1- Amy, Amy Hudson

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-¡Amy, cariño, la cena está lista!


Amy subió aun más el volumen de la música. 


-Amy, vida ¿Me oyes? ¡es la hora de cenar!-


Amy se escondió debajo de las sábanas y se tapó la cara con la almohada. 


-¡ AMY HUDSON, NO TE LO REPITO MAS!-


Ahora si que tendría que recurrir al plan B; la infalible manera de librarse deliberadamente de una cena familiar en la que, a judgar por el barullo que hacían, podría estar allí reunido todo el arbol genealógico de hace 3 generaciones. Todos esperando a ver como "evolucionó " la supuesta hija "perfecta" y "responsable " que ese día de sus 22 años tendría que mostrar sus dotes carismáticas y deleitarlos con un agradable discurso para "elogiar" a toda esa panda de abueletes criticones. Se supone que era ese el plan, ¿no? Su madre se había encargado de atormentarla dos semanas antes para intentar  concienciarla de que ese día debería ser especialmente atenta con los invitados y procurar dar buena imagen a todas y cada una de esas personas. Amy sabía desde ese momento que era un intento fallido. No tenía ganas de empezar al estilo "besa-manos" del rey y estar allí durante horas perdiendo el tiempo a lo tonto. El plan infalible tenia que ponerse en marcha pero ya.


-Amy, tesoro, ¿se puede saber que estás haciendo con esa cuerda y abriendo la ventana? 


Horror. Piensa rápido. 


-Eeeeems... bueno.... ¿te acuerdas de ese libro taan interesante de medicina que me regalaste el otro dia? Digamos que con la emoción de empezar a leerlo se me ha caido siin querer a la antojana e iba a cojerlo...  .- 


No esta mal como improvisacion. En el mejor de los casos su madre se haría la tonta y pasaría del tema, ¿no?


-Asi que no es lo que parece, valla, que mal pensada soy. Juraría que ibas a utilizar la cuerda para escaparte otra vez por la ventana y zafarte de los invitados. Menos mal que solo era por una buena causa. Hay que ver que cuidadosa eres con tus cosas, arriesgar tu vida por por un libro de medicina que por poco quemas el dia que te lo regalé. ..-


-¡Pasado pisado mami! Con lo que me gustan a mi las plantas medicinales, la homeopatía y toodas esas enfermedades que hay en el libro, lo encuentro de lo mas interesante, de verdad!!- 
Vale, eso había sido pasarse.


-No me vaciles, Amy. Baja ahi abajo y comportate de una vez, ¿Es que ni los 22 te hacen madurar un poco? Tu padre está enfadado.- 


Mierda. Su madre estaba utilizando otra vez esa odiosa expresión que no le agustaba en absoluto. Bueno, ni su expresión,  ni su actitud gobernante que mantenía con ella en ese momento, por dios, podría ser perfectamente la mujer de Hitler.


-Voy ahora anda, no os enfadeis.- dijo finalmente con resignación. La carita de "mami no me riñas" parecía ya no hacer efecto, y aunque tampoco  esperaba que su madre la entendiera, poco tiempo atrás hubiera servido para calmar la situación y digamos que para salirse...con la suya, y ese precisamente no era el caso. 


Miró con pereza la percha que colgaba de la manilla de su armario. Un vestido de satén blanco reposaba sobre ella, junto con una torera roja de manga corta y unos zapatos de 15 cm de tacón. 15 centímetros. ¿En que momento se le había ido tanto la oya como para comprar ese calzado tan incomodo? Sería un suplicio aguantar sobre ellos toda la noche, todo un reto teniendo en cuenta que no se había puesto tacones en su vida. No tacones propiamente dichos, tal vez alguna bota campera con no mas de 5 cm de altura, que rápidamente se había encargado de cambiarlas con una amiga por unos cómodos playeros de toda la vida. 


¿Sería capaz de mantener la compostura con dichos zancos o moriría en el intento? 


Bueno, ella lo intentaría,  al menos. Se puso como pudo el ajustado vestido y todos los complementos que su madre le había regalado para completar el look, ya solo poner las medias sin romperlas fue todo un desafío para ella. Se recogió el pelo en un moño improvisado y se dejó caer algún mechon suelto por la parte del flequillo, dejando libres algunos de sus mas rebeldes rizos. Esto le daría un toque informal, justo lo que ella quería. Antes de bajar se miró al espejo para darse un último repaso. ¿ Seguro que era ella la del espejo? El vestido tenía un escote cuadrado y de palabra de honor con una especie de bordado que hacia resaltar sus pechos notablemente, la parte de la cintura se ceñía mucho a su cuerpo y junto a la forma acampanada en la que acababa el vestido se encontró formidablemente sexy pero a la vez tremendamente incapaz de bajar ahí abajo con esa imagen. ¿De verdad que era necesario toda esa parafernalia ? No cabía duda de que estaba arrebatadora pero... dios, como le mancaban los putos tacones. De todas maneras no le quedaba de otra que llevar ese ostentoso conjunto que se había encargado de confeccionar para su "gran dia" la tia Shandy, animada por su madre (como no) y el cual tenía que llevar si o si. O eso, o el plan infalibre contra las cenas familiares. Y este último no parecía haber dado mucho resultado.

Sorprendentemente, Amy había conseguido bajar las escaleras sin un solo rasguño. Sus tobillos aún seguían en su sitio y las medias no parecían tener ningún agujero. Todo un triunfo empezar con buen pie la noche.


El salón se veía hermoso en esta ocasión. Se había puesto una gran alfombra roja redonda que delimitaba el centro d la sala, donde varias personas cincuentonas se marcaban unos estudiados pasos de baile al ritmo del vals que en ese momento sonaba. A su izquierda, la estancia estaba llena de grandes mesas alargadas con todo tipo de aperitivos y bebidas, y una gran lámpara con cientos de cristales de svaroski que colgaba desde el techo. Había también todo tipo de adornos que se veían lúcidos en las paredes y ventanas, y sobre la entrada un gran cartel que ponía                                              

   "                   "BIENVENIDOS"

"(Limpien los pies en el celpudo al entrar)."


La última frase hizo que Amy soltara una carcajada. ¿ De verdad habían sido tan cutres poniendo eso? Fijo que había sido idea de James, el mayordomo. Era la persona mas tiquismiquis que había conocido en su vida. Era normal entrar en la cocina y verlo chillando de los nervios porque había visto como una mosca se había posado sobre la vajilla, o porque alguien se había dejado un pelo sobre la mesa, o porque alguien había empezado a comer uno de sus postres sin avisar y se había dejado el tenedor dentro de la nevera. Mmmm, sus postres. Era lo único bueno que tenía, y ella no pensaba resistirse a esas delicias. Que la pillara era un riesgo que había que asumir y punto, ademas, siempre le quedaría un hermano pequeño a quien echarle la culpa. Y este, si que era uno de mis mejores planes, os lo aseguro. Will cargaba con todas las culpas a cambio de que su hermana mayor le presentara a alguna de sus amigas 90-60-90 . Lo cierto es que solo tenia 16 años, pero tenía algo que hacia que las mujeres cayesen rendidas a sus pies. Pequeño pero matón. 


De repente, Aly se percató de que un montón de miradas se posaban sobre su rostro; mujeres entafarradas de maquillaje y cuarentones de suéter y smokin que la analizaban exhaustivamente de arriba a abajo una y otra vez. Dios, ya empezaban a cuchichear en  voz baja. La paciencia de Aly estaba comenzando a desbordarse.


-¡Aly, cuánto tiempo!- le dijo una voz femenina a sus espaldas. 


- Oooh, señora Ruperts, !que agradable sorpresa verla¡- contesto como pudo, esbozando la mejor de sus sonrrisas falsas mientras pensaba en una forma de hacerse invisible para el resto de la noche-


- Lo mismo digo querida, me sorprende ver como has cambiado en estos últimos años, ¿ Será el amor lo que te hace ver tan distinta?- guiño guiño, codo codo- vamos, cuéntale a esta vieja cuando será la boda.-


- Eeems, en realidad se equivoca, yo no tengo ni tengo la intención de tener ninguna pareja formal....-


-¿Estudias o trabajas? Con los tiempos que corren hija mia... yo a tu edad ya estaba totalmente  independizada y criando 7 niños.-


-La admiro mucho, de verdad- no tenia pensado soltar ni prenda, a cotillear a otro sitio-
Otra mujer muy repeinada y derecha entró en acción :


- ¿y que tienes pensado hacer después de acabar la carrera? ¿ Ganarte la vida, verdad?-esto ya era demasiado. Nadie le había avisado de que la acribillarian a preguntas durante toda la noche, en ese caso hubiera obtado por finjir estar afónica o algo así. No soportaría mucho mas esa situación. Como se atreviera a acercarsele otra abueleta cotilla la mandaría a paseo en un pis-pas...

-Ei, Ami, por fin te encuentro, ¿que tal va la noche?- la voz tremendamente masculina la hizo dejar de lado por un segundo sus pensamientos y la despertó como si le hubiesen tirado un vaso de agua fría. Se dio media vuelta y notó como su respiración comenzaba a acelerarse. El chico de pelo rubio y esbelto que tenia justo en frente hizo que Ami se ruborizara profundamente. Debería de articular alguna palabra rápido,  antes de que sus mejillas la delataran.

La nueva en la comisaríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora