Día 1: Amor a primera maldad

1.2K 118 38
                                    

La imagen pertenece a @DibujoHenar (twitter). Por si no os acordáis, recomiendo que veáis el capítulo 15 de Auron de Karmaland.

Lolito estaba maravillado, a pesar de haber llegado hace poco, Auron se había atrevido a secuestrar a su caballo y chantajearle para que le pusiesen minas a Fargan juntos. A él, al psicópata del pueblo nada más y nada menos. No sólo eso, si no que había tratado de que se acercase a una mina para que le explotase. El pelinegro no tenía escrúpulos ni miedo a nada, al parecer, y eso le llamaba mucho la atención. Sin embargo, lo que le hizo caer, que se enamorase sin remedio, fue su risa, como se reía cuando las minas explotaban.

Aquel día al levantarse se encontró con que su caballo había desaparecido. Eso le enfureció, estaba decidido a explotarle la vida misma al que se hubiese atrevido a robarle al caballo, hasta que miró los mensajes que tenía en su comunicador. Auron le preguntaba que si tenía minas, y al decirle que sí, enseguida le propuso que si le ayudaba a ponerle minas a Fargan, le devolvería al caballo. Si hubiese sido cualquier otra persona, se habría negado para después desatar su furia de psicópata sobre dicha persona, pero es que cualquier otra persona no se habría atrevido a decirle que tenía a su caballo secuestrado como si estuviese hablando del tiempo que hacía, mucho menos a chantajearle de aquella manera para hacer maldades juntos. Eso le dio curiosidad, apaciguando casi al instante toda su ira homicida. Aceptó, más por curiosidad que por otra cosa, además, entre su caballo y Fargan, prefería a su caballo, la verdad.

Por el camino hacia la casa de Auron, reflexionó sobre éste. Debía de creerse muy valiente o importarle muy poco la vida como para hacer algo así. No se lo podía quitar de la cabeza.

Al llegar a la casa, el dueño le enseñó a su caballo para demostrar que no había corrido la misma suerte que el de Fargan, así que ambos se pusieron manos a la obra. El primero en poner una mina fue Lolito, lo hizo en las escaleras que llevaban a los establos mientras el pelinegro miraba por encima del hombro como lo hacía. El pelirrojo no pudo evitar mirarle de reojo, le ponía un poco nervioso que estuviese tan cerca de él, pero no de mala manera, si no un nerviosismo agradable. Viendo su interés, le dijo que le daría unas cuantas minas para que él también pusiera alguna, lo que hizo que su cara se iluminase, al parecer le gustaba el caos. Y eso le gustaba a Lolito.

Pusieron una donde estaban los animales, otra Auron la puso en el huerto de cactus, y con todo su desparpajo, le propuso al pelirrojo que probase a ver si de verdad era una mina. No sabía si es que el pelinegro no estaba al tanto de con quién estaba tratando, o si directamente le daba igual, pero no podía enfadarse con él, le divertía e intrigaba demasiado, por lo que sólo podía seguirle el juego. Puso una mina allaísimo de la suya. No pudo evitar pensar que no le importaría que el pelinegro y él fuesen iguales.

El del pendiente iba a poner otra en la entrada de la mina, pero la pisó sin querer y ambos murieron, lo que hizo que Lolito estuviese a punto de enfadarse, morir y revivir gracias a los dioses no era precisamente indoloro, hasta que escuchó reír a Auron. Le dejó descolocado. No lo entendía, así que él también empezó a reír. Ese chico era extraño, por lo que acababa de pasar, podía deducir que no es que se creyese invencible, si no que mientras pudiese crear el caos él era feliz, le daba igual si moría quinientas veces por el camino. Empezó a sentir un cosquilleo al escuchar esa risa, al ver al otro reír feliz mientras ponían más minas por toda la parcela. Se sintió orgulloso cuando al pisar sin querer la mina de la entrada de la casa, la cual explotó, le dijo que era inmortal, ya que no le hizo ningún daño.

Por otro lado, Auron sentía admiración por Lolito, se notaba que era una mente maestra en cuanto a maldades se refería, y verle poner una mina fue de lo más excitante que había visto en su vida. Se lo estaba pasando muy bien con él, empezaba a mirarle con otros ojos. Lo mejor fue cuando una tortuga pisó la mina que estaba en el establo, no por la explosión de la mina, si no por ver al pelirrojo matar a los animales que se escapaban. No pudo evitar sonreír al tiempo que una calidez extraña se extendía por su pecho. No entendía lo que le pasaba, pero si sabía que quería pasar más tiempo con ese extraño pelirrojo que sabía como divertirse en condiciones.

Decidieron separarse para que no les descubriesen en la escena del crimen con gran pesar, ambos querían pasar más tiempo con el otro, descubrir que eran esas sensaciones que habían empezado a sentir cuando estaban juntos. Se despidieron una vez que Lolito recuperó su caballo, sin embargo sus miradas se cruzaron, anhelando un poco más de compañía y algo más que todavía no habían conseguido descifrar.

Pasaron las horas, cada uno ensimismado pensando en el otro, habían aceptado tristemente que pasaría un tiempo antes de que se volviesen a ver, por lo que la llamada de Fargan instándoles a ambos que fuesen a su casa para ver el atentado fue una más que grata sorpresa.

Se volvieron a reunir ahí, el búho un intruso sin siquiera saberlo. Bastó una mirada para acordar una alianza, no se delatarían. Lolito se maravilló de nuevo cuando Auron explotó varias minas que él mismo había puesto, todo en nombre del caos, el pelinegro admiró la entereza del pelirrojo al tirar las grabaciones de las cámaras de Fargan, en las que salían ellos poniendo las minas, a la lava para encubrirlos. Gracias a eso, salieron impunes.

Una vez se quedaron a solas, se estudiaron mutuamente, tratando de que el otro no se diese cuenta, sin embargo, cuando finalmente cayeron en lo que pasaba fue cuando se dieron la mano y se miraron a los ojos al despedirse, cafés contra verdes, sin embargo, hasta que cada uno se fue por su lado no quisieron admitirlo, no querían que el otro lo descubriese todavía.

"Ah" pensaron al unísono "estoy enamorado"

Lolitoplay WeekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora