Día 5: Juntos en el desastre (Lolitoplay en aprietos)

703 67 22
                                    

La imagen ha sido creada por @yanira721

La situación se había ido de las manos. Desde que Lolito había sido proclamado alcalde, las revueltas se habían sucedido una detrás de otra, instigadas por Luzu junto con tres personajes anónimos. Los cuatro se hacían llamar los Jinetes del Apocalipsis. Eso sumado a la Hermandad Oscura, que no iban a perder la oportunidad de causar el caos siempre que pudiesen, sobre todo teniendo en cuenta que ellos tampoco querían a Lolito de Alcalde, empeoraba las cosas hasta niveles insospechados.

El gabinete de Lolito estaba manejando la situación como podían, o eso aparentaban, ya que dos de ellos estaban tratando de sabotear al alcalde desde dentro, Alex como miembro de los Jinetes y Fargan como miembro de la Hermandad. Cabe decir que ninguno de los dos sabía que tenían el mismo objetivo. Lolito y Auron estaban solos, aunque no lo sabían todavía, ya que Mangel estaba desaparecido.

Ese día había una reunión para tratar de controlar de una vez por todas la situación, pero ni el búho ni el comisario aparecieron. Se quedaron esperando durante horas, pero viendo que ninguno de sus compañeros aparecían, decidieron diseñar un plan entre los dos. El psicólogo era bueno creando estrategias, el pelirrojo lo sabía mejor que nadie, después de todo él fue la mente maestra que le entregó la alcaldía, así que no estaba preocupado porque las cosas saliesen mal, lo único que le preocupaba era que sus amigos, los únicos que le habían apoyado aparte de Auron, estuviesen en problemas, secuestrados por esa panda de locos que los amenazaban. Si tan solo supiera que esos dos estaban en una reunión con sus respectivos grupos para hacerle caer... (Para poder asistir a ambas reuniones, Rubius se inventó que estaba malo del estómago y que cada cierto tiempo debía ir al baño, cuando realmente iba a la otra reunión. Sorprendente, no le descubrieron. El único que sabía la verdad era Vegetta, que al escucharlo rodó los ojos por lo tontito que podía llegar a ser su novio)

Después de tener todos los cabos atados sobre lo que planeaban hacer, se quedaron un rato más en el ayuntamiento haciendo papeleo, Auron ayudando al alcalde. Se sentían inquietos, el ambiente que había no auguraba nada bueno para ellos, temían lo que podría ocurrir en un futuro cercano, aunque trataban de tranquilizarse diciéndose a sí mismos que todo iría bien, cosa que sabían perfectamente que era mentira, cualquier cosa podía torcerse en cualquier momento. Lo único que realmente les calmaba era saber que se tenían el uno al otro ahora y siempre, lo que les deparara el futuro lo afrontarían juntos, de eso no les cabía la menor duda.

Una vez anocheció decidieron que era hora de irse a casa. No se sentían seguros estando solos, no se fiaban de lo que le podría pasar al otro si se quedaba a solas, así que se iban turnando, una noche iban a la casa de Lolito y la siguiente iban a la casa de Auron. Se sentían igual de cómodos en las dos casas, se habían convertido en su hogar. Atravesaron el pueblo rápidamente, mirando nerviosamente por el rabillo del ojo si alguien sospechoso se acercaba, por suerte, aquella noche llegaron a salvo a su destino. Mientras preparaban la cena, comían y demás, hablaban entre ellos, tratando de actuar como siempre, pero el cansancio, el nerviosismo y el miedo había hecho mella, se notaba por más que tratasen de fingir que no. En el único momento en el que permitían que sus inseguridades salieran a la luz era cuando estaban tumbados a oscuras en la cama abrazados, sujetando al otro como si fuese un salvavidas en medio del océano.

Al día siguiente, sacando fuerzas de flaqueza, volvieron al ayuntamiento a seguir trabajando, Auron acompañando a Lolito más para que no le pasase nada en su ausencia que por otra cosa. Estaban avanzando con el papeleo cuando un guardia entró a toda prisa al despacho gritando que habían tomado el pueblo, a lo que Lolito se puso de pie de inmediato, pero antes de que el guardia pudiese terminar de dar la información, una flecha se clavó en su cabeza, cayendo muerto en el acto. El autor del crimen entró lentamente a caballo y con el arco en la mano, seguido de tres enmascarados mientras que afuera se comenzaban a escuchar explosiones por doquier. Parece que los Jinetes y la Hermandad habían coincidido en sus planes. Luzu, porque por supuesto que era Luzu, se bajó del caballo y se acercó a la mesa tras la cual se encontraban los dos hombres, ambos de pie, tensos ante lo que estaba a punto de ocurrir.

Lolitoplay WeekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora