Capítulo 11: Plan de acción (Dante)

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Unas horas más tarde. Me estoy cansando de esperar, digo por Dios llevo HORAS sentado, ME DUELE EL CULO. Santino finalmente llega a casa, este trae encima dos bolsas grandes, él las suelta y éstas caen al suelo.

-Dime por favor que no gastaste todo el dinero en armas-(yo)

-¡Claro que no! La comida y bebidas están en el coche, tampoco soy una mula-(Santi)

Santino abre una de las bolsas y de esta saca un bastón, Santi se acerca y me apunta con el bastón.

-Toma anciano-(Santi)

-Soy menor que tú, animal-(digo yo mientras tomo el bastón)

Santino solo se ríe, de inmediato que tomo el bastón yo me trato de levantar, ¡Jesús! pensé que era sencillo usar un bastón, malditas piernas me tiemblan como si quisiera ir al baño, en fin hay que adaptarse, empiezo a dar pequeños pasos como si fuera de verdad un anciano, me acerco a la bolsa que está abierta, en esta solo hay armas y municiones.

-¿De dónde sacaste tantas armas?-(yo)

-¿Recuerdas a Spike?-(Santi)

-¿El que mató la mafia? Un segundo ¡¿Él sigue vivo?!-(yo)

-Sí. Resulta que ese miserable logró escapar de la mafia, pero gracias a Dios él fue tan estúpido que se quedó aquí en Roma. Lo encontré de casualidad hace un año y lo dejé tranquilo hasta el día de hoy-(Santi)

-Genial, pero aun así aquí hay muchas armas, y aunque ese colchón tenía dinero este no daba para tanto-(yo)

-Tu tranquilo hombre, Spike fue muy colaborador después de que le dije que traería a sus viejos amigos de la mafia para "hablar con él" incluso hasta me regalo algunas armas extras-(Santi)

No sé si sentirme orgulloso de Santi o preocuparme por el hecho de que lo corrompí más de lo que había pensado, mientras más lo pienso me doy cuenta que esa bruja de madre que estos dos tienen tenía toda la razón acerca de que era una mala influencia, pero ya es muy tarde para arrepentirse.

Santi se agacha y me pasa una pistola, la tomo y empiezo a revisarla.

-Oh pero miren quien despertó-(Señora Leone)

Vaya la señora Leone ha entrado por la puerta, ella no está muy alegre que digamos de verme, no me impresiona, ella empieza a acercarse a nosotros.

-¿Qué están haciendo?-(Dice la señora mientras me quita el arma)

Ella tira el arma al suelo.

-Necesitamos eso-(digo yo molesto)

-Sabes muy bien las reglas en esta casa, no quiero armas aquí ¿te recuerdo lo que pasó a tus 16?-(dice la señora mientras me toca el pecho una y otra vez con su dedo)

-No creo que sea necesario aún tengo la cicatriz de ese día, pero mamá deja que te expliquemos porque las tenemos-(Santi)

La señora mira fijamente las bolsas que trajo Santino, esto no me gusta, ella camina hacia las bolsas, se agacha y las abre.

-Más vale que por una vez en sus vidas tengan una buena excusa-(Señora Leone)

-¿¡Excusas!?-(digo mientras me acerco a la señora Leone)

Toso bruscamente y me limpio la sangre justo enfrente de la señora. Ella me mira algo asqueada o preocupada, no sé, solo sé que me arde la garganta.

-Lo que voy a decir es un hecho. Las ciudades ya no van a ser seguras y nuestra ciudad en la que vivimos nunca ha sido muy segura que digamos, no podemos estar indefensos-(yo)

Para el más aptoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora