Capítulo 2 - Veronica

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Despertarse por ruidos de platos rotos y gente dando voces no es una buena forma de empezar el día, y el mío acababa de empezar así.

Me giré en la minúscula cama y miré a Morgan, que parecía que estaba en plena hibernación. La última vez que la desperté no acabe muy bien que se diga, por lo que no reuní el valor necesario para hacerlo esta mañana.

Cuando me disponía a salir sigilosamente de la habitación, mi móvil empezó a sonar, despertando desgraciadamente a mi hermana.

Acababa de llegarme un mensaje.

"Fiesta de bienvenida esta noche, en casa de Jonathan, a las 10 pm, no faltes."

Bien, una fiesta, justo lo que necesitaba para adaptarme. La única pega era quién narices es Jonathan.

Por suerte esa mañana Morgan se había despertado con buen pie, y el día avanzó sin ningún problema.

Después de cenar nos fuimos a la habitación a prepararnos para la fiesta, yo decidí ponerme un vestido negro de tirantes, mi hermana optó por una camisa hawaiana y unos vaqueros ajustados.

Una vez listas, nos escabullimos por la ventana, gracias a dios, nuestra habitación estaba en la planta baja. Fuera nos esperaba nuestros nuevo primo Jake en su furgoneta.

—¿Listas para socializar?— Mi hermana que estaba abrochándose el cinturón asintió, y yo la imité. Estaba un poco nerviosa, en Nueva York nunca me había pasado, estaba acostumbrada a ser la abeja reina, pero aquí todo era distinto, éramos las nuevas.

Al llegar a la fiesta un sentimiento de decepción me invadió. Era un sótano vacío, bastante amplio y decorado para la ocasión, incluso tenía una gran bola de discoteca y luces de colores. Allí solo habían cuatro personas sentadas en un minúsculo sofá. Por lo menos la música era buena, estaba sonando 'I Want to Break Free' de Queen.

—Morgan, nos vamos—. Cogí a mi hermana del brazo para tirar de ella. —¿Cómo? Si acabamos de llegar—. Se resistió. Morgan no lo entendía, nunca había entendido la importancia que tiene estar en lo alto de la pirámide social. —Si alguien de Nueva York se enterará de esto sería humillante...— Intente explicarle, pero para variar me respondió con un alto nivel de sarcasmo. No podíamos pasar ni un minuto más allí. Me propuse que saldríamos de allí aunque tuviera que arrastrar a la tozuda de mi hermana.

Nada más abrir la puerta para irnos, entraron unas veinte personas, y eso no fue más que el inicio. Treinta minutos después, el que antes era un sótano vacío, ahora se empezaba a parecer más a una fiesta de verdad.

—Voy a ir a por algo de beber, ¿vienes?— La verdad, me sorprendía que Morgan aún no tuviera ningún vaso entre las manos, es de esas personas a las que le divierte beber. —Sí, te acompaño—. Cuando mi hermana estaba bebiendo algo que parecía tequila, me fijé que a un par de metros había una chica muy mona mirándola.

—Eh, Morgan, esa chica no te quita el ojo de encima—. No se cómo, pero ya se había terminado su primer vaso. He aquí mi hermana la borracha. —¿¡Eh!? ¿Quien?— Ya estaba empezando a elevar la voz. —La chica de tu izquierda. Mira disimuladamente, por favor—.

Y entonces mi hermana, que ya no iba muy sobria, giró bruscamente la cabeza en dirección a la chica. La verdad, no se para que digo nada. —Es guapa—. Dijo medio trabándose debido al alcohol. —Más que Lexie—. Le solté a modo de pulla. —Parece que se te está pegando mi sarcasmo, hermanita—. Respondió entre risas. Puse los ojos en blanco a modo de respuesta, podía ser muy irritante si se lo proponía. —Voy a ir a hablar con ella, no hagas nada de lo que te puedas arrepentir, ¿vale?— Le intenté advertir, y ella asintió con una media sonrisa en la cara mientras se alejaba entre la multitud.

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