21 || Realidad.

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El chico de cabello azulino se despertó, sus ojos revolotearon en un instante. Sintió la presencia de cálidas lágrimas rodando por su rostro, y su agitada respiración. Estaba en pánico; no sabía por qué hasta que le vinieron a la mente algunos fragmentos de su sueño. Recordó los eventos importantes que sucedieron, y comprendió la razón detrás de sus lágrimas que, inconscientemente, derramó al dormir. 

Al recordar todos los detalles necesarios sobre su sueño, también recordó encontrarse con un hombre alto con suaves mechones azabaches que combinaban perfectamente con su pálida piel, esos orbes penetrantes de color ligeramente bermellón que se adaptaban bien a su personalidad. Recordó haber sido tocado delicadamente por el hombre. Recordaba casi todo sobre él, incluida su triste desaparición.

Ciel sintió una repentina explosión de emociones coloridas pero desalentadoras al recordar su hermoso y raro nombre. Quería escuchar esas palabras saliendo de su boca, para convencerse de que el hombre con el que soñaba era alguien a quien podía amar perfectamente. Lamentablemente, no estaba seguro de si realmente existía en este mundo.

—Se... Sebastian... M-Michaelis.

Luego, extrañamente, sintió algo dentro de su sistema. Como si alguien gritara su nombre, tal como mencionó él el nombre del hombre. Seguramente ni había alguien abajo como su tía pelirroja o sirvientes. Era alguien lejano, pero puede sentir una conexión extraña, pero agradable, entre ellos.

Se sentó en su cama durante minutos, preguntándose cómo podría alejar los pensamientos y las emociones traídos por el sueño que tuvo y vivir una vida normal. Era frustrante para él, teniendo en cuenta que quería liberarse de las confusiones que le rodeaban, pero el sueño seguía molestándolo.

Entonces, finalmente, se decidió. Caminaría por el vecindario mientras escucha las canciones que ama, para despejar así su mente.

Ciel se levantó para arreglarse y se preparó para salir. Tomó su teléfono y auriculares antes de bajar por las escaleras, solo para encontrarse con su tía.

—¡Ciel! ¿A donde vas?— la mujer pelirroja le pregunta al niño al atraparle intentando salir de la mansión sin que nadie lo note.

—Solo voy a caminar afuera, tía An.

—Nunca te gustó caminar. ¿Has comido algo que cambió tu opinión sobre caminar al aire libre?— Angelica dice, riendo entre dientes.

—No, solo estoy de humor para eso—. Y con eso salió de la mansión, encontrándose con un bien clima que resultó en que muchas personas salieran a hacer lo que gustasen.

Comenzó a reproducir la música en su teléfono con los auriculares puestos, la melodía de la canción lo ayudó a calmarse un poco respecto al sueño que tuvo. Se alejó de la mansión y pasó por diferentes casas familiares que ve todos los días de la semana. Se alejó lo suficiente de su hogar como para encontrar tiendas de diferentes tipos.

Al ver una tienda llamada Queen Victoria's Tea and Cake Shop, recordó, repentinamente, el anime en el que (en su sueño) era parte. Black Butler, se llamaba según sus recuerdos. Eso lo puso un poco incómodo ya que le recordó, nuevamente, a ese hombre. Pero aunque sintió incomodidad, fue a la tienda a pedir un pastel.

Ciel se puso en la fila de personas que ordenaban sus preferencias, esperando pacientemente su turno. Cuando su turno llegó y dio su pedido, se sentó en una de las sillas desocupadas y esperó otros minutos su orden. Tomó su teléfono y lo usó para pasar el tiempo.

Después de minutos de ignorar lo que sucedía a su alrededor, sintió la presencia de una mirada puesta sobre él. Se preguntó “¿Es por mi parche en el ojo? ¿O alguien realmente está intrigado por mí?”  Separó la vista de su teléfono e inmediatamente su mirada se tomo con un hombre de ojos carmesí.

El hombre alto era familiar. No, Ciel lo conocía perfectamente. Sabía que se estaba enfrentando a Sebastian.

La tensión entre ellos aumentó cuando esos profundos ojos azules y esos mortales ojos rojos se miraron el uno al otro, como si estuvieran buscando a través de las almas de los portadores, encontrando sus secretos más profundos. Ambos quedaron atónitos ante la inesperada aparición del otro; ambos no sabían que su amante en ese extraño sueño realmente existía.

El hombre de cabello negro se levantó de su asiento y caminó hacia el chico, quien estaba en estado de shock por la existencia del hombre. Se sentó en el lado opuesto del chico, junto a una pequeña sonrisa en los labios.

—Ciel Phantomhive, ¿cierto?— Pregunta, descansando su mejilla en la palma de su mano.

Ciel asintió con la cabeza en modo de respuesta.

—Supongo que también soñaste con que nos enamoramos... Pero terminó trágicamente— dijo Sebastian, con una pequeña vacilación.

—Sí... Y creo que tú también, ¿no?

Sebastian le sonrió al niño y asintió. Entonces, una atmósfera de incomodidad comenzó a surgir. Fue oportuno que la camarera sirviera el pastel de chocolate Gateau del niño antes de que empeorara.

Ciel comenzó a comer el pastel en silencio, notando que el hombre frente a él lo estaba mirando atentamente. Estaba demasiado avergonzado como para decir algo, pero no le parecía espeluznante en absoluto.

—Te ves adorable, Ciel. Es como en el sueño— Sebastian comenzó, nuevamente, la conversación, una suave sonrisa se mantenía en sus labios. 

El chico alzó la mirada y vio la impresionantemente tierna expresión del azabache. Sus pensamientos se encontraban en un desorden tal que no lograba decir una oración adecuada.

—Yo... Uhm... Sí, claro. Gracias, supongo— sonrió tímidamente, lo cual fue una vista de lo más adorable para Sebastian. Él ríe, ocasionando un sonrojo en el chico frente a él.

—No hay necesidad de ser tímido. Creo que ya  nos conocemos por el sueño. Nosotros... Podríamos comenzar una nueva relación... Una distinta a la creada por nuestras mentes— Sebastian dice, aunque, muy en el fondo, deseaba decir lo contrario.

Él, en las cavernas más profundas de su corazón, todavía albergaba las mismas emociones hacia el niño, incluso si pensaba que solamente existían en su sueño. Pero sabía que la situación era impactante, especialmente para un niño que posee un corazón frágil como Ciel.  No quería presionarlo para que le amara. Tal vez, ahora tenía miedo de que lo sucedido en el sueño pase ahora, en la realidad.

—Claro... Podemos ser amigos normales, ¿verdad?— Pregunta Ciel, deseando que el hombre diga un sí.

—Me encantaría. 

Pero a Sebastian, lo que realmente le encantaría, es que se conviertan en los amantes que querían ser en ese hermoso pero cruel sueño.

Those Actors, In Love || SebaCiel AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora