos.

Cuando tenía dieciséis, conoció a Kageyama Tobio. Un beta que tuvo que transferirse de escuela a mitad de curso por problemas familiares. Al verlo, con aquella expresión seria, su pelo negro como el carbón cubriéndole la frente y unos intensos ojos azules, le hizo latir el corazón y su estómago dio un vuelco.

¿Acaso él sería su alma gemela?

Tenia entendido que los beta no tenían almas gemelas y aún así algo le atraía del chico.

Por eso, reuniendo todo su coraje, se acercó a él en un cambio de clase e intentó hablar con él. Al principio no fue como él quería pero a medida que pasaban los días, la actitud de Kageyama cambió hacia él y pasaban más tiempo juntos.

En su tercer año, fue Kageyama el que dio el paso con un rostro sonrojado al igual que el suyo.

—Me gustas. Puede que solo sea un beta pero siento algo muy profundo aquí por ti.- señaló donde estaba su corazón.— Tal vez no te sientas seguro conmigo al no poder marcarte o no satisfacerte como lo haría un alfa en tus periodos de celo. Pero... ¿Saldrías conmigo?

Aquello era un indudable sí.

Recuerda que su primer beso fue demasiado torpe, algo normal en un par de chicos inexpertos en ese ámbito.

Tenían citas cada vez que podían. Dormían en la casa del otro. Él se transformaba en su animal guía y se apoyaba en la cabeza de Kageyama. Y cada vez que le llegaba el celo cada tres meses, el pelinegro le ayudaba a sobrellevarlo aunque nunca estaba satisfecho.

Al acabar la preparatoria, tuvo que despedirse de su mejor amigo que se iba a Tokio junto a su alfa a estudiar en una de las mejores universidades. Las lágrimas y los mocos no se hicieron esperar en aquel momento. Él por su parte, rentaría un pequeño apartamento junto a su novio y estudiarían en la universidad local, él biología respecto a los animales guía y Kageyama educación física.

Animal Guía (AtsuHina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora