¿ Lo has oído ?
Al dulce ángel de mejillas sonrojadas, el mismo que canta con el corazón, esperando a su alma gemela.
¿ Lo has visto ?
Al pequeño chico de la plaza, aquel que baila con el alma, enamorando con sus delicados pasos a cualquiera que lo viera.
Raúl era un chico del cual se hablaba mucho por aquel pequeño pueblo en donde vivía, pues no era para menos, el dulce chiquillo de dieciocho años destilaba pureza y ternura.
Era la joya de la familia Álvarez, aquel diamante en bruto que era cuidado celosamente por la matriarca de la familia y los protectores hermanos mayores de este mismo; Ismael y Daniel Álvarez.
Cualquiera que busque algo más haya que una simple amistad con su encantador hermano, cualquiera que después de un rechazo siga insistente. . . Era visitado por estos dos caballeros, que con sudor y sangre, protegían a su ángel.
Pero me he desviado del tema, centrémonos en la plaza principal del hermoso pueblo Santillana del Mar. Donde el castaño daba vueltas, piruetas, saltos y sonrisas llena de la más pura felicidad, persona que pasará por ahí, se quedaba a admirar los suaves pasos de danza que daba el más joven de los Álvarez.
Cada miércoles era lo mismo, Raúl saldría de su hogar para llegar a la plaza, uno de sus lugares favoritos en aquel rústico lugar. Él se posicionará frente a la fuente de agua, aquella que tiene una estatua de un guerrero en su corcel, donde las flores de primavera mostraban con vanidad sus hermosos pétalos en las columnas que adoraban el lugar, las mismas que caían con gracia y delicadeza sobre la pequeña figura del joven bailarín. Él no necesitaría de algún aparato para reproducir música, pues él mismo la tarareaba. Cerraba los ojos y empezaba con sus delicados y lentos pasos, mientras que una gran sonrisa infantil adornaba su bello rostro.
Cada persona que pasaba se contagiaba con la felicidad y calma que destilaba Raúl, verlo en la plaza era una suave caricia para los jóvenes enamorados que veían al pequeño ángel del pueblo.
Tal vez Raúl no llevaba algún reproductor de música, pero era porque siempre había algún músico en la plaza.
Y aquellos eran los mismos que hacían a sus violines entonar una melodía antigua, algunos tocaban suaves acordes en sus guitarras clásicas, el pueblo con sus palmas al mismo ritmo y uno que otro niño haciendo ruido con sus pequeñas baterías.
Todos haciendo bulla mientras sonreían y bailaban entre sí, mientras que la adoración del pueblo se encontraba en el centro danzando.
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🐻┊SYMPH0NY ,, rubiusplay
Hayran Kurgu❝ Y ahora tu canción está en repetición, estoy bailando al ritmo de tu corazón. ❞