HABITACIÓN "121" | Lipsoul |

04

-Muy bien, Jungeun, hoy podrás salir con tus compañeros al aire libre. Disfrútalo.- Dijo una mujer de largos cabellos negros con cierto tono de asco.

Jungeun estaba tirada en la cama llena de heridas y varías velas gastadas a su alrededor. La adolescente sólo asintió, si hablaba lloraría, el nudo en su garganta se lo decía.

La mujer con una ladina sonrisa la dejó sola en la habitación pero a diferencia de otras veces, dejó la puerta abierta.

Jungeun se levantó y se puso la única ropa que tenía, unos pantalones holgados, una camiseta con el nombre de una banda de rock en medio y unos tenis gastados.

Se fue a mirar al pequeño espejo que tenía en el baño y limpió el resto de esperma de velas de su rostro. A paso lento se dirigió hasta la salida de su habitación y luego hasta el final del pasillo donde estaba el patio completamente cerrado de aquel lugar.

-Kim, ¿Qué fue lo que te hicieron?.- Le preguntó una chica más alta que ella, cabello negro y de voz serena. Se podría decir que era la única amiga que tenía la pequeña.

-Un... un fetiche con esperma de velas sobre el cuerpo, nada serio no te preocupes, Sooyoung.- Le trató de sonreír a la chica mientras se sentaba en una de las bancas vacías, además de ellos dos, habían al rededor de quince jóvenes más.

La más alta no sabía que decir, sabía que su pequeña compañera siempre recibía los peores clientes, si a ella también la golpeaban, nunca utilizaban cuchillas, esperma caliente o pinzas en su cuerpo. Pero con Jungeun si.

- KimLip, no sabes cuanto quisiera ayudarte... - Con sólo esas palabras recordó a aquella chica de piel clara y una larga y brillante cabellera negra que la fue a visitar hace un par de noches atrás.

-De hecho... Si puedes ayudarme. ¿Te llevas bien con otros chicos además de mi?.- Preguntó en un susurro casi inaudible, recibiendo un asentimiento con la cabeza.- Pues... Necesito tu nombre, nacionalidad y motivo el cual te encuentras aquí. Y el de los cinco chicos o chicas más también.

-Te lo diré... mi verdadero nombre es Ha Sooyoung, tengo diecisiete años, estoy aquí hace tres años. Nacionalidad coreana. Sólo tengo a mis a mis padres como familia.- Luego de terminar de hablar, una sonrisa triste se plasmó en los labios de la pelinegra para luego suspirar.- Vivía en Busan, llegué a Seúl para buscar a mi tío puesto que mis padres no me podían seguir manteniendo y una mujer se acercó a mi cuando estaba en el aeropuerto diciendo que era la nueva esposa de mi tío y yo inocentemente creí en sus palabras. Desde entonces estoy aquí.

-Lo lamento mucho.- Susurró Jungeun tomando una de las manos de Sooyoung, haciendo sonreír a esta.

-También yo... por cierto, me sé el nombre de algunos de los que están aquí. La chica que parece perdida, se llama Wong Kahei, es china.- Susurró Sooyoung señalando a la chica de cabellos cobrizos.- La que esta ahí, esa de piel pálida se llama Son Hyejoo y la que está a su lado se llama Park Chaewon.- Nuevamente señalo a la más baja de dos muchachas que se encontraban durmiendo en la pequeña zona donde había césped.- Y esa que está allí se llama Im Yeojin. Tres coreanas y una china. ¿Son los cinco que necesitabas, verdad?.-

-Muchas gracias, Soo. Con esto es más que suficiente, ahora sólo debemos esperar. Aunque la mayor no entendió lo que Jungeun le quiso decir, le correspondió la sonrisa y una hora más tarde llevaron a cada uno a su habitación para seguir con el "trabajo".

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Una larga semana había pasado ya desde que Jinsoul conoció a Jungeun, desde esa semana la policía estuvo trabajando de día y de noche para hallar sus padres, había localizado a su hermano, pero los padres de la pequeña no había ni rastro del paradero.