Harry dará clases en una escuela por primera vez y su ceguera lo tendrá obligado a tolerar ciertos abusos.
Louis es un docente de historia, está lleno de penas y problemas en el trabajo y vida.
Ambos quieren huir de sus desdichas sin matarse.
Ent...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
(una semana después)
Cuando el profesor Alex se fue con Harry una voz a su lado lo sobresaltó.
"Tomlinson, qué esos cafés no son para ti? O el segundo nombre del profesor Styles es el mismo que tu nombre?"
Se encogió de hombros.
Si lo sabía, eran para él y no haberlos tomado le hacía sentir culpable, estaba siendo cruel y eso era lo único que no deseaba en la vida. Pero debía obedecer su regla de no amistades, aceptar los cafés que Harry le dejaba en la refrigeradora sería mostrar interés en una amistad.
Tenía dos opciones para seguir su valiosa regla, seguir ignorando a Harry o, hablar con él y pedirle que pare porque no quería una amistad si es que lo estaba pensando, ambas eran muy crueles para Harry después de lo que él le comentó en la cafetería.
Tamborileó el pupitre con los dedos. "Profesor Tomlinson?"
Miró con prisa la puerta, sorprendido de sentirse algo desilusionado al encontrar a un alumno.
"Hola, ocurre algo?
"Sí, ah... Soy Simón, soy nuevo en esta escuela, quiero decir, acabo de ingresar hace unos días a mitad del ciclo escolar, aun no comprendo los métodos de puntuación de su materia. Puede explicármelo detalladamente?"
Asintió con una sonrisa. "Claro." Tomó el plumón de pizarra.
...
"Gracias por su tiempo."
"Estudia, mis exámenes jamás son fáciles."
"Por supuesto profesor, me han dicho que usted es el mejor en su materia, no tengo dudas."
Hizo una reverencia por el alago, el joven rio educado, le dio la mano y se retiró, esperó unos minutos antes de tomar sus cosas, hubo un estruendo en ese momento de espera pero le restó importancia. Salió rumbo al estacionamiento, su turno ya había acabado.
Los pasillos estaban vacíos, ese ambiente era deprimente por las tardes. Vio al de limpieza trapear un charco cerca a la entrada al gimnasio. "Hola señor Lambert, dónde está todo mundo? Hoy era feriado?"
"Oh, no señor, todos están en el campus, hoy son las ultimas prácticas de partido."
Asintió. "Entiendo, lo había olvidado. Hasta luego."
Sus zapatos bien lustrados comenzaron a hacer estruendo elegante contra el piso bien pulido. Revisó su teléfono un momento y en casi doce pasos su pie derecho hizo un espectáculo deslizándose hacia delante haciéndole soltar el móvil para posar la mano en el suelo pegajoso y húmedo con aroma a café. "Ugh, debe ser una maldita broma."
