Cap1 - el encuentro [ALICE (y John)]

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            El plan para los proximos 5 dias era simple, ¡nos vamos 5 dias de excursión a una granja escuela! A pesar de los altercados en Londres de los que se hablaba en las noticias, nuestros profesores decidieron que seguía en pie la excursión ya que estábamos relativamente lejos. De modo que a las 7:00 de la mañana sonó el despertador con los ojos medio pegados salté de la cama me puse unos pantalones vaqueros y una camiseta Desayuné a la carrera y a las 7:25 sonó el timbre. Cogí la mochila y mi chaqueta con orejas de conejo y salí de casa. John ya me estaba esperando fuera y fuimos de camino a la parada cogidos de la mano.

            El bus llegó y nos sentamos atrás el chofer tardó 48 minutos en llegar desde Summertown, al Norte de Oxford hasta Garford, un pequeño pueblo al sur, en la campiña. Era un sitio precioso. Nos bajamos todos armando un gran alboroto y un señor con barba nos explicó qué íbamos a hacer.

            Estuvimos trabajando hasta medio día dando de comer a los animales, fue muy divertido y por la tarde dimos un largo paseo con la profesora por el campo y recogimos moras silvestres. Luego cenamos y nos fuimos a dormir. A media noche escuche un ruido y de repente alguien me puso la mano en la boca. Abrí los ojos asustada y le vi.

            -John, ¡Te voy a matar!- susurre cuando me quito la mano- ¡¿Se puede saber qué estás haciendo aquí?!

            -Quiero mi besito de buenas noches –y puso cara de niño pequeño, cosa bastante difícil si tenemos en cuenta que mide 1.85 y juega al futbol americano… Le dí el besito.

            -Anda vete tontorrón, como te pillen te expulsan.- hizo un mohín y le di otro besito, se levantó y se fue diciéndome hasta mañana. No puedo enfadarme con él.

            La mañana del viernes amaneció con un sol radiante así que me vestí con unos pantalones vaqueros, una camiseta rosa con rallas negras, como las mechas de mi pelo y unas medias de calaveras también del mismo color.

-Buenos días princesa, te has puesto muy guapa pero ¿no crees que no es lo más adecuado para pasar un día en la granja?- preguntó el sarcástico.

            -Sí.- Le respondí mientras me ponía la capucha- Hoy voy a ver a los conejitos

            El se rió y me revolvió el pelo. Yo me lo puse bien y le miré con una mirada de odio fingido a la que respondió dándome un beso en la frente.

            Pasé la mañana donde los conejitos. Millie, la chica que durmió a mi lado en la habitación y una de mis mejores amigas pasó, me dio un codazo, y me dijo “menos mal que “tu chico” no despertó a Brenda, si no estaba ya en casa para una buena temporada.” Yo le agradecí que no se hubiera chivado.

            Después las chicas que estaban conmigo se fueron y yo me quedé acariciándolos un rato más. John vino a buscarme para ir a comer y de repente las risas de nuestros compañeros se convirtieron en gritos de pánico. Nos asomamos a ver qué pasaba al otro lado del granero ya que desde ahí estábamos entre la pared y la primera fila del campo de maíz... lo que vimos parecía sacado de una película... nuestros maestros y algunos de los trabajadores de la granja se habían convertido en zombies y la gente huía en todas direcciones. 

        Al principio pensamos que era una broma de los profesores para pasar el rato pero comprendimos que era real cuando vimos que uno de ellos cogía a Millie por el brazo y le mordía el cuello apretando hasta arrancarle un trozo de carne. Al oír los gritos de la muchacha acudieron más zombies y la rodearon para comérsela viva mientras sus gritos agonizantes rasgaban el aire de mediodía. Su cuerpo cayó al suelo entre gritos de dolor y convulsiones y de repente se quedó callada y quieta, como muerta. Al poco tiempo se levantó, pero tenía la mirada vacía, la piel pálida, caminaba tambaleándose y de su garganta salía solo un lastimero sonido gutural.

        Entonces fue cuando nos dimos cuenta de que el peligro era real. Entramos en el granero y nos armamos como pudimos. Yo elegí una guadaña de segar trigo y él encontró un hacha.

Nos superaban en número de modo que decidimos subir al tejado, al menos allí estaríamos seguros y podríamos hacer señales de algún tipo. Desde allí arriba, vimos una columna de humo que subía como a un kilometro al norte atravesando el maizal y pensamos que igual podíamos llegar hasta allí y conseguir ayuda o un vehículo así que decidimos ir; bajamos y empezamos a correr.

Por el camino no nos encontramos a nadie, ni vivo, ni muerto, ni zombie... o igual ni siquiera los vimos... era aterrador, como en esas películas de extraterrestres, igual solo que esta vez el peligro estaba a este lado de la pantalla y era tan real como nosotros.

Nada mas atravesar la última fila de plantas nos dimos cuenta de que el paisaje a aquel lado del maíz era tan aterrador como el que acabábamos de dejar. 

Lo primero que vimos fue el cuerpo sin vida de un policía apoyado sobre la puerta de un coche patrulla. Aquel agente había sido mordido y por consiguiente había contraído la infección letal (o no letal, depende de cómo lo mires), en un último acto de cordura y humanidad se había volado los sesos para no convertirse en uno de aquellos seres.
             John cogió el arma; nos asomamos por encima del capó y vimos que más nos esperaba allí. 

Varios zombies deambulaban entre los restos humeantes de una furgoneta de los informativos de la BBC la cual habían volcado y destrozado al intentar sacar a la reportera y el cámara que se habían refugiado.... Lo consiguieron. Se abalanzaron sobre ellos. El muchacho se había desmayado, pero la chica nos vio y nos miró con los ojos empañados en el terror y comprendí que ella estaba sintiendo en cada fibra de su ser la proximidad de su inminente muerte. Acto seguido los zombies la tiraron al suelo y se los empezaron a comer. Fue una escena muy desagradable. De repente vi como uno de ellos arrancaba entre un chorro de sangre el brazo izquierdo de la reportera y se lo comía arrancando con ansia grandes trozos de carne.se me uso la carne de gallina, me refugié en los brazos de John y cerré los ojos esperando que al abrirlos esto fuese solo un mal sueño.

Por suerte un rayo de esperanza apareció por una curva del camino en forma de una ráfaga de disparos y el sonido del motor de una moto. Pronto los zombies dejaron de comer y se centraron en aquel sonido dejando atrás los restos del quipo de televisión. Muchos de ellos cayeron al suelo con el cráneo reventado salpicando sangre en todas direcciones.

Unos segundos después una moto de gran cilindrada entro en escena al girar una curva, en ella iban una mujer joven y bien armada y un perro. Ella siguió disparando tiró el arma al suelo, cogió dos pistolas y unos minutos más tarde había acabado con todos los zombies de aquel lugar. Entonces, y sólo entonces nos atrevimos a salir de nuestro escondite temblando como flanes

-¿estáis bien?

-Si –dijimos los dos al unísono

-¡Eso ha sido una pasada!, parecía un videojuego ¡bang! ¡bang bang! Y todos muertos- solo John podía estar así de eufórico después de lo que acababa de ocurrir.

ZOMBIPOCALYPSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora