Lolitoplay Week

Día 3: Primer Beso

La imagen ha sido creada por @drinccmilcc (twitter).

Auron estaba preocupado, desde que Lolito y él habían empezado a salir el pelirrojo estaba distante, no a la hora de hacer maldades y/o ilegalidades, ahí se comportaba como siempre, sin embargo, cuando se encontraban en momentos íntimos de pareja, cualquier cosa que fuese más allá de cogerse las manos hacía que se alejase inmediatamente, incluyendo abrazos. Luego trataba de hacer como si nada, pero para el psicólogo era fácil ver el nerviosismo y el miedo aún latentes en su persona. Al principio pensó que podía ser debido a los traumas de su infancia, pero rápidamente lo descartó, sabía de buena mano que había tenido relaciones con Mangel cuando aún ellos eran pareja, además de que Lolito había abrazado en público varias veces al de gafas sin ningún reparo, así que esa no podía ser la razón.

Estuvo pensando en ello durante varios días, mientras minaba, ordenaba cofres, recogía madera, compraba... No podía sacárselo de la cabeza. Sabía que tenía que hablar con el pelirrojo, pero no podía ser demasiado directo, ya que entonces el otro simplemente negaría todo. Lo ideal sería poder llevarlo a una consulta, porque ahí sentiría que puede hablar con total libertad sin ninguna consecuencia, pero dudaba que fuese a aceptar después de haberse reformado más o menos.

Auron se levantó de la cama, revolviéndose el pelo mientras paseaba por su habitación, ni siquiera podía dormir de la preocupación. Jamás creyó que alguien llegaría a importarle tanto como para quitarle el sueño, ni sus peores atrocidades habían logrado aquello. Lo peor era que sabía que aquello podría resultar fatal para su relación, y ahora mismo lo único que no quería era separarse de su Lolo. Tenía que encontrar una solución rápido antes de que todo se viniese abajo.

Habían quedado ese día para ir juntos a la mina, necesitaban materiales, sobretodo arcilla, para el decocraft. Ambos minaban en silencio, sin saber muy bien qué decir, querían salvar la distancia, emocionalmente hablando, que había entre ellos, pero el miedo a abrir la boca y empeorar las cosas era grande. Al final, pasó el día sin que ninguno de los dos dijese nada.

-Bueno, pues... Ya nos veremos -Se giró, dándole la espalda para irse a su casa

-Auron... -Se volvió a mirarlo, Lolito le miraba con ojos tristes, se podía ver a su corazón romperse a través de sus ojos. Eso le partió el corazón, quiso ir a abrazarlo, pero ya sabía cómo reaccionaría el otro- Yo...

-No te preocupes, Lolo, está bien -Dijo suavemente. El pelirrojo sacudió la cabeza.

-No, no está bien, yo... Te amo, te amo, te amo, te amo, te amo muchísimo, no quiero que me dejes -Se le quebró la voz al decir esto último

-Pero ¿Cómo te voy a dejar? Si yo también te amo, Lolo -Habló cariñosamente- Sin embargo, no puedo fingir que no he notado como me rehuyes cada vez que intento darte cariño, y eso me preocupa a la vez que me duele. Me gustaría que me pudieses contar qué te pasa -Le miró con tristeza al decir eso. El ojiverde titubeó un poco antes de volver a negar con la cabeza.

-N-No puedo -Se abrazó a sí mismo

-¿Y si vamos a la consulta? -Propuso suavizando el tono- Ahí seremos solo psicólogo y paciente, y lo que se dice en la consulta, se queda en la consulta -Eso último dependía mucho de lo que Lolito le dijese, pero eso se lo guardó para sí.

-Vale... Está bien, vamos

Una vez en la consulta ambos tomaron asiento, Auron con su traje de psicólogo y su libreta.

-Bien, veamos ¿Qué le trae aquí, Lolito?

-Pues verá, señor Auron yo... Tengo un problema, pero no sé cómo explicarlo sin ahuyentar a mi pareja

-Y ese problema tiene que ver con el contacto físico en un contexto romántico si no me equivoco

-Así es, señor Auron

-¿Puede explicar un poco el por qué?

-Usted sabe que yo tuve una relación con Mangel ¿verdad?

-Sí, soy conocedor de ello, continúe por favor

-También sabe que él me dejó porque ya no quería estar alaísimo de mí, decía que yo era muy agobiante, se quejaba de que siempre quería estar con él... -A medida que hablaba se iba calentando de tal manera que no podía parar de hablar. Y Auron pensaba aprovechar eso

-Sí, lo sé

-Eso es lo que me pasa, sé que si abrazo o beso a mi pareja ya no querré separarme de él, querré estar alaísimo suyo siempre, y temo que sea demasiado para él, que se canse de mí y me deje como hizo Mangel -Se quebró y empezó a llorar- Yo solo quiero que esté a mi lado

Al escuchar aquello, Auron se levantó abandonando por completo su papel como psicólogo para ir a abrazar a su pareja, que esta vez se dejó hacer. Necesitaba el contacto físico para sentir el amor de una persona, por eso el mantenerse alejado del pelinegro había sido muy complicado, solo el miedo a perderle había sido capaz de mantener a raya sus necesidades.

-Lolo, escúchame, a mí puedes abrazarme y sobarme todo lo que quieras, quizá de vez en cuando te suelte un "Quita, puerco", pero ya me conoces, sabes que no lo digo en serio, o que no me refiero a que no me vuelvas a abrazar, besar, o lo que sea. A mí no me vas a espantar con facilidad, cerdo -Bromeó tratando de animar al otro.

-¿Estás seguro, Auron?

-Por supuesto que estoy seguro. Venga, ven, bajemos a mi búnker para cenar algo, que hoy te quedas a dormir aquí, que ya es tarde y la noche en Karmaland alberga horrores

Ambos cenaron entre risas, había vuelto la química entre ellos, lo único diferente eran las miradas tímidas que de vez en cuando le lanzaba Lolito a Auron, como si quisiese algo pero sin atreverse a pedirlo. Una vez terminaron de cenar, ambos se tumbaron en la misma cama, estuvieron así un rato, hablando de temas al azar, hasta que el pelinegro no pudo ignorar más las miradas del pelirrojo.

-Lolo, si quieres algo tienes que pedirlo -Dijo burlón, ya sabía lo que su novio quería.

-Bésame, Auron -En un arrebato de valentía, lo dijo. Estuvo a punto de arrepentirse, pero los labios de su pareja contra los suyos lo hicieron imposible

Fue un beso dulce, lento, de esos que te hacen sentir el amor puro que siente la otra persona por ti por todo el cuerpo, como si te arropase. Fue el primer beso perfecto, al que le siguieron otros más, que poco a poco iban cambiando el tono a uno más apasionado. Y así pasaron la noche, entre los brazos del otro mientras se besaban hasta que les venció el sueño.