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~Revolucion de mayo~
<4 de Julio de 1776>

No es mera coincidencia que el mismísimo Reino británico se haya encontrado en más de una ocasión con España, y antes de que todo terminara en una pelea (como la mayoría de veces) el de habla inglesa siempre buscaba la forma de tener contacto con el Virreinato, más específico, Plata.

Imperio y colonia charlaban sobre las posibles mejorías que podían llevar a cabo juntos pero, las trampas no faltaban.

El platino sabía que no debía dejarse convencer de la labia que tiraba la potencia y el británico no dejarse engañar bajo la apariencia "desprotegida" de la rosa.
Pero sí, el odio al español los unía por más que ninguno lo demostrara.

—Ya es hora de que te marches— el de cruz roja ingresó a la habitación con voz grave y por sobre todo dominante.

—It was a pleasure to chat with you, Plata //Fue un gusto charlar contigo, Plata//— se despidió con una sonrisa, esta vez no tenía ganas de pelear (directamente).

El de tonos amarillos-rojizos hizo su clásica mueca de desagrado ante el asqueroso apodo.

Una vez quedó a solas con su conquistador volvió a enfrentarlo como venía haciendo desde hace ya varias semanas.

—¿Qué pasa? No te entrometas en mis relaciones externas— estaba furioso, todo lo que venía haciendo salía a la perfección, no necesitaba que el Imperio venga a arruinarlo todo, otra vez.

—Te prohibo tener cualquier tipo de comercialización con otros países, en especial con ese mamacallos —.

—¿Estás con miedo?—.

—¿Yo? ¿El mismísimo conquistador de América? No le temo a nada, soy el más fuerte, primero en el mundo—.

—El terror está en tu mirada España, tienes miedo de que una colonia te supere—.

—Deja de decir injurias, estarás solo si te enfrentas a mí, Reino Británico te utilizara solo para su propio beneficio, deberías dar por perdida la batalla—.

—¿Crees que nací ayer? Ese británico no es muy diferente a ti— rodó sus ojos molesto —Imperiales— espetó disgustado —necesitan dominar al otro para sentirse conformes porque ustedes mismos son insuficientes—.

—Y respecto a lo de luchar solo...— continuó —no necesito de nadie más— dijo el menor.

—¿Qué está ocurriendo contigo chaval? De donde salió esa actitud arrogante y rebelde—.

—De ningún lado supongo, ¿creíste que me conocías tan bien? No te dejes engañar Imperio Español— respondió remarcando las dos partes de su nombre.

Finalmente se retiró de aquel despacho dejándolo con la palabra en la boca.

(...)

Las cosas continuaron tensas entre España y Río de la Plata, y claro que los hermanos cruz se enteraron a detalle cada pelea.

Pero si había una manera de incomodar más las cosas era la nueva noticia, una colonia independizada.

Sentados los cuatro en la mesa, surgió ese polémico tema de conversación. La independencia de Trece Colonias.

—Me llegó a oídos que Trece colonias, perdón, The Thridteen States of America, esta recientemente independizado— comentó el rioplatense.

Aquello hizo que los dos virreinatos casi se ahogaran con su comida, ni hablar del imperial, parecía que le iba a dar un ataque.

—Plata, deja de decir tonterías—.

—¿Yo? ¿No dijiste que querías que fuera como él? Ayúdame a mí también con mi independencia— rió —Por favor, ¿crees que nadie sabe que ayudaste a esa colonia junto a Francia? Te hundes solo...—.

Los otros dos hermanos se miraron asustados y se retiraron rápido de la gran mesada ante el miedo de la reacción del mayor.

—Controlate Río de la Plata, por favor, deja esa actitud de niñato— respondió tenso.

—¿Niñato? ¿Con que derecho? Tú eres el de actitud de niño, ayudas por mera rivalidad— sonrió inocente.

—Estás colmando mi paciencia este último tiempo, aprende a comportarte o tendrás serios problemas, no querrás terminar como Perú—.

—Imperio español recuerda mis palabras, conmigo abriste tu propia puerta al infierno—.

El virreinato se levantó de la mesada y desapareció por los largos y oscuros pasillos del hogar.

(...)

<5 de may. de 1789>

Casi 14 años más tarde surgía un nuevo cambio en el mundo, que daba la alerta a los nuevos problemas.

Un país desarrolló una nueva enfermedad mental, ni más ni menos que por sus problemas internos, un trastorno social.

Francia fue afectado por su brote de bipolaridad, depresiones momentáneas de rey que lo único que hacían era darle deseos de desaparecer; hasta episodios macabros que lo cegaban completamente, la ira de los habitantes fluía por sus venas.

Y esto era solo el comienzo para los ilusos que pensaron que aquellas locuras afectarían solo al francés y no a sus queridas naciones europeas. Estúpidos, ellos no sabían el gran cambio que se aproxima...

Bienvenida seas Revolución Francesa

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No me gustó mucho este cap...

Virreinato del Río de la Plata [C.H.] PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora