CAPÍTULO 13 - Morgan

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Dormir está sobrevalorado. Y lo digo yo, que hoy no lo he hecho, y me encuentro tan fresca como una rosa, una con muchas espinas y con muchas ganas de pincha a todo ser viviente de la faz de la tierra.

En la pantalla de mi móvil marcaban las seis menos cuarto. La noche de hoy está sin duda en los primeros puestos de mi lista de noches interminables. Yo diría que está entre la vez que me pasé toda la noche cazando ranas, en una bahía de Hawái con un niño de unos 10 años, que acababa de conocer, y entre la vez que estuve drogada porque me habían quitado las muelas del juicio, y mi abuela me obligó a jugar a las cartas con ella.

Quedaba una hora y pico para empezar las clases y yo estaba ya con unas exuberantes gafas de sol negras, Ronnie siempre me dice que me disimulan la cara de ex convicta, así que suelo utilizarlas en mis días malos (que son la mayoría); una gran sudadera negra en la que me podría perder perfectamente, y, sorpresa: unos enormes pantalones negros de chándal.

Con intención de ser productiva y hacer algo bueno me dirigí a la cocina para hacer unas tortitas, o por lo menos un intento de ellas. Mientras batía la masa de las tortitas me imaginaba cómo sería batirle la cabeza a Steven contra el asfalto. Ese solo fue el primero de una sátira de pensamientos pasivo-agresivos.

¿Realmente Steven se merecía que lo tratara así? Puede que me hubiera pasado. Ni siquiera le di oportunidad a explicarse. Pero es que, ¡joder! ¿por qué se escondía entonces? Esa actitud es de esconder que eres un hijo de la gran mierda. ¿Pero, y si en verdad él me quiere? ¿O si en verdad le quiero yo a él? ¿He vuelto a apartar a alguien importante de mi vida porque me he asustado? ¡No! Yo no estoy loca. No lo estoy, sé lo que oí. Steven se merece que se lo trague la mierda, ¡y su hermano también! qué se pudran.

Después de caer en un bucle de pensamientos destructivos, un estruendo me sacó del agujero que es mi mente. La alarma de incendios había saltado por una puñetera tortita más negra que mi futuro. La apagué todo lo rápido que pude, pero para mi desgracia el sonido ya había llegado a las habitaciones de mi primo y mi hermana, que cual gacela que huye de un puma, que a su vez huye de un centauro. Espera, ¿los centauros no son herbívoros? Bueno que más da.

—Morgan ¿qué haces?— Dijo Veronica interrumpiendo mi reflexión sobre los centauros. —Eh, pues... He hecho tortitas—. Le respondí mostrándoles mi creación. —¿Son esas... cosas negras?— Preguntó Jake tapándose la nariz, quiero pensar que por el olor a humo y no por el olor a mis tortitas. —Sí. La intención es lo que cuenta ¿no?— Me excusé mostrando una sonrisa inocente que parecía de todo menos inocente.

Después de airear la cocina del humo, Ronnie desayunó media tortita chamuscada, por sus expresiones faciales creo que por compromiso. Jake se hizo tostadas, y yo desayuné mis habituales dos tazas de café solo-solo.

Mi día durante las primeras clases fue un jodido desastre, empezando por que hoy al profesor de matemáticas se le ha antojado sacarme a hacer un ejercicio. Ay... Ese maldito Humpty Dumpty. Como lo odio. Y después, seguimos con que mi batido favorito de la cantina se había agotado. ¿Qué más podría ir mal?

Al llegar a la mesa donde me esperaban mis amigos, me los encontré a todos mirándome. —¿Qué? ¿Es que tengo monos en la cara?—. Dije dejando caer mi bandeja con el almuerzo sobre la mesa, causando bastante estruendo. —Parece que alguien ha tenido hoy un buen día—. Comentó Ty, sin apartar la mirada de su bocadillo de mantequilla de cacahuete. Me senté junto a Daniel, que estuvo callado durante todo el almuerzo. Dios, si él supiera lo que le agradezco ese silencio.

El molesto timbre de la campana marcó el fin de la hora de comer, y yo que ya estaba lista, me puse mis gafas de sol, cuando Ian decidió hacer uso de su cerebro por una vez en mucho tiempo. —Oye Morgan, ¿eres consciente de que aquí dentro no hace sol?— Solo a este maldito pequeño rubio se le ocurriría decirme eso hoy. Así que decidí guardarme todos los insultos que me vinieron a la mente en ese momento y me remití a enseñarle mi dedo corazón e irme.

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⏰ Última actualización: May 16, 2020 ⏰

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