UNA CUARENTENA

Día 11

Estamos en ese punto dónde no sabemos qué pasará porque todo lo que observamos y escuchamos lo relacionamos con él, se nos desvanece el mundo de tan solo pensar que será más fuerte que nosotros pero seguimos ahí, desde nuestra curva haciendo lo qué mejor sabemos hacer.

Algunos disfrutan de los días, otros buscan la cura contra él, muchos se exponen a él, mientras que habemos otros qué buscamos la forma de entretener al mundo entero con frases, letras, imágenes, música, escritos y pare de contar.

Porque si de algo estamos seguros es que queremos tener todas las respuestas al por qué él, pero también queremos tener las herramientas para distraernos porque nos agobia, tanto que buscamos alternativas para dejar de pensarlo. Sin duda, se adueñó de nuestras mentes y qué manera de hacerlo.

Él no eligió día, no definió quién, no dijo dónde, no indicó cuál sería su inicio y mucho menos dijo cuándo iba atacar; es como esos amores que llegan de repente a movernos el piso, tanto que nos estremecemos de un lugar a otro y solo depende de nosotros encontrar el equilibrio y andar sobre esa ola de emociones que nos lleva de aquí para allá y de allá para acá.

Es de esos que no nos enamora pero que nos deja una lección, será ese que recordemos en el futuro porque nos hizo entender el sentido de palabra valor, lo haremos parte de nuestra historia porque es una página imborrable y hablaremos de él porque será imposible olvidarlo.

Imposible olvidar lo que nos hizo sentir, las veces que nos puso a pensar, los momentos que pasamos durante su estadía, la pausa que le dio a nuestras vidas y al mundo entero, los nervios que generaba en nosotros, las dudas que nos causó durante unos cuantos días, los altos y bajos que tuvimos mientras nos decían cómo podía atacarnos y por si fuera poco las veces que quisimos escapar de él y no pudimos, porque la única diferencia que él tenía con el amor verdadero es que nos contagiaba en cosa de segundos sin ni siquiera conocernos.