Cap1 - el encuentro [WILLIAM]

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Estaba en casa, ya tenía preparada la comida para mi padre y para mi, nada ostentoso, puré de patatas y filetes de pollo, desde que mama se largo nuestra dieta venía ser poco más que eso, pizzas y comida a domicilio ya que a ninguno nos interesaba la cocina lo más mínimo. Cogí los platos, los lleve al salón y puse la tele. El telediario comenzó con noticias de política así que no le presté mucha atención esperando a los deportes; de repente conectaron en directo con el titular “Encontrado  un cadáver a las afueras de Oxford” la conexión se realiza con normalidad así que tampoco le prestó atención hasta que, justo cuando voy a la cocina, ¡Qué casualidad!, se oyen los gritos de la presentadora y cortan la emisión alegando problemas con la misma… valla, ¡para una vez que pasa algo curioso me lo pierdo!

Luego siguieron las noticias, “el gobierno planea una subida de impuestos el mes que viene”, “disturbios en Londres”…

            De repente oí la llave en la cerradura y mi padre entro en casa se quitó la chaqueta del uniforme y dejo un maletín en la mesita del salón.

            -Llegas tarde- le dije yo.

-Hijo, no veas la que hay montada ahí fuera, un colgado drogata se me ha acercado y me ha mordido en el hombro.

-¿Estás bien?

-Sí, ya me lo han desinfectado. Creo que no voy a comer, parece que me he resfriado, guárdamelo en la nevera, me voy a echar un rato a dormir.

-Vale.

Como él no va a ver las noticias enciendo la consola y me pongo a jugar. Un par de horas después unos gemidos que salían de la habitación de mi padre así que me acerco a investigar.

-¿Papá? ¿Estás bien?

No obtengo ninguna respuesta

-¿Papá?, ya te tengo dicho que no veas porno cuando yo esté en casa por muy necesitado que estés.

Nada, ni una risa, solo un gemido más acuciante y un golpe en la puerta.

-Papá, voy a entrar, me estas preocupando.- Otro golpe- me da igual que no quieras.

Abro la puerta y mi padre se abalanza sobre mí, doy un salto y le esquivo. Él viene hacia mí con las manos estiradas para intentar cogerme, la boca abierta con la mandíbula colgando. Esta muy pálido, parece un zombie de los de las pelis de la tele.

-Papá, no tiene gracia

Él se abalanza de nuevo a por mí y le esquivo sin problemas. Por la abertura de la camisa veo la herida; tiene un aspecto horrible, es como si se estuviese pudriendo y huele fatal.

Vuelve a intentar cogerme pero esta vez le empujo, se desequilibra y cae de espaldas. Se escucha un “crack” horrible al golpear su cabeza con el marco de la ventana y mi padre deja de moverse mientas la sangre empieza a teñir la pared del salón.

Empiezo a pensar que no estaba actuando, a demás en la calle hay mucho alboroto de sirenas de ambulancias, policía y bomberos. Londres es un caos. Decido que no puedo quedarme allí así que cojo su viejo revolver y munición, y la katana negra que gané el año pasado en la competición de kendo y la navaja suiza que me regaló mamá por mi cumpleaños el año pasado; meto en una mochila una botella de agua y comida en sobres y latas pero sin cargarla demasiado; y decido coger la bici y salir en busca de alguien ya que sé que sólo tengo pocas posibilidades de salir vivo de esta.

Empieza a oscurecer y sombras tambaleantes acechan en la noche. Me subo a un árbol e intento dormir atándome con una cuerda. Por la mañana me despertó el ruido de un grupo de zombies bajo mis pies, no me habían visto pero yo estaba atrapado, como una rata en un incendio, pasé 15 minutos pensando cómo salir de allí, los conté, eran 23. Puedo con ellos, si solo pudiera bajar… me siento solo y abandonado, gustaría llamar a alguien para oír una voz familiar, ¡Eso es! ¡El móvil! Puse la canción de heavy metal más larga y ruidosa con el volumen a tope y lo lancé bien lejos. Ellos como tontos fueron tras el móvil como un pero tras una pelota, yo mientras tanto me solté del árbol y bajé. Ellos empezaron a pelearse, los de la segunda fila mordían y arañaban a los de la primera y los de la tercera a la segunda y así sucesivamente, estaban como locos. Uno de los de la última fila me vio y vino tambaleante hacia mí, desenvainé mi katana y de un tajo lo decapité, luego otro, y uno más, y seguí cortando miembros y matando zombies hasta que acabé con los 23. Intenté recuperar el móvil, pero estaba hecho trizas así que lo abandoné. Limpié mi espada en uno de los cadáveres por allí tirados.

-con el jaleo que he armado no puedo quedarme aquí mucho más tiempo- pensé para mis adentros y entonces la vi, era preciosa, como si aquella honda varadero estuviese esperándome, limpia y reluciente aparcada en la acera. Me acerco, a su lado hay un cadáver, bueno, más bien medio, con el casco puesto, así que supuse que era su dueño, me asusté cuando se me tiró a la pierna pero como tiene el casco puesto no me preocupa, la moto tiene las llaves puestas, parece que este pobre diablo fue el tentempié de los 23 muertos vivientes muertos que acababa de hacer rodajitas. Me subí en la moto y salí de allí.

Decidí ir al aeropuerto ya que supuse que, como todo el mundo estaría intentando salir del país, las fuerzas de seguridad estuviesen allí concentradas. Por el camino paré en un mercado ya que quería coger antibióticos, no quiero que en vez de un zombie me mate un resfriado.

Al entrar un militar empieza a seguirme, yo me paro en la farmacia que está cerrada y le di un golpe a la verja de pura frustración, eso atrajo a los zombies que había en la zona. El militar salió por patas. Me encargo del grupo que se acerca a mí. De repente un claxonazo muy fuerte llama la atención de mis compañeros de baile que salen todo lo “rápido que pueden hacia la fuente de sonido olvidándose totalmente de mí. Los mato y salgo a ver. En el otro lado de la calle el militar de antes está atrapado, rodeado por 10 zombies, parece que está en apuros. Supuse que iba al aeropuerto así que decidí ayudarle. Silbé, se acercaron y luego silbó el acero. Uno a uno pronto cayeron los diez silenciosamente.

El hombre sale del coche y me abraza dándome las gracias.

-¡Eh eh eh ehh! tranquilo tío… - dije mientras me lo quitaba de encima.

-¿Te han mordido o algo?, ¿estás bien?

-No.

-¡Un momento!- grita de repente- ahora vengo.- dijo mientras salía corriendo en dirección al mercado.

-shhhh!!!!

Al medio minuto o así volvió con las llaves en la mano.

-Tenemos que irnos

-¿Ibas al aeropuerto? –Le pregunté yo- yo voy en esa dirección.

-No, el aeropuerto está infestado, vengo de allí

-¿Entonces dónde vamos?

-antes oí en la radio que qué la FUAE tiene un plan en caso de emergencia para recolocar a los civiles a salvo en una base subterránea en Oxford.

         Así que mi nuevo amigo Chris y yo, cada uno en su vehículo nos dirigimos en esa dirección por un camino rural. A medio camino un nuevo avviso nos hace cambiar de ruta y dirigirnos a Frilford. por suerte mi padre me llevaba alli a jugar muy amenudo.

         Alli encontramos a otro grupo de gente: una mujer militar, dos muchachos un poco mayores que yo y un perro que estaban discutiendo y trasteando con la radio de un coche patrulla.

ZOMBIPOCALYPSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora