C A P Í T U L O 6

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Flashback.

-¿Por qué no podemos ser como ellos? - pregunto con un tono tristón.

Cojo una piedrita y la tiro al río. Cloe hace lo mismo pero éste traspasa el río cayendo sobre la hierba.

-¿Quieres ser como ellos? - pregunta en busca de otra piedrita.

-Uhmm... no lo sé... - me detengo a pensar.

Max rebuzna, se levanta y empieza a pastar.

- Ellos no tienen problemas, no cometen errores y nunca han sido ni serán juzgados por su apariencia. Siempre serán felices...-suelto un fuerte suspiro - ¿Qué hay de ti? ¿Tú quisieras serlo?

Cloe apoya su espalda en la gran roca que está detrás de nosotras y lanza el objeto. Hago lo mismo.

Ella es como mi hermana mayor.

- No- dice finalmente.

Me reincorporo de inmediato y volteo a mirarla.

- ¿No? ¿Por qué no?

- Porque ellos ocultan algo.

Fin del flashback.

***

Todo está oscuro.

Corro por los pasillos con todas mis fuerzas y apenas puedo respirar. No sé cómo pero de alguna manera logré escapar y ahora medio batallón corre detrás de mí. Aún puedo escuchar sus estremecedoras pisadas contra el metal.

Llevo las manos estiradas hacia adelante para evitar estamparme contra el final del camino. Doblo hacia la derecha y al final de éste alcanzo a ver un fino rayo de luz que escapa debajo de una puerta.

No puedo voltear e ir hacia el lado contrario, no hay escapatoria.

No me detengo y giro la manija. Un salón lleno de mesas altas con velas encendidas hacen dos caminos en vertical hasta llegar a una en el medio, la más alta, con un libro sobre ella.

El libro de la salvación...

Las pisadas se han detenido.

Camino con pasos inseguros en medio de ellas y me ubico detrás de la última, intento leer el primer párrafo pero no puedo, está borroso.

Entrecierro los ojos cada vez más en un intento de enfocar las letras negras. No puedo, es imposible.

La cabeza me da vueltas y todo se desvanece.

Ahora, camino por un oscuro callejón y voy hacia la salida. Un anciano yace sentado en las gradas de su casa blanca.

-Puedo ayudarte - se ofrece en cuanto doblo la esquina.

Lo miro confundida.

-Cuéntame ese sueño tuyo, niña.

¿Niña?. No soy una niña...

Me encojo de hombros y le cuento todo. ¿Qué puedo perder?

- Está más que claro. Lo estás buscando, lo necesitas.

¿A quién necesito? o ¿a qué necesito?

Todo se oscurece nuevamente.

- ¿La has visto alguna vez?

Quisiera abrir los ojos pero ellos se niegan a hacerlo. Tengo miedo. Ya no sé si esto es un sueño más o es la realidad.

- ¿La haz visto alguna vez? - repite la voz de una mujer con insistencia.

Me armo de valor y los abro. Y en cuanto lo hago me arrepiento de inmediato, el dolor de cabeza no ha cesado.

Frente a mí, una mesa de cristal y una mujer de edad media. Lleva el pelo cogido en un moño algo flojo y lleva una impecable blusa blanca, entrecierra los ojos y me examina con sus ojos grises esperando una respuesta.

Ambas estamos sentadas.

Dos jóvenes con bata blanca y mascarilla, lo cual no me sorprende ya que siempre han pensado lo peor de nosotros y que llevemos una extraña y mortal enfermedad no es más que uno de sus estereotipos, cuidan de la supuesta puerta.

¿Cómo llegué aquí?. No lo sé...

- Doctora Galahara lamento interrumpirla, pero no creo que la paciente se encuentre en condiciones... - se detiene al ver la mano de ella enfrente de él.

- ¿La conoces? - señala con la cabeza la transparente imagen flotante, inexplicamente a decir verdad, de una chica.

La imagen muestra una joven, lleva el pelo cogido en una trenza francesa y dos delgados mechones caen de ambos lados. Su mirada está vacía, no mira a ningún punto en específico. Es familiar, podría decir que sí la conozco, excepto por dos cosas, ha crecido y no lleva su "marca".

La mujer de enfrente se aclara la garganta.

- No, no la conozco - respondo sin ninguna expresión en el rostro aunque por dentro siento que mi corazón va a estallar en cualquier momento.

La imagen desaparece de manera instantánea, probablemente a causa de ella, y me quedo mirando la pared blanca detrás de ella.

- Llevenla a la sala "h"- ordena ella.

- Doctora Galahara no intento contradecirla, pero creo ya nos ha proporcionado la información suficiente... - empieza a decir el de la derecha.

¿Información? ¿Les he respondido más preguntas?

- De la cual no debemos confiar - espeta la mujer, seguido de eso me lanza mirada de disgusto.

Es perfecta... Son perfectos...

- No ha estado consciente del todo, no ha podido mentirnos - sustenta él de la izquierda.

-Concuerdo con mi compañero doctora. Según el último registro hemos obtenido 38 respuestas similares consecutivas y ninguna a...

- A eso se le denomina "patrón" y hay una causa, Derek- lo corta- No ha estado "inconsciente" del todo - le corrige al primero y da por concluida la conversación.

Ambos asienten y antes de que la puerta se deslice, de manera extraña, alcanzo a ver el terror que reflejan sus rostros.

***


Flashback.

-¿Qué nos ocultan? - pregunto en cuanto la veo tomar asiento.

Me mira confundida.

- Ayer... dijiste que "ellos" nos ocultaban algo - susurro mientras miro a mi alrededor.

Ella sólo se limita a ver el horizonte.

El silencio se vuelve incómodo en cuestión de minutos. Cruzo las piernas, me inclino hacia delante y sumerjo mi mano en el agua que corre a gran velocidad a través del canal.

- Hay cosas que tengo contarte -volteo a mirarla, tiene la mirada baja y juguetea con un diente de león -pero, antes necesito decirte la verdad acerca de mí.

Frunzo el ceño.

- Siempre has sido sincera conmigo.

- Sí, pero hay algo que he estado evitando decir.

-¿Qué quieres decir Cloe?

- Soy una de ellos

Saco la mano del agua y me quedo mirando el reflejo del cielo en el agua.

- ¿Qué hay de... tu marca? ¿No es real? - pregunto después de unos minutos.

- No, no lo es - soba su brazo y su marca desaparece dejando tinta blanca sobre su mano como evidencia.

Es perfecta...

Abro los ojos como platos y sin saber cómo o por qué ya me encuentro lejos de ella.

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⏰ Última actualización: Jun 26, 2020 ⏰

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