☁️Capitulo 11

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Rojo. Ese era el color de la luz que me obligaba a detenerme y no cruzar.

Si, llego tarde para encontrarme en la cafetería con Jungkook. Bueno, en realidad, solo voy veinte minutos tarde, aunque, ¡lo podría tomar como una venganza! después de todo, yo fui dejado plantado en primer lugar.

—Maldición— Expresé con frustración al ver que la luz del semáforo no cambiaba.

Envié un mensaje a Kookie, avisándole que estoy a una cuadra, y que perdone mi impuntualidad. Al ver que el semáforo sigue sin cambiar, decido observar el cielo, y descubrir que está nublado.

—Genial, primero llego tarde y luego lloverá.

Cuando centro mi atención nuevamente en la señal de tránsito, observo que el nuevo color de luz me permite el paso. Cruzo rápidamente para correr hacia el punto de encuentro y así poder finalmente ver a Jungkook, porque, no mentiré, lo extraño muchísimo.

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Al empujar la puerta que me da la bienvenida a la cafetería, una característica campana suena, avisando que un nuevo cliente entró al local. Repaso rápidamente el panorama y me detengo al chocar con unos ojos color chocolate.

Sonrió y me acerco. —¡Kook! Hola, perdón la demora.

—¡Hola, Hyung! No se preocupe, ahora estamos a mano— Soltó una pequeña carcajada, que me hizo reír.

La tarde se pasó rápido, demasiado para mi agrado. Comimos y hablamos sobre cosas irrelevantes, ya saben, calificaciones, chismes del instituto, además de hablar de los gustos personales de cada uno para conocernos mejor.

Tener en frente a Jungkook me hace darme cuenta de lo precioso que es mi menor, realmente, sus pequeños lunares en su tierno rostro, su cicatriz cerca de su pómulo, ni hablar de sus ojos, con ese brillo tan tierno y característico, haciéndolo lucir un niño curioso y adorable, además de sus labios. Los labios de Jungkook son extremadamente adorables, el labio inferior siendo más grueso, haciendo casi desaparecer su labio superior al hacer pucheros, y teniendo ese brillo y color rosa siempre, haciéndolos ver deseables.

Después de terminar de pagar, juntamos nuestras cosas y tomamos rumbo a algún parque cercano, porque ninguno se quería despedir. El camino fue silencioso, pero no incomodo, básicamente apreciando la presencia del otro, sin necesidad de emitir sonido alguno.

El cielo ya despejado, hacían del ambiente más tranquilo, solo algunas estrellas destacaban, consecuencia de la iluminación de la ciudad; casi no transitaban personas ni autos, disminuyendo la usual contaminación acústica, y lo único que se escuchaba al prestar atención, eran unos que otros grillos a lo lejos.
No hacía frío, la noche era cálida y con una suave brisa, típica escena perfecta con el chico que te gusta. Cliché, pero cierto.

—Tome, Hyung— Volteé la mirada y me encontré al pequeño, arrodillado con su mano estirada hacia mi, con una linda piedra posada allí. Me quedé observando por minutos, no se si al hermoso pedernal o a Jungkook.

Le agradecí confundido, pero sin tomar todavía el "regalo".

—Me pareció hermosa, al igual que usted, Hyung— Confesó, a la vez que una ola de calor se apoderaba de mi, y un color rojo intenso se aparecía en sus mejillas y se expandía hasta su cuello y parte de sus orejas.

—Tierno.

—Quiero que guarde esta piedra, no es como las demás que usted tiene. Esta es especial— Siguió comentando, aun sonrojado y con palabras torpes.

—¿Y por qué es especial, Jungkook?

—Porque se la di yo— Emitió con una sonrisa.

Solo pude sonreír, mentiría si digo que este chico no es el ser más dulce del mundo.

—Hyung, ¿Le gustaría ser mi novio?— Preguntó, a la vez que depositaba la delicada piedra en mi mano extendida, y la cerraba en un puño para presionarla junto a su pecho, dedicándome una mirada curiosa y avergonzada.

Bueno, no voy a mentir. No estaría siendo consciente si sigo de pie, o si estoy tirado en el suelo, o que.
Estaba apunto de dar saltitos cuando volví a la realidad y me di cuenta que sigue esperando mi respuesta observándome impaciente.

Avergonzado acepté.

—Me encantaría, Jungkook.

Y después de segundos mirándonos mutuamente con una intensidad incontrolable, no me resistí más y me atreví a juntar mis labios con los suyos, haciendo una leve presión, a la vez que su mano presionaba mi mejilla y mis brazos rodeaban su cintura.

Estoy besándolo.

Y el me está correspondiendo.

¡Nos estamos besando!

Creo que estoy soñando.

Stone Road  || k.t.h+j.j.k☁️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora