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«Sin la botellita»

—So, ya me quiero ir —me dijo Lu a eso de las cuatro de la mañana.

Yo no quería, quería quedarme hasta el final, hasta que su casa estuviera vacía para poder quedarme sola con él.

—Pero es re temprano, Lu —protesté.

Era cierto que ambas estábamos cansadas. Nos habíamos pasado la noche bailando y rechazando a los boludos que se acercaban a querer bailar con nosotras. Teníamos que usar la excusa de que estábamos de novias para que nos dejaran en paz. Lucas nunca se acercó.

—Tu mamá me pidió que te lleve a tu casa temprano. ¿A qué hora te querés ir? No vamos a dormir nada.

—Si querés, andá vos. Yo me quedo.

Ella se mordió el labio, enojada.

—¿Y en qué te vas a ir, boluda?

En ese momento, escuchamos unos gritos a nuestro costado. Volteamos y vimos a Lucas que se acercaba a nosotras sosteniendo dos botellas de cerveza mientras bailaba.

—¿Cómo la están pasando? —nos preguntó pasándonos una botella a cada una.

Luana levantó el pulgar, y yo me acerqué a él para hablarle al oído.

—Lu ya se quiere ir.

Él la miró incrédulo.

—No jodas —le dijo riéndose.

—Dale, Sofi —me habló mi amiga sin hacerle caso a Lucas—. Vamos, que no sé si voy a poder manejar después.

—¿Vos no te querés ir? —me preguntó Lucas y yo negué con la cabeza. Él pasó su brazo por mi hombro, atrayéndome hacia su cuerpo— Dejala que se quede, yo la llevo después.

No podía creer lo que estaba pasando. No me lo esperaba. Miré suplicante a Luana, pero tratando de disimular para que Lucas no viera mi desesperación. Ella bufó y dejó caer sus hombros.

—Tu mamá nos va a matar si se entera. Mandame mensajes si necesitás algo, ¿ok?

Asentí con la cabeza varias veces sonriendo, y le di un beso de despedida.

—Venite, Sofi. Bailá con nosotros —dijo Lucas mientras me tomaba la mano para comenzar a caminar conmigo hacia su grupo de amigos del club. No me soltó la mano al llegar junto a ellos. Me hizo dar una vuelta y la llevó a su nuca, haciendo que lo abrace. Tomó mi cintura y comenzó a bailar solo conmigo, y yo me sentía en las nubes. Durante años había soñado con este momento, y ahora lo estaba viviendo, y era mucho, muchísimo mejor que mis sueños—. Me dijeron que tenés novio —dijo contra mi oído, sacándome de mis pensamientos.

Lo miré frunciendo el ceño.

—¿Quién te dijo?

—Un amigo que te quiso sacar a bailar.

Comencé a reírme y negué con la cabeza.

—Es el verso que uso siempre para que no jodan.

Él lo entendió, asintió y volvió a abrazarme y moverse al ritmo de la música.

Después de unas horas, su casa ya comenzaba a vaciarse. La mayoría de la gente ya se había ido, y solo quedaban algunos diseminados en el frente, sobre la vereda. El sol ya comenzaba a salir, y aproveché que cortaron la música para escribirle a Luana diciendo que estaba todo bien.

Adentro de la casa solo quedábamos Lucas, Montiel y yo, y un desastre descomunal.

—¿Te llevo, Sofi? —me ofreció mi amigo.

—Te puedo ayudar a limpiar si querés —me apuré a decir.

Ayudar a limpiar. Sí, sabía que me arrepentiría de esa oferta, pero era la única forma de quedarme con él un rato más, al menos hasta que Gonzalo se fuera a su casa, algo que esperaba que sucediera pronto.

—¿Segura? —me preguntó incrédulo.

—Sí, obvio —confirmé y comencé a caminar hacia su jardín trasero para juntar las latas de cerveza que habían dejado desparramadas por el suelo.

Él me siguió, atento a todos mis movimientos.

—Bueno, igual tranqui, que esto lo vamos a ir limpiando de a poco. Tengo dos días hasta que vuelvan mis papás.

Me encogí de hombros y comencé a pisar las latas para achatarlas.

Gonzalo se acercó unos minutos después. Lucas se había ido a lavar las copas y los vasos, y juntar los vidrios de las botellas rotas. Montiel agarró un montón de latas y se puso al lado mío a pisarlas.

—Te gusta, ¿no? —preguntó.

—¿Pisar latas? Sí, es divertido —respondí haciéndome la boluda.

—Ah, sí. Pisar latas le dicen a Lucas ahora —me dijo riéndose.

Tuve que detenerme y mirarlo fijo, seria. No quería que hablara tan fuerte.

—¿Se nota mucho? —cuestioné por lo bajo.

Gonza se encogió de hombros.

—Yo lo noté, y mirá que no soy nada detallista.

Sus palabras me hicieron bufar, y me froté la cara con las manos.

—No se lo digas, porfi.

—Tranqui —dijo haciendo un gesto como restándole importancia—. No le voy a decir nada.

Tardamos un poco más en juntar todas las latas, y cuando ya estábamos terminando, Lucas salió al jardín con las llaves del auto.

—Sofi, te llevo a tu casa, ¿sí? Me estoy cagando de sueño.

Asentí y comencé a caminar hacia el interior de la casa.

—Cache, ya vuelvo, vos cerrá la puerta de atrás con llave cuando entres —le dijo Lucas a Gonzalo, que al parecer se quedaría a dormir en su casa.

Solo noté lo cansada que estaba cuando me senté junto a él en su auto. Los pies me dolían como si hubiera corrido una maratón, y al mirarme al espejo, noté que tenía el delineador bastante corrido.

—¿Por qué no me avisás que tengo esta cara de muerta? —dije sacándome los restos de delineador corrido con el dedo.

Él se rió.

—Estás linda, boba.

No me dijo nada más hasta que llegamos a casa. Estacionó un poco lejos de mi puerta de entrada para que mi mamá no distinguiera quién me había llevado.

—¿La pasaste bien? —me preguntó cuando apagó el motor.

—Súper bien —respondí—. Me divertí mucho.

—Bueno, esa era la idea. ¿Te veo mañana, no?

Su pregunta me tomó por sorpresa. ¿Acaso me estaba invitando a una cita y yo no me estaba dando cuenta?

—En el club —agregó luego de unos segundos de silencio en los que no pude responder.

—¡Ah! —reaccioné— Sí, creo que voy a ir.

—Buenísimo.

Cuando amagué a bajarme, él me detuvo.

—Esperá, Sofi —dijo de repente, y cuando volteé para verlo, sentí su mano en mi nuca y sus labios moverse contra los míos. Lucas Martínez Quarta me estaba besando, y yo no entendía por qué. Al instante cerré los ojos, disfrutándolo, sintiendo al máximo su boca, la calidez y humedad de sus labios, y la suavidad de su mano sosteniendo mi nuca.

Cuando nos separamos (en contra de mi voluntad), me miró sonriendo y dijo:

—Esta vez, sin la botellita.

~ Idas y vueltas - Lucas Martínez QuartaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora